Las salidas de campo en los programas de la Facultad de Ciencias Ambientales de la UTP son una parte crucial en la formación de los estudiantes, no solo porque les permite conocer el entorno fuera del aula y llevar la teoría a la práctica, sino también porque en algunos casos pueden conocer el proceso de planificación y organización que requieren, lo que les brinda a los estudiantes una educación completa y de calidad.
Angie Catherine Gómez Hilarión, estudiante de Administración Ambiental y monitora administrativa encargada de las salidas de campo del programa de Administración Ambiental, comparte que «la organización de las salidas de campo empieza con al menos dos meses de anticipación para asegurar que todo esté en orden, desde la contratación del transporte hasta la asesoría de los guías». Este trabajo, coordinado con su compañera, garantiza que cada salida se lleve a cabo sin contratiempos, integrando diversas disciplinas y asegurando que los estudiantes tengan una experiencia integral.
Las salidas de campo no son solo una oportunidad para poner en práctica los conocimientos adquiridos en clase, sino también para enfrentar los desafíos reales del territorio, “nosotros podemos aprender mucho en el aula, pero la realidad es mucho más dinámica», comenta Angie. A través de estas experiencias, los estudiantes comprenden que lo que se enseña en la teoría no siempre se aplica de manera literal en la práctica, especialmente cuando se encuentran con realidades tan diversas como las de los barrios de Pereira o las zonas rurales.
Uno de los mayores desafíos es coordinar las salidas interdisciplinarias. Según explica Angie, “los docentes se reúnen para organizar la programación, lo que nos permite hacer una cotización y llevar todo de forma organizada”. Este enfoque no solo permite a los estudiantes aprender desde diferentes perspectivas, sino que también facilita la logística, «es fundamental anticiparse y organizarse bien para que ninguna salida sea cancelada», añade.
Estas actividades también brindan a los estudiantes la oportunidad de conocer diferentes regiones del país, desde el Lago Calima hasta Bogotá, cada una con sus propias dinámicas sociales y ambientales, conocer diferentes territorios y las personas que viven allí nos ayuda a entender las complejidades ambientales y sociales de nuestro país», afirma Angie. Estas experiencias son esenciales para su desarrollo como futuros profesionales en el ámbito ambiental, donde deberán aplicar soluciones basadas en la realidad que encuentren en el campo.
Finalmente, Angie destaca que la teoría y la práctica deben ir de la mano en carreras como la Administración Ambiental, “las salidas de campo nos permiten ver el territorio desde diferentes ángulos, lo que no es posible en el salón de clase. Es aquí donde realmente aprendemos cómo funcionan las dinámicas ambientales y sociales», concluye. Este equilibrio entre lo aprendido en las aulas y lo experimentado en el terreno es clave para formar profesionales capacitados para enfrentar los desafíos actuales.