En los pasillos de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad Tecnológica de Pereira aún resuenan la energía y el entusiasmo de Anderson Obando Otálvaro, un joven cuya pasión por el aprendizaje y la comunidad dejó una huella imborrable. A sus 31 años, no solo se destacó como egresado del programa de Administración Ambiental, sino como un ejemplo de dedicación, resiliencia y vocación de servicio.

Un estudiante que se convirtió en referente

Anderson inició su camino en la UTP en el programa de Ingeniería Eléctrica, pero su verdadera pasión lo llevó a la Administración Ambiental, donde encontró su propósito. Su paso por la universidad estuvo marcado por el liderazgo y la empatía, valores que lo convirtieron en un referente para sus compañeros y docentes.

«Era una persona extrovertida, comprometida y siempre dispuesta a ayudar. Su espíritu de colaboración lo definió», recuerda la docente Jeymmy Milena Walteros Rodríguez. Su compromiso con la comunidad académica lo llevó a desempeñarse como monitor estudiantil y, posteriormente, como colaborador en el Laboratorio de Procesos Biológicos, donde continuó contribuyendo al fortalecimiento del aprendizaje y la investigación en su facultad.

Vocación de servicio y resiliencia

Desde su etapa como estudiante, Anderson se destacó por su capacidad para fomentar el trabajo en equipo y su disposición para compartir conocimientos. Su generosidad y entrega lo llevaron a involucrarse activamente en los grupos de investigación, sin esperar más recompensa que la satisfacción de aportar al conocimiento y la conservación ambiental.

Sin embargo, su vida estuvo marcada por un desafío adicional: una enfermedad que enfrentó con valentía durante siete años. A pesar de las dificultades, nunca perdió su espíritu luchador ni su deseo de seguir aprendiendo y aportando a su comunidad. Gracias a la gestión de sus amigos, profesores y compañeros, logró acceder a una pensión por invalidez, lo que le permitió afrontar con mayor estabilidad los retos económicos y médicos derivados de su condición.

El vínculo de Anderson con la UTP no terminó con su partida. Su familia mantiene una relación cercana con la universidad, valorando el respaldo y el afecto que la comunidad académica le brindó en sus últimos años.

«Fue una persona que entregó mucho a la universidad y que, a su vez, recibió el apoyo de una comunidad que lo apreciaba profundamente», enfatiza la docente Walteros.

La Universidad Tecnológica de Pereira, a través de su Facultad de Ciencias Ambientales, reafirma su compromiso con la formación integral de sus estudiantes, promoviendo valores de solidaridad, vocación de servicio y compromiso con el conocimiento, tal como lo demostró Anderson en cada etapa de su vida académica y profesional. Su legado perdura en quienes compartieron con él y en la comunidad educativa que seguirá inspirándose en su historia.