El pasado 22 de mayo de 2008 se realizó en las instalaciones del Jardín Botánico se conmemoró el Día Internacional de la Diversidad Biológica.
En este evento se hizo la presentación y entrega de las publicaciones: “Experiencias de conservación de suelo y agua en el Departamento de Risaralda” y “Conservación de cinco especies de bosque andino en categoría de amenaza”, de los Administradores del Medio Ambiente, MS.c. Jorge Hugo García Sierra y la Esp. Diana Lucia Gómez M.
Además se realizaron diversas charlas sobre el medio ambiente, a cargo de Jhony Gaviria Vásquez, Administrador del Medio Ambiente perteneciente al Grupo de Investigación en Agroecosistemas Tropicales Andinos; David Bermúdez, Ingeniero Forestal y Coordinador del proyecto KFW Risaralda; Uriel Hernández, Docente facultad de Ciencias Ambientales UTP; Jaime Andrés Suárez Mejía y Robinson Quintana Brito, Administradores del Medio Ambiente e integrantes del Grupo de Investigación del Jardín Botánico.
El director del Jardín Botánico, MS.c. Jorge Hugo García Sierra, como acto inaugural a esta conmemoración realizó un discurso sobre el Día Internacional de la Diversidad Biológica, el cual resume la importancia de esta celebración.
22 de Mayo Día Internacional de la Diversidad Biológica
El 22 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Biodiversidad, el cual fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con el propósito de generar procesos de sensibilización y educación en aspectos relacionados con la diversidad biológica mundial y para conmemorar la aprobación de los textos del Convenio sobre Diversidad Biológica - CDB - acuerdo internacional que ha sido ratificado por más de 180 países y que tiene como objetivos fundamentales: la conservación, el uso sostenible y la repartición justa y equitativa de los beneficios que se deriven de la utilización sostenible de los recursos genéticos (Instituto de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt). Por esta razón he preparado para ustedes el siguiente texto para su reflexión.
Según la Red Nacional de Jardínes Botánicos, la posición privilegiada de Colombia en la zona intertropical, su pertenencia a las cuencas del Amazonas, del Pacífico y del Caribe, su pasado geológico, el complejo sistema orográfico, su diversidad climática y la relativamente reciente presencia humana (20.000 años de indígenas y 500 años de europeos), nos han convertido en un país de enorme diversidad biológica y ecológica y consecuentemente con una riqueza florística todavía no bien estimada. Según Calderón et al. (2002), en nuestro territorio, con menos del 1% del área emergida del planeta, están presentes entre 35.000 y 40.000 especies de plantas, lo que equivale al 10% de la biodiversidad mundial de la flora.
Este panorama de riqueza biológica contrasta brutalmente con la destrucción de los espacios naturales: se estima que más de 600.000 hectáreas se destruyen cada año. Esto significa que más de una hectárea de bosque nativo desaparece cada minuto en Colombia y que al término de esta intervención o su lectura, habremos talado más de 5 hectáreas de vegetación silvestre. Esta destrucción no se detiene nunca. Las condiciones de miseria, las desigualdades sociales, la ignorancia y la falta de una acción política más decidida en estos temas son las principales causas de este ecocidio con dimensiones de catástrofe.
Se estima que alrededor de 2.500 especies de plantas colombianas se encuentran en peligro de extinción. Podríamos señalar sin un fundamento muy consistente que los endemismos representan aproximadamente entre el 10% y el 15% del total de la flora. ¿Cuántas plantas y animales silvestres que no alcanzaremos ni siquiera a conocer se están perdiendo para siempre? (Gómez, A. 2007. Congreso Mundial de Jardínes Botánicos. Barcelona).
De acuerdo a lo planteado en la Visión Colombia 2019, aprovechar sosteniblemente el potencial de la biodiversidad requiere que Colombia logre transformar las ventajas comparativas que tiene, en razón de su biodiversidad, en ventajas competitivas. El reto está en lograr que cuatro aspectos: conocer, conservar, utilizar sosteniblemente la biodiversidad y garantizar la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de su uso― se incorporen conjuntamente a las estrategias de desarrollo del país. Lo anterior sólo será posible con el compromiso de actores públicos y privados y con la adopción de políticas de Estado que les den prioridad a los temas mencionados.
La conservación de la diversidad biológica es un asunto de interés tanto local y nacional como global. Las acciones de conservación tienen por objetivo prevenir o mitigar las causas de pérdida de la biodiversidad del país, un problema que el 62% de los colombianos consideran "muy grave" (Lemoine 2004).
Según el Convenio sobre la Diversidad Biológica y Política Nacional de Biodiversidad, como causas directas de la pérdida de la diversidad biológica se destacan la transformación de los hábitats y los ecosistemas, la introducción de especies invasoras, el transplante de especies entre ecosistemas y la sobreexplotación de los recursos naturales. Entre las causas indirectas sobresalen las políticas sectoriales que afectan negativamente la biodiversidad, la carencia de sistemas de valoración, la expansión de la frontera agrícola ―fuertemente vinculada a la transformación de hábitats y ecosistemas―, el crecimiento desmesurado del urbanismo, los cultivos ilícitos, las perturbaciones del orden público y el conflicto armado.
En Colombia se desarrollan estrategias de conservación in situ y ex situ para reducir estos procesos y actividades que ocasionan la perdida de biodiversidad.
En conservación In- situ, el país tiene una larga tradición jurídica en materia de protección de los recursos naturales. Un estudio preliminar elaborado por The Nature Conservancy en 2006 reveló que Colombia tiene aproximadamente 66 categorías de áreas protegidas nacionales, regionales y municipales, que abarcan más de quinientas áreas, de las cuales apenas unas pocas están legalmente reconocidas. Actualmente se reconoce la existencia de diferentes categorías y tipos de áreas protegidas; sin embargo, esto no necesariamente significa organización, ni representa resultados satisfactorios. Por lo anterior, varias instituciones trabajan actualmente en la consolidación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap), con el fin de integrar sus diferentes categorías (áreas protegidas del orden regional, municipal y local y sistemas regionales, municipales y locales de áreas protegidas), canalizar los esfuerzos de todas las personas e instituciones que trabajan por la conservación de la biodiversidad y hacer aportes significativos a los objetivos de conservación de la biodiversidad del país.
La conservación ex situ forma parte de una herramienta general de conservación y su labor debe ser vista como parte de la finalidad y no como la finalidad misma. Esta estrategia se desarrolla principalmente a través de jardines botánicos, colecciones, zoológicos y bancos de germoplasma. Muchas especies de plantas útiles se encuentran extintas o al borde de la extinción debido principalmente a la tala o a la sobreexplotación. Para algunas de estas especies se recomienda una estrategia de conservación ex situ (Calderón 1997). Los jardines botánicos cumplen un papel muy importante en esa estrategia y en el conocimiento de la riqueza vegetal del país mediante la investigación y la divulgación al público. En este sentido, el país ha formulado, entre otras, una Estrategia Nacional para la Conservación de Plantas (Samper y García 2001), un Plan Nacional de Jardines Botánicos (ibíd.) y un Plan Nacional de Colecciones para los Jardines Botánicos de Colombia (Olaya et al. 2002) con miras a orientar las acciones de conocimiento, uso y conservación de la biodiversidad florística. Actualmente existen veinticinco colecciones de plantas vivas en los jardines botánicos, desarrolladas según criterios científicos en cuanto a su taxonomía, sus hábitats y sus usos (Olaya Álvarez, en Chaves y Santamaría). Resalto con orgullo que La Red Nacional de Jardínes Botánicos de Colombia, de la cual hacemos parte como Jardín y de su Junta Directiva, acaba de ser nombrada por la Presidencia de la República como punto focal de la Estrategia Nacional de Conservación de Plantas.
Según Alberto Gómez, Presidente de este organismo, como lo manifestó en el congreso mundial de Jardínes Botánicos en Barcelo 2007: las limitaciones sociales, económicas y políticas actuales en Colombia, dificultan la llegada de un panorama favorable para la conservación de nuestro patrimonio natural. La miseria social genera destrucción ambiental y la destrucción ambiental genera miseria. Los jardines botánicos del país, y en general las instituciones y centros de investigación con quienes se podría adelantar los programas masivos de preservación de la flora en peligro, lejos de fortalecerse y de estructurar sus planes de acción estratégicos, estámos enfrentando una lucha diaria de supervivencia. Es claro que hay mucho por hacer en pro de las especies amenazadas y que requerimos de la ayuda internacional para la generación de mecanismos para el desarrollo de actividades básicas como el intercambio de material vegetal entre jardines botánicos que conlleve a la estructuración de bancos de germoplasma y de poblaciones ex situ de la flora amenazada del país.
La tarea es enorme, como el compromiso colombiano con la conservación de su biodiversidad, y sólo a través de un trabajo coordinado que involucre la participación de otros Estados, el compromiso de las instituciones públicas y privadas y las entidades de investigación locales y extranjeras, será posible dar cumplimiento a los ambiciosos, imperativos y necesarios objetivos que fueron planteados en la Estrategia Mundial para Conservación de las Plantas.
Porque en cada lapso de tiempo –minutos, horas, días, meses o años– que tarde la realización de este trabajo se perderán muchas hectáreas de bosques nativos y serán muchas las especies que no podrán ser apreciadas por las futuras generaciones de habitantes de este planeta.
MSc. Jorge Hugo García Sierra
Administrador del Medio Ambiente
Director - Jardín Botánico
Universidad Tecnológica de Pereira