Natalia Andrea Bermúdez Rico siempre ha sido descrita como una soñadora, y quienes la conocen saben que esa es una de sus mejores cualidades. Nació en Pereira y desde muy pequeña tuvo la fortuna de crecer rodeada de otros niños y de jugar al aire libre. Natalia recuerda esos días con cariño, cuando los juegos al escondite, el avioncito y las rondas con amigos eran el centro de sus tardes. Ella recuerda su pasado con amor y agradecimiento y vive de igual manera su presente, lleno de ilusiones y amor por lo que hace, pues logró cumplir sus sueños y ahora trabaja en la NASA.
Su infancia estuvo marcada no solo por la interacción con otros, sino también por la música, “mi papá es un coleccionista de música, así que la casa siempre estaba llena de sonidos. Crecí escuchando tangos los fines de semana”, cuenta entre risas. Ese amor por la música sigue siendo parte de su vida hoy en día, pues ama coleccionar música del mundo y explorar nuevos géneros musicales.
Desde niña, Natalia se destacó por su curiosidad por aprender y descubrir, algo que se fue fortaleciendo con el tiempo. Su pasión por el deporte también creció a medida que se involucraba más en actividades físicas. Al llegar a la Universidad Tecnológica de Pereira, no solo se sumergió en sus estudios en Ciencias Ambientales, sino que también encontró un lugar en el equipo de rugby femenino de la universidad, conocido como “Las Hienas”. “El rugby me enseñó mucho sobre disciplina, trabajo en equipo y cómo superar obstáculos. Fue una etapa inolvidable”, comenta con orgullo.
Un viaje que comenzó en Pereira y la llevó a explorar el espacio
Natalia estudió Administración Ambiental en la Facultad de Ciencias Ambientales de la UTP. Inicialmente, su interés por esta carrera fue impulsado por su deseo de comprender la conexión entre las ciencias sociales y el medio ambiente. A medida que avanzaba en su carrera, se sumergió en la filosofía ambiental, la teoría de sistemas y el componente cultural y social de las ciencias ambientales, temas que la apasionaron profundamente.
Mientras estudiaba en la UTP, Natalia formó parte del semillero de investigación en gestión del riesgo, liderado en su momento por el profesor Cubillos y otros docentes. Este espacio le permitió desarrollar su interés por la investigación, uno de los pilares de su carrera, “siempre me vi haciendo investigación. Me apasionaba entender cómo la gestión del riesgo podría impactar a las comunidades”, explica.
Gracias a su perseverancia y al apoyo de su familia, Natalia pudo abrirse paso en el extranjero. Aunque su plan inicial era estudiar en Brasil, la vida la llevó a los Estados Unidos, donde comenzó aprendiendo inglés y continuó su formación, obteniendo un título en Sociología, y más adelante, una Maestría en Ciencias de la Información Geográfica en el Lehman College.
En este proceso, Natalia trabajó en proyectos de investigación en Guatemala y Ecuador, aplicando los conocimientos que adquirió en la UTP, “lo que aprendí en Pereira, especialmente en cuanto a la formulación de indicadores sociales, fue clave para los proyectos en los que participé. Me permitió conectar lo teórico con lo práctico y hacer una diferencia real en las comunidades con las que trabajé”, relata.
Natalia siempre tuvo claro que su carrera debía ser un puente entre el conocimiento científico y la aplicación práctica. Fue esa visión la que la llevó a la NASA, específicamente a la División de Ciencias de la Tierra, donde hoy se desempeña como Asociada Interamericana del Programa de Desarrollo de Capacidades. En este rol, trabaja en iniciativas que utilizan tecnología satelital y de sensores para monitorear y entender mejor los fenómenos del planeta “la NASA no solo estudia Marte o la Luna. También monitoreamos la Tierra, sus ríos, montañas y atmósfera. Los datos que obtenemos no solo son para científicos, sino también para que los gobiernos y las comunidades puedan tomar decisiones informadas”, comenta.Para ella, uno de los aspectos más relevantes de su trabajo es la posibilidad de interactuar con expertos y participar en proyectos de investigación que impactan globalmente y que también pueden replicarse en América Latina y Colombia.
Semana AMERIGEO 2024 en Ecuador
Natalia participó en la Semana AMERIGEO, un evento de gran importancia que se hace anualmente y que este año se realizó en Ecuador. Esta semana convoca a 21 países de las Américas, como Colombia, Estados Unidos, Ecuador y México, durante estos días se busca analizar los avances en el uso de observaciones de la Tierra para la toma de decisiones. Esta iniciativa intergubernamental es clave para transformar los datos satelitales en herramientas útiles para los gobiernos y sus agencias.
Durante la Semana AMERIGEO, los países colaboran en la identificación de prioridades regionales, las cuales luego se conectan a un nivel global, promoviendo recursos y soluciones específicas, «AMERIGEO es una comunidad en la que aprendemos, conocemos e interactuamos, y en la que hemos creado un lazo tan cercano que casi parecemos familia», expresó Natalia.
Natalia pudo participar desde diferentes roles en esta semana, una de sus intervenciones más destacadas fue la organización de una sesión sobre la revisión de acuerdos entre diferentes agencias geográficas, como el Instituto Panamericano de Geografía e Historia y Naciones Unidas. Además, lideró un entrenamiento en colaboración con NASA, donde participaron más de 300 personas de las Américas, centrado en el uso de sensores remotos para la gestión de riesgos.
Entre las actividades que más resaltaron estuvo la presentación de estudiantes que mostraron sus trabajos sobre el uso de datos satelitales en la región amazónica para el monitoreo de la palma aceitera, “fue una semana llena de cohesión social y una demostración de la capacidad que tiene Ecuador para realizar proyectos conjuntos. Además, AMERIGEO cumplió 10 años, lo que convirtió esta semana en una celebración», resaltó con entusiasmo.
Aunque su carrera la ha llevado por el mundo, Natalia nunca ha perdido el contacto con la UTP y sus raíces en Pereira, “sigo en comunicación con mis compañeros y profesores de la universidad. La UTP me dio las bases para todo lo que he logrado. La formación que recibí allí fue fundamental para mi carrera”, asegura. Para ella, la enseñanza en la UTP y la Facultad de Ciencias Ambientales se distingue por su enfoque integral, pues le ofreció una perspectiva amplia e integradora de los temas ambientales, “la facultad tiene una fortaleza increíble al abordar no solo el componente biofísico, sino también el social, cultural e histórico… Es algo que no he encontrado en ningún otro lugar», afirmó, agradeciendo también la formación brindada por sus docentes.
Consejos para seguir soñando
Natalia no solo compartió sus experiencias, sino que también compartió consejos y motivación para los estudiantes de la U, comenzó por invitarlos a soñar, incluso cuando el camino no sea claro, “tienen que buscar y escuchar su norte y seguirlo, aunque no sepan por dónde caminar. El éxito no es una línea recta; tiene sus subidas y bajadas, pero si son constantes, llegarán», mencionó resaltando que no se pueden poner límites “siempre habrá obstáculos, pero es importante mantenerse enfocados en lo que uno quiere lograr. Cada experiencia cuenta, incluso las que parecen pequeñas o insignificantes. Todo es parte del proceso”.
Asimismo, anima a los estudiantes a involucrarse en proyectos de investigación y a aprovechar programas como el «Space Apps Challenge» de la NASA, donde los jóvenes pueden participar en hackathon globales para resolver problemas científicos, “no le tengan miedo al inglés y abran su cuenta de LinkedIn», fue su consejo final, instando a los estudiantes a seguir alimentando su pasión y a no rendirse ante los desafíos.
Natalia Bermúdez es un ejemplo de cómo los sueños pueden llevar a las personas a cualquier rincón del universo, incluso a la NASA. Su historia inspira a muchos, demostrando que con determinación, curiosidad y pasión, todo es posible.