Discurso del Rector de la Universidad Tecnológica de Pereira, Ing. Luis Enrique Arango Jiménez en el acto de instalación del Encuentro Nacional de Vicerrectores Académicos de ASCUN realizado los días 19 y 20 de agosto de 2004 en la Universidad Tecnológica de Pereira
DISCURSO ENCUENTRO NACIONAL DE VICERRECTORES ACADEMICOS
Finalizando el siglo XX, en el año 1999 para ser más precisos se produjo en Colombia lo que se llamó la gran movilización por la Educación Superior, acción que desde el Ministerio de Educación Nacional convocó a la sociedad a repensar la Universidad Colombiana. Un primer gran Congreso se celebró en la ciudad de Barranquilla como sitio de convergencia de numerosos foros regionales donde participaron actores sociales de la más diversa naturaleza. A partir de las reflexiones y documentos que allí se produjeron no cabe duda que la Universidad Colombiana empezó a visualizar un gran proceso de cambio que venía cocinándose a fuego lento desde hacía algunos años pero que a propósito de esta sacudida académico-política cobró aún mayor realce.
A este gran esfuerzo se le hicieron numerosas críticas, entre otras que se quedó en el diagnóstico, que no concretó salidas, que fue demasiado abstracto y teórico; yo diría, apartándome de esa visión pesimista, que la sola reflexión fue de por sí una salida, descongelando una atmósfera de mutismo Universitario que sobrevino después de la crisis de la llamada universidad militante o mejor de la ideologización de los recintos universitarios con una sola verdad, en un ambiente contestario que no dejaba espacio a nada que no fuera consistente con el evangelio revolucionario, que aunque moribundo no se resignaba a cambiar de partitura.
El primer Congreso trabajó los grandes temas de la Educación Superior agrupados en miradas múltiples sobre Calidad, Pertinencia, Financiación, Ciencia y Tecnología, Extensión, todos ellos enmarcados dentro de la invitación a construir un proyecto compartido de Nación.
Como continuación del primero se realizó un segundo Congreso en los primeros días de diciembre del año 2001, esta vez en el eje cafetero comprometiendo las ciudades de Pereira y Armenia. Este segundo Congreso pretendió ser de Síntesis que recopilara los esfuerzos de análisis y propuestas formuladas desde distintos ámbitos de la Educación Superior, entre ellos ASCUN, el CNA, el ICFES, etc. Pero también quiso hacer avances en la formulación de lineamientos para la formulación de un plan de desarrollo para la educación superior, que se trazara metas temporales y que incidiera en los programas de los candidatos presidenciales, los que fueron invitados a estar presentes aprovechando que estábamos en pleno debate electoral Presidencial.
Aunque no hemos logrado calar en la conciencia de los Gobernantes al punto de concertar una política de Estado en materia de Educación Superior si hay que reconocer una profunda sensibilización sobre el papel de la Educación Superior y mayores esfuerzos por su adecuada financiación
Tal vez no se ha dicho pero las reflexiones del primero y del segundo Congreso de Educación Superior se dieron casi exclusivamente en el marco político, dejando poco o ningún margen para lo pedagógico, que a mi juicio después de tener un discurso claro en cuanto a los objetivos clásicos se convierte en lo esencial. A Colombia le hace falta una segunda gran movilización en lo pedagógico que nos ponga a hablar un mismo idioma en cuanto a los procesos del aprendizaje.
NUEVO AMBIENTE PARA LA MOVILIZACION PEDAGOGICA
¿Como queremos educar, con que objetivos, con que instrumentos, con que competencias, con que tipo de profesores, con que método? Son todas preguntas que abordan temas poco examinados en nuestro universo Universitario, pero que acusan la mayor pertinencia y oportunidad. Debemos confesar que fruto de nuestra aún mas precaria realidad educativa en el pasado, ocurrió que la mayoría de nuestros docentes Universitarios iniciaran su labor, prevalidos de la gracia del espíritu santo sin que mediara ninguna preparación para ejercer como tales; las especializaciones en Docencia Universitaria y otros niveles de formación relacionados son apenas procesos que viven un despertar y que podrían considerarse marginales a la hora de cuantificar las habilidades de los docentes Universitarios. Además no han estado precedidos de la gran discusión incluyente que hace falta en Colombia en el terreno de lo pedagógico; no obstante los aportes que en este sentido se vienen promoviendo desde las esferas oficiales de la Educación y que avanzan sin mayor discusión controvertidas apenas desde el ángulo político de manera muy débil.
Se me antoja que debemos generar la gran movilización que nos coloque a hablar de la pedagogía que requerimos aplicar en la educación superior donde abordemos temas tan cruciales como aprender a enseñar despertando el entusiasmo y la creatividad. Como tomar en cuenta la situación particular de los estudiantes pero no para segregarlos sino para engancharlos en el proceso. Como interrogarnos sobre lo que hacemos, como enseñar a interpelarnos sobre nuestros pensamientos, como enseñar a ser verdaderamente libres.
Hay que reconocer que transitamos por una nueva relación entre la sociedad y la Institucionalidad Universitaria al menos en lo que se refiere al sector Estatal que debemos aprovechar a toda prisa.
Otros son los tiempos de la incapacidad para asumir el cambio, aunque no se reconozca plenamente, las Universidades están cambiando de manera acelerada: viejos paradigmas en cuanto a calidad, cobertura, financiación y Gobierno Universitarios están replanteándose de manera importante; así lo registran los nuevos indicadores en acreditación de programas, actividad de Investigación, aumento de cobertura, generación de recursos propios, gobernabilidad, etc.
Este nuevo ambiente nos abre espacio para que exploremos en el interior profundo de los procesos de aprendizaje en lo que planteo como la movilización pedagógica:
Debemos lograr que nuestros profesores acepten que deben ser animadores del conocimiento, provocadores de la indagación y no recicladotes de conductas aprendidas por reflejo.
Hay que hacer entender que somos responsables de formar seres humanos educables y que depende mucho de los profesores que ello se logre.
Debemos lograr que los estudiantes sean los protagonistas de los procesos educativos y los profesores facilitadores de los mismos.
Hay que enseñar a inducir el uso de los aprendizajes en ejemplos que trasciendan el aula de clase e inviten a la innovación.
Debemos estimular la transdisciplinariedad en los trabajos de los estudiantes para que se formen en la concepción de la complejidad.
Hay que enseñar a debatir y a manejar las diferencias de manera apropiada, empezando por oírnos y captar que no somos dueños de la verdad, o mejor aún enseñar que no hay una sola verdad. ¿Cuanto no ganaríamos si le hiciéramos este aporte a nuestra juventud, embebida como está en ambientes de intolerancia, que se reproducen de manera incesante?.
Hay que lograr que seamos capaces de frenar los deseos atropellantes de rebatir sin mayor juicio evadiendo enfrentarnos a los argumentos del otro.
Hay que evitar caer en la tentación de descalificar al oponente pretendiendo noquearlo por la vía rápida entregándole a la veleidosa opinión el alimento que quiere recibir y de la que es opino-dependiente?.
Hay que lograr que nuestra juventud ande a nuestro lado de manera autónoma ejerciendo su libertad intelectual pero prendida a los esfuerzos que se hacen para superar las condiciones adversas que nos rodean. Nos ha tocado percibir una juventud abstraída en momentos y atracciones muy distantes a lo que queremos o anhelamos, lo que presagia que no estamos calando como formadores de futuro. Nuestra construcción lleva una agenda oculta que tenemos que desentrañar para estar a la altura de las responsabilidades que nos asignaron. No podemos actuar como autómatas reproduciéndonos sin mayor esfuerzo.
¿Como lograr esa empatía que requiere la salud de nuestra organización social para que rememos de manera unitaria en lo posible?
1. Educación para todos.
Hay que trabajar el fenómeno de la exclusión que le niega a tantos compatriotas el acceso a la Educación Superior, y por ende a la movilidad social, haciendo que se perpetúen las diferencias de cuna, impidiendo que el mayor nivelador, cual es la formación de educación superior pueda intervenir.
En épocas de predominio del conocimiento e información tenemos que meternos a fondo en la virtualidad no solo para educar a nuestros ciudadanos sino para vender servicios de educación más allá de las fronteras. Estamos a tiempo de movernos, las redes ya están maduras. Los altos costos que implicaba una educación de calidad por la transmisión de la información hoy han decaído notablemente. Aquí también hay una excelente oportunidad.
Tenemos en la población migrante Colombiana hacia el exterior una excelente oportunidad; muchos colombianos hoy ausentes desearían obtener un título con una universidad colombiana.
2. Universidad Sociedad, Competitividad y Desarrollo.
Hay que hacer que las Universidades se inserten en las realidades económicas y sociales del país, circulando por ellas para que con sus conocimientos y posibilidades de abstracción puedan contribuir con nuevas miradas hacia la construcción de estadios de mayor bienestar.
Hay que dejar de rendirle culto a lo externo y valorar mucho mas lo propio, lo local. Como hundirnos en nuestra propia tradición desenterrando los valores y culturas que nos precedieron y que nos deben dar identidad.
Hay además acciones que las Universidades pueden emprender para aportar en el desarrollo económico de la región. Mientras los indicadores de pobreza y marginalidad sigan como están es bien difícil progresar en términos de convivencia. Es imperioso generar empleo y bienestar y para ello el crecimiento y el desarrollo económico son fundamentales.
Cómo trabajar por la competitividad regional desde las universidades se vuelve una preocupación fundamental.
La innovación debe estar a la orden del día. Tenemos que propiciar espacios que estimulen y promuevan la creatividad de nuestros jóvenes estudiantes y de nuestros docentes e investigadores.
Las incubadoras de empresas y en especial aquellas de base tecnológica deben ser utilizadas de manera especial por las Universidades. Hay que trabajar por convencer a los empresarios de la latencia de estos procesos; ellos empeñados en resultados de corto plazo no son los mejores aliados para perseverar en estos procesos que requieren paciencia y maduración.
La competitividad esta emparentada con la calidad y ella se visibiliza, se mide y se cuantifica en los procesos, en la gestión y en los productos. Creo que las universidades pueden hacer esfuerzos muy importantes para fortalecer y darle sentido al binomio Universidad-Empresa desde sus infraestructuras de laboratorio.
Una agresiva política de acreditación y certificación de los laboratorios de prueba y ensayo podrían alimentar nuestro andamiaje productivo con factores diferenciadores que proyecten nuestra competitividad regional; aquí veo una gran oportunidad.
Basta pensar en laboratorios acreditados y/o certificados en productos naturales, en alimentos, en suelos, en metrología dimensional, en variables eléctricas, en análisis bioquímico de agua, en aguas residuales, en refrigeración, en aire acondicionado, ect., etc.
3. Cambio de mentalidad.
Se puede afirmar que el conocimiento es decisivo para el desarrollo en este siglo, y parte de él surge de la interpretación que cada sociedad da a su realidad y ésta depende en gran parte de los mapas mentales que maneje cada cultura, ellos se crean desde diferentes sistemas como el religioso, el fisiológico y el educativo, desde la mente del individuo se construye la realidad y desde allí empieza su transformación.
Para cambiar ese mapa mental se debe incidir en los sistemas que lo crean a partir de nuevos enfoques que rompan la inercia de la sociedad y el actual cerco cognitivo caracterizado por la defensa de los intereses de gremio, la intolerancia, el premio al manejo privado de lo público, el reduccionismo, la linealidad y la violencia como medio para tranzar diferencias. Siempre he pensado que el subdesarrollo en parte es fruto de nuestra mentalidad y es aquí donde la educación tiene su mayor reto transformar la mente del individuo y la sociedad a través de un nuevo enfoque en el proceso educativo como lo señalamos anteriormente.
El nuevo enfoque debe contribuir a la formación de un individuo transformador de si mismo y de la sociedad, en un círculo virtuoso, lo anterior se logra complementando la formación profesionalizante y científica con la humana, haciendo que la sociedad y el individuo pasen de la visión reduccionista, lineal egoísta e insolidaria a una nueva cosmovisión donde el ser juegue un papel protagónico, la visión del mundo sea más holística para facilitar el trabajo en equipo, ganar en tolerancia e incrementar el constructo colectivo. Naturalmente la propuesta implica a individuos altamente sociales, pero también líderes transformadores, cabe entonces que la universidad garantice la formación de profesionales e investigadores comprometidos con el desarrollo local y la construcción de una nueva sociedad más justa e igualitaria, mediante la construcción concertada entre los actores sociales.
Señores Vicerrectores dejo estas ideas como aporte al importante evento que hoy inauguramos; como Rector de la Universidad Tecnológica de Pereira me siento honrado con su presencia y espero que disfruten su estadía en nuestra querida ciudad, cuna de poetas y cantores. Disfruten la querendona, trasnochadora y morena Pereira.
Muchas gracias.
LUIS ENRIQUE ARANGO JIMENEZ
Rector
Pereira, 19 de agosto de 2004