En la Universidad Tecnológica de Pereira, el aprendizaje va mucho más allá del aula. Entre laboratorios, electivas interdisciplinarias y espacios pensados para la experimentación, muchos estudiantes descubren pasiones que transforman sus trayectorias personales y profesionales. Ese es el caso de Valentín Campuzano Deaza, estudiante de último semestre de la Licenciatura en Comunicación e Informática Educativa, quien encontró en la electiva Café y Bebidas Tradicionales, ofrecida por el Laboratorio de Café de la Facultad de Ciencias Ambientales, un camino que hoy redefine su vida académica, cultural y profesional.






Cuando Valentín llegó por primera vez a la UTP, no imaginaba que su vida terminaría ligada al aroma del café. A punto de graduarse, afirma convencido:
“Toda mi vida gira alrededor del café”.
Su recorrido ha sido amplio y enriquecedor. Inició en la Licenciatura en Matemáticas y Física, luego ingresó a su actual programa, fue representante estudiantil ante el Consejo Académico y el Comité de Bienestar Universitario, y vivió un intercambio académico en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en México.
“Estuve en Morelia, Michoacán… Allí enseñé lo que había aprendido sobre café y terminé haciendo amistad con una casa tostadora premiada en un festival en México. Gracias al café hice amigos y conexiones que jamás imaginé”, recuerda.
Del gusto a la vocación
Su acercamiento al mundo del café comenzó en pandemia, cuando cursó por primera vez la electiva. Aunque no logró completarla en ese momento, la curiosidad ya estaba sembrada. Al retomarla, descubrió no solo una pasión, sino un universo.
Con el acompañamiento de docentes como Juan Camilo, Frank, José Daniel y Yolanda Ríos, Valentín entendió el valor de esta asignatura abierta a estudiantes de todas las facultades:
“Lo más enriquecedor es que como estudiantes de la UTP podemos acercarnos al mundo del café, comprender el trabajo de los caficultores y aprender desde la siembra hasta la preparación”.
El Laboratorio de Café, equipado con máquinas de espresso, molinos y métodos de filtrado, se convirtió en un punto de encuentro entre sus intereses pedagógicos, tecnológicos y culturales:
“Aquí no solo aprendemos a preparar café; aprendemos a entender una cultura, una historia y una cadena de producción compleja y valiosa”.
Un proyecto de vida que brota como el café
Su dedicación ha dado frutos: fue premiado en la Semana del Turismo Sostenible por la mejor taza en un torneo interno de café, actualmente cursa estudios de catación con el SENA y el Comité de Cafeteros, y pronto iniciará formación en métodos de filtrado.
“Quiero emprender, formar personas, competir y seguir aprendiendo sobre el café de especialidad. Toda mi formación pedagógica la veo hoy con un enfoque cafetero”, señala.
Una invitación a vivir la experiencia
Antes de cerrar su paso por la universidad, Valentín deja una invitación para otros estudiantes:
“Esta asignatura no es exclusiva del programa de Turismo Sostenible. Yo, desde la Facultad de Educación, pude acceder. El laboratorio ofrece experiencias increíbles: no solo aprendemos a preparar bebidas, sino a entender por qué el café es símbolo de nuestro país”.
Con convicción y entusiasmo, transformó una electiva en una pasión, y su pasión en un proyecto de vida. El café, que antes era solo una bebida cotidiana, se ha convertido para él en lenguaje, herramienta pedagógica y universo por explorar. Desde las aulas hasta su hogar, desde Pereira hasta México, Valentín continúa aprendiendo y compartiendo su amor por el café.