Tercera universidad

Por: Oscar Salamanca

Profesor Asociado UTP

 

El presente semestre académico de la Universidad ha sido cancelado como una salida al conflicto interno producto de manifestaciones estudiantiles a las cuales se le han sumado reclamos de profesores y apoyos a la gestión del rector desde varios estamentos.

 

Mientras tanto los profesores nos encontramos tratando de interpretar de la mejor forma los acuerdos emitidos por la Administración para responder a tantas dudas estudiantiles que, en la mayoría de casos, corresponden a situaciones formales que competen a los órganos de dirección. 

 

Ante el desconcierto generalizado da entre pena y desconcierto ver dos realidades en el mismo escenario, por un lado dos supuestos estudiantes con actitudes agresivas “saloneando” lo que queda de los salones de la Facultad de Humanidades y Artes para “barriquear” sus accesos; por otro lado y al mismo tiempo un profesor con cara angustiada trataba de mantener la atención en la clase de un grupo de estudiantes sentados en la escalinata, debajo de la no obra de arte público del maestro Omar Rayo: Ambas universidades funcionando al tiempo abstrayéndose una respecto de la otra.

 

En ese momento me imaginé una tercera universidad triunfante, una educación dentro de la democracia, sin directivos, ni operarios donde cada uno de nosotros con conciencia realizara su trabajo y luego intercambiáramos roles. Es decir, el profesor no sólo impartiera las clases sino que además se ocupara de realizar labores de mantenimiento, y también los estudiantes al finalizar sus jornadas académicas cogieran azadones y herramientas para ocuparse de trabajos físicos concretos.

 

El proyecto de la tercera Universidad en realidad me la imaginé como un propuesta de creación cultural basada en el concepto de participación y la comprensión más acertada de lo que se ha manoseado como interdisciplinariedad.

 

El modelo a seguir sin lugar a dudas lo encontraríamos en las experiencias del Black Mountain College, el cual funcionó en California del Norte en los Estados Unidos. En dicha institución una suerte de fenómenos del siglo entre los cuales destacaron el pintor Robert Rauschenberg, el músico John Cage y el coreógrafo y bailarín Merce Cunningham, entre otros, se reunieron para construir colaborativamente una propuesta de formación.

 

El experimento nuestro consistiría en proponer con algunas modificaciones  lo hecho en el Black M. que las ocupaciones intelectuales de la academia y las responsabilidades prácticas son iguales en importancia para el desarrollo de la inteligencia, ya que el aprender y la vida se encuentran intimamente relacionados.

 

De la presente forma no existirían las diferencias tan fehacientes que encontramos en nuestra Universidad entre funcionarios y académicos, sino un proyecto ecológico de universidad.  En él nadie ostentaría trabajos particulares debido a que todos nosotros trabajaremos estudiantes y profesores en El Galpón, las labores de gestión académico-administrativas y las rutinas de mantenimiento, entre otras labores.

 

Las clases sin que sean proyectos de operación comercial, cursos para graduar gente o jornadas especiales, se llevarían a cabo en las noches, pues durante el día las dedicaríamos a realizar los trabajos del campus. Los deportes como estructuras organizadas quedarían suspendidos debido a que no debe haber una distición tan evidente entre juego y trabajo.

 

Hoy escuchando a Reyes Mate, el intelectual me dio la razón sin proponérselo: su discurso se centró sobre la técnica y la educación, una relación interdependiente donde la creación y no la innovación funciona como una aspiración y búsqueda constante, porque de lo que se trata es alejarnos de la moda, ya que ella por su mismo carácter temporal y sometimiento a tecnologías vacías pierde sentido incluso estético.

 

Las obras de arte inscritas en la participación y la colaboración no pertenecen a moda alguna y cada una de ellas responden en la actualidad con toda seguridad a la intuición fuerte del arte propositivo ante una realidad que debe ser problematizada. El paro y la consecuente cancelación de semestre se han convertido en  fenómenos contundentes como lo dijo Luís Quijano de perdida. Él ve la muerte de la Universidad en lo público, yo veo posibilidad de respuesta creativa de modelos diferentes y desconocidos como Universidad en la democracia, asi algunos profesores crean que el ideal de democracia no existe más en la UTP.