Una historia de conexión, sensibilidad y accesibilidad en el Jardín Botánico de la UTP
Leidy García, estudiante del programa de Administración Ambiental de la Universidad Tecnológica de Pereira, transforma su paso por el campus en un acto cotidiano de inclusión. Como monitora del Jardín Botánico de la UTP, su labor no se limita al cuidado de árboles, plantas y aves; también cultiva puentes entre lenguajes y sentidos, convirtiéndose en una facilitadora del acceso al conocimiento para la comunidad sorda.



Desde temprana edad, Leidy aprendió Lengua de Señas Colombiana (LSC), motivada por su compromiso con el voluntariado y el trabajo comunitario. Hoy, su historia demuestra cómo el lenguaje puede convertirse en una herramienta de transformación social cuando se hace accesible para todos.
Un puente entre mundos
Uno de sus mayores retos ha sido lograr un equilibrio entre la comunicación oral y visual, adaptando sus expresiones a las necesidades específicas de las personas sordas.
“Ellos son muy visuales. Hay que saber explicarles bien”, comenta, haciendo referencia a las múltiples estrategias que ha debido implementar para garantizar que la información fluya de manera clara y comprensible.
La estructura gramatical de la LSC también representa un desafío: el orden de los elementos cambia según el contexto, la región o la crianza de la persona sorda. Sin embargo, Leidy ha aprendido a navegar esas diferencias, describiendo primero el lugar, luego el tiempo y, por último, las personas, como regla general.
Una guía que comunica más que palabras
Leidy recuerda con emoción una visita guiada en el Jardín Botánico, donde una estudiante sorda se unió al recorrido sin esperar participar activamente.
“Solo iba a observar, pero al ver que yo hablaba su lenguaje, se sintió acompañada. Pudo entender, disfrutar y sentirse parte del grupo”, relata.
La experiencia trascendió la simple traducción: la joven sorda se integró plenamente gracias a la mediación de Leidy, que convirtió un acto cotidiano en un gesto de inclusión significativa.
En otra ocasión, mientras trabajaba en un almacén de calzado, atendió a una mujer sorda que llegó estresada y apurada. Al notar que Leidy conocía la LSC, su actitud cambió completamente:
“Se sintió feliz de encontrar a alguien que la entendiera. Me dijo que casi nunca era escuchada. Fue algo muy bonito”, recuerda con gratitud.
Aprender para conectar
En su labor diaria, Leidy adapta su forma de comunicar según la edad, los intereses y las experiencias de su audiencia, y reconoce que la lengua de señas varía entre regiones y familias, por lo que el aprendizaje es constante.
Con entusiasmo, invita a la comunidad universitaria a sumarse a estos procesos de formación:
“Es muy importante aprenderlo, porque podemos ser los conectores entre esta población y el mundo. Ellos son muy capaces y han desarrollado otros sentidos de una manera impresionante.”
Leidy se proyecta como una intérprete más especializada y celebra que la Universidad Tecnológica de Pereira ofrezca la posibilidad de aprender LSC:
“Que la universidad brinde esta opción es un acto de inclusión real”, afirma, animando a visitar la Sala de los Sentidos de la UTP y completar los cuatro niveles de formación disponibles en lengua de señas.
La historia de Leidy García no solo inspira, sino que también evidencia el compromiso de la Universidad Tecnológica de Pereira con la construcción de espacios accesibles, diversos y humanos. En su voz, en sus señas y en sus gestos, florece una universidad que escucha, aun en el más profundo de los silencios.