El Laboratorio de Ecología Histórica y Patrimonio Cultural de la Universidad Tecnológica de Pereira está llevando a cabo una curaduría crucial de vestigios arqueológicos descubiertos en el lote donde se está construyendo el nuevo hospital de alta complejidad de Risaralda. Este hallazgo, que incluye piezas de cerámica y otros elementos, ofrece una ventana única a la vida de los antiguos habitantes de la región.

Laura Sandoval
Laura Sandoval

La arqueóloga Ángela Patricia Barco Marín, líder del proyecto y profesora catedrática de la universidad, destaca la importancia del hallazgo, “Estamos realizando un plan de manejo arqueológico aprobado por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICAN). Durante la fase de monitoreo, identificamos rasgos asociados a asentamientos humanos antiguos, como vasijas de cerámica, herramientas líticas, y restos óseos”, menciona.

El proceso de curaduría es meticuloso y se desarrolla en varias fases “primero, realizamos un diagnóstico y prospección para identificar el potencial del sitio. Luego, llevamos a cabo el rescate y monitoreo de los elementos encontrados, y finalmente, nos enfocamos en la preservación y el análisis de las piezas”, explica Barco Marín. Estos vestigios incluyen cerámica elaborada en barro cocido, herramientas líticas y restos óseos humanos y faunísticos que datan de hace más de 2,000 años.

“Este hallazgo es fundamental para entender la ocupación y vida de las personas en la región de Risaralda”, agrega la arqueóloga “estamos en proceso de realizar pruebas de datación como el carbono 14 para obtener fechas más precisas. Las piezas encontradas nos permiten reconstruir y comprender mejor el contexto histórico de la región”.

El Laboratorio se encarga de almacenar y conservar las piezas con las medidas aprobadas por el ICAN, y también está trabajando para que estos vestigios sean accesibles al público en un futuro cercano. Barco Marín enfatiza que “la preservación y la visibilidad de estos elementos son cruciales para el patrimonio cultural y la educación de la comunidad”.

El hallazgo y la curaduría de estos vestigios subrayan la importancia de integrar la arqueología en los proyectos de construcción y de proteger el patrimonio cultural para las futuras generaciones. La colaboración entre el Laboratorio de Ecología Histórica y Patrimonio Cultural y el consorcio constructor demuestra un compromiso con el respeto y la conservación del legado histórico de la región.