Intervención del Rector de la Universidad Tecnológica de Pereira, Ing. Luis Enrique Arango Jiménez en la Transmisión de Mando Club Rotario de Pereira realizada el martes 24 de julio de 2007.




TRANSMISIÓN DE MANDO
CLUB ROTARIO DE PEREIRA



Pereira, 24 de julio de 2007

Estimados Rotarios:


Ha querido el nuevo Presidente del Club Rotario de Pereira, Padre Nelson Giraldo Mejía, que sea yo quien dirija las palabras centrales de la ceremonia de transmisión de mando; un ritual que cada año hacen todos los clubes rotarios del mundo y que sirve para reafirmar el ideal rotario, reconociendo de paso la labor cumplida por la Junta Directiva que entrega. Esta decisión según el nuevo Presidente, parte del hecho de que yo haya sido la persona que lo presentó ante el Club.

Valga aclarar que en este caso, de manera inusual, entrega un Presidente que fue reelegido y que por lo tanto ejerció dos años seguidos y a quien hay que mencionar de manera muy especial por su significativo aporte a la vida del Club; me refiero al compañero Rodrigo Marulanda Mejía, hoy nuestro querido Past President de acuerdo a la jerga Rotaria.

Bajo su mando y con el concurso de las Juntas Directivas que lo acompañaron, el Club logró superar las dificultades financieras, tan propias de este tipo de organizaciones, y logró en lo organizativo, resolver asuntos que dificultaban el adecuado funcionamiento del Club. En particular debemos abonarle la concreción de la Fundación Club Rotario Pereira, la ONG paralela que nos dota de la vocería jurídica apropiada, habilitándonos para tramitar las donaciones y las contrataciones que son fundamentales para el cumplimiento de los objetivos rotarios.

De la misma manera, hay que reconocer que ha sido el cerebro de la refundación de la Semana de la niñez, que los colegas antecesores de este Club pusieron en marcha en el año 1936, pero que había sido suspendida desde el año 1983. En efecto, en el año 2004 y bajo la Presidencia de Osvaldo Castilla, pero con el apoyo y coordinación del compañero Rodrigo, se restableció este programa del Club, que ha vuelto a ser su programa bandera. Las sucesivas presidencias continuaron con la Semana de la niñez y Rodrigo, siendo su principal mentor, las potenció durante los dos últimos años.

Ahora quisiera contar un poco de mi historia Rotaria; llegue al Club por la iniciativa de Germán Calle Sánchez, un Rotario de lujo, que poco antes de fallecer puso sus ojos en mí y se dio a la tarea de reclutarme. Para ello, se valió de nuestro común amigo, también Rotario por esa época, Francisco Jiménez Barón.

Yo de los Rotarios tenía una vaga idea, construida desde mi niñez cuando los miraba como un grupo medio aristocrático, que giraba alrededor del Club Rialto de Pereira, y con fuertes relaciones internacionales. De hecho los advertía participando en las causas cívicas más importantes de la época. Paradójicamente, como muchas otras cosas que suelen suceder en la vida, jamás pensé que pudiera llegar a ser Rotario.

Durante mi pertenencia al Club he conocido gente maravillosa; debo confesar que he logrado contagiarme de la magia del compañerismo, un misterioso pegante que ha permitido que esta organización haya durado 100 años y tenga hoy más de un millón doscientos mil miembros regados en el mundo en más 31.000 clubes y 166 países.


Paul Harris, su fundador, concibió el Club Rotario como un medio para disfrutar del compañerismo y lo fue perfilando como una organización de servicio que promueve la solidaridad, la convivencia y el humanitarismo.

Solidaridad, el vocablo que implica pensar en los demás; en lo individual y en lo colectivo. Esta acción humana que puede ser el mejor antídoto contra la violencia y la descomposición social, está siempre al día en la agenda Rotaria.

No todas las personas encajan en sus ruedas dentadas; he tenido ocasión de presentar cuatro personas al Club; dos de ellas sobreviven. Quienes se fueron, siguen siendo excelentes ciudadanos, sensibles a lo social y solidarios por naturaleza, pero lo hacen a su manera. Los sobrevivientes, hoy nos acompañan; el uno médico, paradigma de entrega a su profesión y a sus pacientes, ya ocupó la Presidencia del Club con excelente desempeño, me refiero al amigo de todos los tiempos, al compañero Carlos Enrique Arango Silva.

El otro, el Padre Nelson Giraldo Mejía, a quien conocí de manera indirecta muchos años atrás, por ser el hermano de una amiga de mi hermana, pero a quien observé desde la distancia como un joven interesante, hoy recibe de manera oficial las riendas del Club.

Volví a ver a Nelson después de mucho tiempo, ya como sacerdote, actuando como Capellán del Hospital. Yo ya era Rector de la Universidad y dio la casualidad que se produjo la vacancia de la capellanía de la Universidad por la Jubilación del titular; busqué entonces al Padre Nelson y con el apoyo de la Diócesis, logramos que asumiera la capellanía; responsabilidad que ha sumido de manera impecable y exitosa. Como hizo Germán Calle conmigo, puse sus ojos en él, lo apadriné para su ingreso al Club, dio la talla, y hoy recibe oficialmente el mando como su Presidente.

Como para muchos puede ser una persona poco conocida y para poder entender el entusiasmo y la alegría que él le ha puesto a esta designación, pero sobre todo para hacer el reconocimiento que merece una vida ejemplar, me voy a tomar la licencia de hacerle un trazo biográfico, tomando partes de una entrevista, que le fuera realizada por la Oficina de comunicaciones de la Universidad Tecnológica de Pereira.

Nelson Giraldo Mejía nació el 7 de julio de 1954 en Pereira de Madre y Padre pereiranos. Es el cuarto hijo después de tres hijos hombres y antes de tres mujeres. Sus estudios los adelantó en la Ciudad; las primeras letras con las famosas hermanitas Uribe y el resto de los estudios hasta culminar la secundaria en el Colegio Salesiano. En 1969, cuando apenas cumplía 14 años, ingresó primero a los lobatos y luego a los Boy scout de Colombia. Acto seguido y al poco tiempo, se hizo jefe de la tropa Scout N. 8 del Colegio Salesiano, alcanzando la máxima distinción que otorgan los Scouts; la Insignia de Madera.

Frisando los 16 años, lideraba ya grupos de sesenta jóvenes en campamentos con salidas relativamente prolongadas. En la actualidad es miembro de la corte de Honor Regional de la Asociación Scout.

“Mi padre tenía reservas con los scout, no le gustaban los campamentos; para la primera excursión me le volé; vi que tenía cualidades de gestión y liderazgo; lo demás, lo hicieron los amigos que me fueron apoyando”.

“Caminaba de niño por las calles de Pereira, en mi bicicleta me metía por todos los rincones, con mis amigos iba a las canchas, montaba en los columpios, cogía frutas de los árboles. Me conocía todo, no hubo rincón ni patio del centro de la ciudad que no conociera”.

Su amigo de infancia y adolescencia, Cesar Augusto Calvo dice lo siguiente: “Teníamos un grupo de experimentos científicos, íbamos a fiestas al Club Quiramá, era un toma pelo profesional, muy activo e inquieto, quería estar en todo”.

En 1974 y sin abandonar a los Scouts, ingresa a la Cruz Roja Colombiana, en tiempos de su refundación en Risaralda, a propósito de los Juegos Nacionales. En la Cruz Roja se convirtió en Instructor Nacional de la Cruz Roja y llegó a ocupar la Vicepresidencia de los socorristas Cruz Roja Risaralda.

Siendo miembro de la Cruz Roja, el 5 de octubre de 1976, ocurre el deslizamiento del costado Norte del Río Otún, a la altura de la acequia que llevaba aguas a la Central Hidroeléctrica de Dosquebradas, hoy clausurada, causando una avalancha que afectó especialmente al barrio Risaralda. Ello, significó una de las mayores tragedias en la historia de la ciudad, con pérdidas humanas y materiales ostensibles.

Nelson prueba su vocación humanitaria y cristiana en esta emergencia, participando de manera activa; en ella, conoce al hoy Cardenal Darío Castrillón, por entonces Obispo de la Diócesis, con quien habría de tener una estrecha relación.

Desde el mismo día de la tragedia, casi abandonando su propio hogar, se pega a las 17 familias damnificadas, y no las desampara hasta que reciben las 17 casas en el Barrio Cuba donde fueron trasladadas por la acción del Gobierno local con el apoyo del Comité Nacional de Cafeteros y después de vivir en un albergue provisional durante un tiempo largo que dio espacio a la construcción de las viviendas.

Se dedicaba a pedir cosas a los amigos para llevar a los damnificados; así, se fue revelando en él un voluntariado que ha ejercido sin tregua a lo largo de la vida.

“No podía haber ninguna inundación en La Virginia porque allá estaba y, por aquella época eso era rutinario por el mes de diciembre. Solo iba a la casa el 24 de diciembre por el aguinaldo. Yo sabía que tenía que llevar de todo y hasta mi cama la regalaba, cerrando la puerta de mi cuarto con llave para que en mi casa no se dieran cuenta que la había regalado”.

Todas sus pertenencias fueron quedando poco a poco en La Virginia.

Luego el turno le tocó al Barrio la Isla de Cuba, que sufría inundaciones sistemáticas de La Quebrada El Oso, dolencia que solo vino a cesar cuando las familias fueron trasladadas al Barrio Santa Fe.

En 1979, y sin abandonar sus actividades humanitarias, ingresó a laborar con la Empresa Legislación Económica Legis y allí estuvo por espacio de varios años.

Durante este tiempo su vinculación a la Cruz Roja, Scout, Grupos de servicio, a los cuales sigue vinculado en la actualidad, fueron su proyecto de vida.

Fue visitado por Ángeles y por Demonios como el común de los humanos y finalmente el amor, la vocación y el servicio a la comunidad lo fueron encaminando al sacerdocio. Ingresa al Seminario María Inmaculada de Pereira en 1989, a la edad de 35 años.

Luego de ordenarse como religioso empieza a trabajar en los Barrios Villa Santana y El Danubio, localizados en el oriente de Pereira y a la sazón prototipos de las llamadas invasiones provocadas por agentes políticos y poseedoras de toda suerte de problemáticas.

Sin pasar mucho tiempo y gracias a que el Obispo Darío Castrillón había abierto una misión en el África, decide voluntariamente viajar a Mozambique, a la Arquidiócesis de su capital Maputo, a fines del año 1993. Allí, trabaja arduamente con las comunidades en estado de miseria durante seis años y medio. Con el apoyo de la comunidad de Bolognia Italia, de la Comunidad Económica Europea, de las Naciones Unidas y de la FAO, funda la Escuela Nuestra Señora de las Victorias.

Esta escuela tenía como propósito la alfabetización de personas mayores de 40 años. Hoy en día, se encuentra en funcionamiento y ha extendido su acción a todos los cursos de formación secundaria.

“Yo quería estar con los más pobres y prestarle ese servicio a la comunidad en nombre de Dios, aunque hube de dejar a mi madre muy enferma”.

“En Mozambique puedo decir que lejos de todo, pero muy cerca de Dios, trabajé con comunidades muy pobres y me sentí feliz”.

Estando en Mozambique fue nombrado como Capellán de las Naciones Unidas para la comunidad de habla hispana.

En 1999 es enviado a la Catedral de Johanesburgo capital de Sudáfrica, para atender la comunidad emigrante portuguesa y algunas comunidades sudafricanas, entre ellos los zulu. Allí, también es Párroco de la Parroquia San Patricio por un período de 19 meses.

En el año 2000 regresa a Pereira a ejercer como Capellán en diversas Instituciones, entre las que se cuentan el Hospital San Jorge, la Universidad Tecnológica de Pereira, la Gobernación de Risaralda y hasta el Deportivo Pereira.

Su labor pastoral se mueve en todas las comunidades, atiende enfermos, estudiantes, deportistas, mendigos, etc. etc.

Actualmente y sin que muchos lo sepan, sale a las calles en las noches para atender a los más necesitados y ubicarlos en casas de albergue.

Hace misas campales, participa en sepelios, visita enfermos, se le ve en las procesiones, administra las casas de los estudiantes de la Universidad bajo un programa especial, quiere estar presente en todo como en sus mejores tiempos juveniles. No pierde la vitalidad que lo ha caracterizado.

Pero, hay una faceta oculta del Padre Nelson, nuestro compañero Presidente, que roza con preocupaciones intelectuales.

A raíz de su relación con la historia y la filosofía, desde sus años de estudio, se creó en él una verdadera pasión, en la que actúa como un aventajado aficionado.


Lleva casi 21 años estudiando la historia de la región incluida la religiosa, escudriñando las bibliotecas y buscando escritos inéditos. “Me volví un ratón de biblioteca. Ustedes no saben las cosas tan hermosas que me encontrado”.

Esta aplicación a la historia, que ejerce por hobby, lo ha llevado a ser un compilador de lo que se ha escrito sobre la historia de Pereira; tiene en sus manos, en físico, los primeros periódicos editados en la Ciudad; se ha leído todos los periódicos escritos en Pereira hasta la fecha, muchos de ellos los ha fotocopiado, digitalizado y archivado.

Tiene compilada toda la obra de Monseñor Darío Castrillón Restrepo, tanto lo publicado formalmente, como la colección de sus declaraciones.

Tiene una colección de más de 700 fotografías de Pereira obsequiadas por diferentes fotógrafos.

Actualmente, trabaja junto a un equipo, en un proyecto de la Universidad Tecnológica para escribir la biografía y obras de nuestro común fundador Jorge Roa Martínez.

Hasta aquí esta apretada semblanza de un pereirano raizal que le apostó a los necesitados desde el Evangelio de Cristo.

Estimados Rotarios e Invitados, bien difícil encontrar alguien que encarne mejor nuestro postulado Rotario, de dar de sí, sin pensar en sí.

Felicitaciones Padre Nelson por su obra, le deseo muchos éxitos a Usted y a la nueva Junta Directiva.

Muchas Gracias,


LUIS ENRIQUE ARANGO JIMÉNEZ
Rector



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