El Grupo de Investigación en Biodiversidad y Biotecnología y su Laboratorio de Biotecnología Vegetal, adscritos a la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad Tecnológica de Pereira, son pilares fundamentales en el avance científico de la región. Con más de 30 años de trayectoria, este grupo ha jugado un rol crucial en la investigación, conservación y desarrollo biotecnológico, enfocándose principalmente en la flora de la región. Su labor no solo se limita a la investigación académica, sino que también tiene un fuerte componente de interacción con las comunidades rurales, trabajando mano a mano con agricultores para mejorar la calidad y productividad de los cultivos.
El Grupo de Investigación, fue fundado por los profesores Marta Marulanda, Andrés Duque y la unión posterior de otros docentes durante el proceso; este se ha consolidado como uno de los grupos de investigación más antiguos y relevantes de la facultad. A lo largo de las décadas, ha integrado a diversos profesionales y académicos, fortaleciendo un equipo interdisciplinario dedicado a abordar los desafíos ambientales y agrícolas de la región.
Liliana Isaza Valencia, Administradora Ambiental, Magíster en Biología Vegetal y Doctora en Ciencias Agrarias, es una de las figuras clave en la coordinación de los procesos de investigación del Laboratorio de Biotecnología Vegetal. Isaza, junto con su equipo, ha liderado importantes proyectos enfocados en la propagación de especies vegetales de interés económico, utilizando técnicas avanzadas como la propagación in vitro, que asegura la calidad sanitaria y genética de las plantas cultivadas.
Las líneas de investigación que se manejan dentro del grupo son: «Agrobiodiversidad, donde realizamos investigaciones participativas con agricultores… Biología Molecular, enfocada en caracterizaciones genéticas… Cultivo de Tejidos Vegetales, desarrollando protocolos de propagación in vitro para especies de interés, con calidad sanitaria y genética… y Estudio del Estrés Biótico y Abiótico en Plantas, identificando materiales resistentes a factores que limitan su desarrollo”, explica la docente Isaza.
Uno de los logros más significativos del grupo ha sido la creación de protocolos de propagación in vitro para especies como el plátano, el banano, la mora de Castilla y varios forestales. Este trabajo no solo beneficia a los agricultores al proporcionarles plantas sanas y resistentes, sino que también contribuye a la conservación de especies en peligro de extinción, un aspecto que el grupo planea reforzar en sus investigaciones futuras.
Además, se han realizado importantes caracterizaciones genéticas de materiales vegetales, tanto silvestres como cultivados. Estos estudios permiten identificar la variabilidad genética dentro de las especies, un factor clave para la conservación y el mejoramiento de cultivos «hemos trabajado con heliconias, cítricos y moras, haciendo caracterizaciones genéticas que nos permiten conocer la diversidad dentro de los materiales cultivados», añade Isaza.
El trabajo del grupo de investigación y el laboratorio no se limitan, la interacción con las comunidades rurales es fundamental para el proceso, que ha implementado proyectos de investigación participativa en conjunto con agricultores. A través de parcelas demostrativas y un seguimiento cercano, se ha logrado un impacto directo en la mejora de los cultivos, demostrando la eficacia de sus técnicas y ganándose la confianza de los agricultores locales.
Así mismo, en el Laboratorio de Biotecnología Vegetal, todo este proceso de cultivo de plántulas inicia con la selección del material vegetal, que se coloca en frascos con un medio nutritivo que proporciona los minerales necesarios. A partir de ahí, se multiplica el material para obtener un número mayor de plántulas. Una vez enraizadas, las plántulas se trasladan a la «casa Maya», donde crecen en condiciones más cercanas a las naturales. Después de aproximadamente 60 días, las plántulas están listas para ser entregadas a los agricultores, quienes reciben instrucciones para su manejo y cultivo en el terreno. Este proceso asegura la calidad sanitaria y genética de las plantas, vital para su éxito en campo.
Uno de los proyectos más emblemáticos ha sido el trabajo con heliconias, donde se ha logrado una gran satisfacción al ver los resultados en campo “ver 10 o 15 especies diferentes de heliconias sembradas en un cultivo, y saber que hemos contribuido a ello, es algo muy gratificante», comenta la docente, destacando la importancia de estos logros no solo para la investigación, sino también para el bienestar de las comunidades rurales.
El grupo de investigación también se enfrenta a desafíos, como la falta de personal fijo y la dependencia de la financiación de proyectos, lo que limita la capacidad de ampliar sus investigaciones. Sin embargo, Isaza se muestra optimista sobre el futuro, invitando a los estudiantes y futuros investigadores a unirse y aprovechar las oportunidades que ofrece el laboratorio “tenemos un gran potencial en el laboratorio. Ojalá podamos materializar muchos de los proyectos que hemos escrito y que están pendientes de financiación», concluye.
En resumen, el Grupo de Investigación en Biodiversidad y Biotecnología de la UTP continúa siendo un referente en la investigación científica aplicada a la biotecnología vegetal, con un compromiso inquebrantable hacia la comunidad y el medio ambiente. Su labor no solo impulsa la ciencia, sino que también tiene un impacto directo y positivo en la vida de los agricultores de la región.