Intervención del Rector de la Universidad Tecnológica de Pereira, Ing. Luis Enrique Arango Jiménez en el estreno de la Temporada Sinfónica Carmina Burana Carl Orff realizada el martes 21 de agosto de 2007.



Pereira, 21 de agosto de 2007

Buenas Noches:

Para la Universidad Tecnológica de Pereira y en particular para la Facultad de Bellas Artes y Humanidades y de su programa de Licenciatura en Música, constituye un alto honor mostrarle a Pereira en su cumpleaños, una obra musical de extrema complejidad, cantada e interpretada por nuestros músicos: la Cantata Profana Carmina Burana; una obra del compositor Alemán Carl Orff, que ha sido posible realizar gracias al trabajo arduo y sistemático, de cientos de personas, incluidos estudiantes, profesores, directores, solistas y voces infantiles corales, que a lo largo de año y medio, han puesto lo mejor de sí para preparar esta presentación, que sin lugar a la dudas, es lo más importante que se haya hecho en términos musicales en toda nuestra historia local.

En 1803, en el monasterio benedictino de la ciudad de Beuern (Baviera, Alemania) en la abadía de Bura Sancti Benedicti (Benediktbeuern), se encontró una colección de 300 poemas goliardescos recogidos en un códice de la primera mitad del siglo XIII.

Estos, fueron escritos por estudiantes y clérigos hacia el año 1230 aproximadamente, y en ellos se hace gala del gozo por la vida y el interés por los placeres terrenales, por el amor carnal y por el goce de la naturaleza, con su crítica satírica a los estamentos sociales y eclesiásticos. En su mayoría, los poemas se encontraban escritos en latín aunque unos cuantos lo estaban en una mezcla de latín y alemán, e incluso con algunas palabras francesas. Actualmente, los manuscritos se encuentran en la Biblioteca Estatal Bávara en Munich.

Carl Orff tomó los textos de Carmina burana para componer, en 1937, una cantata escénica con el mismo nombre. Su fragmento más conocido es el O Fortuna, que constituye la primera parte del preludio y que se repite al final de la obra.

La Escuela de Música de la UTP, como el ave fénix, después de las vicisitudes de un terremoto que la condenó a la trashumancia, alza un vuelo magistral que la acerca a las alturas del arte de manera virtuosa. Ello, no ha sido totalmente espontáneo; además del extraordinario talento, profesionalismo y entusiasmo de nuestra gente, apareció en nuestro cielo universitario un hado protector, que con un toque inspirador ha provocado un derroche de energía creadora que llama al asombro de propios y de extraños.

Toda obra magna tiene detrás un ángel que la ayuda a consolidar y esta no podía ser la excepción: de la mano de un insigne Músico, venido de Trento Italia, se produce un salto en la capacidad musical de nuestro claustro, que catapulta y complementa los esfuerzos que ya venían haciendo nuestros directores locales.

Me refiero, al Maestro Julián Lombana Mariño, responsable de haber despertado las emociones más íntimas de nuestros músicos, estimulándolos para provocar lo cercano a lo sublime. Así lo percibí en los ensayos y así ustedes lo van a corroborar dentro de poco.

Hace algunas horas me entrevisté en la Rectoría con el Maestro Julián Lombana, quien para conocimiento de ustedes, actúa en Europa como nuestro vocero honorario, vinculándonos a cuanta oportunidad aparezca en su horizonte. Esta vez, además de saludarme, llevaba un convenio listo para mi firma. Convenio que se constituye en el primer paso para conectar la Escuela de música a un proyecto de movilidad internacional con la Unión Europea, una especie de Erasmus mundo en el campo musical.

En medio de la conversación, me hizo una confesión que quiero compartir con la venia del Maestro; con el rostro iluminado, radiante, como nunca lo había visto, me dijo sin rodeos: Rector, me enamoré de esta ciudad. En ese momento, quizás por aquello de que las declaraciones de amor turban, no pude responderle como lo voy a hacer ahora: Maestro, la Universidad Tecnológica y Pereira también se ha enamorado de usted. Está usted muy bien correspondido.

Aunque el Maestro resida en Europa y sólo nos regale cortas estancias, siempre estará presente en nuestro recuerdo; podrá considerarse en comisión de la Universidad Tecnológica de Pereira. Aquí tiene un lugar, donde siempre lo estaremos esperando.

Con esta función de gala se cristalizan muchos sueños y anhelos reprimidos. Es una epifanía. Muchos obstáculos debieron remontarse para llegar a la meta, incluida la salud del Maestro, que llegó a poner en peligro el proyecto. Sin embargo, aun en los momentos más críticos, siempre mantuvimos la fe. Él y nosotros. Los correos electrónicos surcaron continentes para no dejarlo fracasar y lo logramos.

Pero, no se hubiera llegado a este grandioso final sin el trabajo de los Maestros Julio Alberto Mejía y Gerardo Dussán Gonzalez, directores de los coros de adultos y de niños respectivamente, de los Maestros Giondano Bastián Cordero, Freddy Muñoz Navarro, de los solistas que nos acompañan como invitados la Soprano Maritza Adriana Pérez, el Contratenor Diego Arango y el Barítono Camilo Mendoza; del comité organizador conformado por Fabiola Delgado, Diana Edith Calvo y Mariluz Cardona, de los docentes y estudiantes de la Escuela, los Directores pasado y actual de la Escuela de Música, Maestros Lucas Fabián Molano y Katia Jimena Bonilla, como de muchas personas que sería interminable mencionar.

Debemos agradecer también los apoyos recibidos de personas e instituciones, en particular a la Alcaldía de Pereira a través del Instituto de Cultura y Fomento al Turismo, por permitirnos hacer parte de la programación de las fiestas aniversarias de Pereira, a la Secretaría de Deporte, Recreación y Cultura del Departamento, al Comité Intergremial de Risaralda, con su Director el Dr. Fernando Agudelo Velasco, fan incondicional de nuestros músicos, y naturalmente a todos ustedes por acompañarnos esta noche.

Es una verdad universal que la medida del progreso de un pueblo tiene relación con el desarrollo de las artes. La pujanza y el crecimiento de Pereira y de los pereiranos, esta vez se acompaña de un verdadero fulgor en el campo de las artes. No es un hecho incidental; lo estamos viendo también en la pintura, en la poesía, en nuestros escritores.

Hoy es un día memorable para la Universidad y naturalmente para la ciudad que la nutre y la alberga.

Felicidades Pereira.

Hay un futuro asegurado.

Muchas gracias,


LUIS ENRIQUE ARANGO JIMÉNEZ
Rector