El pasado 19 de agosto, mientras el profesor Tito Morales Pinzón, director del grupo de investigación Gestión Ambiental Territorial de la Facultad de Ciencias Ambientales de la UTP, realizaba una observación casual de la luna, captó lo que él mismo describe como «un fenómeno extraordinario y posiblemente único». El posible asteroide que cruzó frente a su telescopio ha despertado el interés de investigadores. 

Natalia Londoño
Natalia Londoño

A lo largo de 25 años de carrera en la UTP, el profesor Morales ha demostrado una pasión inquebrantable por la docencia y la investigación. “La enseñanza es mi pasión, y por eso me dediqué a acercarme a la docencia con los estudiantes, pero también la investigación ha sido un factor clave que enriquece el proceso. Esto me ha permitido hacer mejores aportes a los estudiantes y contribuir con la responsabilidad que tenemos todos como ciudadanos”, comenta el docente, quien además ha desempeñado diversos roles administrativos en la universidad. 

El día del descubrimiento, el profesor Tito estaba ajustando su telescopio cuando vio un pequeño objeto cruzar la pantalla de su celular. “Me pareció curioso, pero continué grabando. A los 30 minutos, volví a ver algo más grande y, aunque pensé que ya había terminado, decidí hacer una segunda grabación, esta vez de 40 segundos. No me di cuenta en ese momento, pero más tarde, cuando revisaba el video con mi esposa, observamos un objeto grande y majestuoso pasando sobre la luna”. 

El profesor Tito Morales, aunque no es experto en astrofísica, logró calcular que el objeto tenía un tamaño considerable. “Me di cuenta  que era muy grande y que se movía a una velocidad inusualmente rápida. No sabía con certeza qué era, pero parecía ser un asteroide”, explica. 

Al percatarse de la importancia del material, Morales decidió enviarlo a algunos colegas de confianza. Uno de ellos fue el profesor Edwin Andrés Quintero Salazar, director del grupo de investigación en astronomía Orión de la Facultad de Ciencias Básicas, quien confirmó que las características del objeto podrían coincidir con las de un posible asteroide. “Era necesario enviar el video a agencias internacionales para consultar si existen más registros de este suceso”, comenta Quintero. De esta manera, Morales se puso en contacto con la NASA y la Agencia Espacial Europea, instituciones encargadas de monitorear objetos potencialmente peligrosos para la Tierra. 

El profesor Quintero y su equipo analizaron el video usando software especializado en imágenes astronómicas, lo que les permitió determinar la morfología, tamaño y velocidad del objeto. “Uno de los hallazgos más sorprendentes es que el posible asteroide proyectó lo que parece ser una sombra sobre la superficie de la luna, lo que aportaría a la hipótesis de que se trató de un objeto real, con dimensiones de al menos 15 kilómetros de diámetro. Sin embargo, su velocidad aparente con respecto a la superficie lunar sería de miles de kilómetros por segundo, algo completamente inusual para un objeto en órbita”, explica Quintero. 

A pesar de haber enviado el video a las agencias internacionales, Morales aún no ha recibido confirmación sobre la naturaleza exacta del objeto. “Sabemos que han revisado el material, pero aún no tenemos respuestas concluyentes. De ser confirmado, sería un descubrimiento único que podría abrir nuevas líneas de investigación sobre los cuerpos que orbitan nuestro planeta”, dice Morales. 

Para la Universidad Tecnológica de Pereira, este hallazgo representa un logro importante en su constante esfuerzo por promover la investigación de vanguardia. “Es un recordatorio de que la curiosidad y la investigación, en cualquier campo, pueden llevarnos a descubrir fenómenos que tienen un impacto más allá de lo que imaginamos”, concluye Morales. 

Mientras tanto, el profesor sigue esperando respuestas de las agencias internacionales, pero no deja de asombrarse por lo que ha captado. «Esto es algo que ocurre una vez en la vida, si acaso, y haber sido testigo de ello es un privilegio que aún no puedo creer del todo». 

Este acontecimiento marca un hito tanto en su carrera como en la trayectoria investigativa de la universidad, resaltando el valor de la observación y la ciencia en el estudio de nuestro universo.