Mensaje enviado por el profesor Jorge Rojas Cano.



I
Durante varios años, ya lejanos, tuvo la Universidad unas programaciones académicas semestrales de 16 semanas efectivas de clases, 80 días por semestre; efectivas en el sentido de que en el cálculo se tenían en cuenta, como indica el sentido común, los días festivos y el receso de semana santa.

Recordarán algunos miembros del Consejo Académico que hubo en el pasado ocasiones en las que se prolongaban los días de clases parar remediar interrupciones de las actividades de la docencia directa ocasionadas, por ejemplo, por paros, asambleas u otros motivos. Este sano principio, que entraña un reconocimiento y respeto al trabajo que se desarrolla en el aula de clase, ha dejado de tener vigencia y no hay razón válida para que así haya sucedido.


II
Ha hecho carrera en la Universidad la costumbre de expedir el calendario académico de cada semestre: primer día de clases, último día de clases y no importa lo que ocurra ésta programación no se modifica. Desconoce el Consejo Académico que el proceso de matrícula no tiene la perfección deseable y que, aún no sólo en la primera semana de clases, sino también en las siguientes se encuentran estudiantes que apenas están definiendo su horario. Para la fecha de iniciación de este semestre el programa de Tecnología Mecánica adolecía de la falta de 12 salones y en la cuarta semana de clases los estudiantes de Ingeniería de Sistemas denunciaban las dificultades ocasionadas por las fusiones de grupos. Estos son algunos de los varios ejemplos de circunstancias que afectan una normal actividad docente.


III
El semestre pasado, segundo del 2006, se pasó por alto, obvio que de manera deliberada, que había cinco días festivos. Así 16 semanas de clases de convirtieron en 15. Hubo además dos días en los que se decretó oficialmente la suspensión de clases para atender el evento de Semilleros de Ciencias. Para quienes percibimos un creciente deterioro en la formación académica de los estudiantes, por lo menos en los primeros semestres, un asunto que la Universidad parece desconocer, y dedicamos especial atención a la evolución de los cursos bajo nuestra responsabilidad, en la cual una hora perdida incide negativamente, esta conducta nos causa enorme desazón y contrariedad.

En la programación académica de este primer semestre de 2007 se repite la desafortunada costumbre, no por reiterada menos insólita, de contar la semana santa como una semana normal de clases. Bien sabe todo el mundo que la asistencia a clases se reduce de manera notoria el lunes y martes y que el miércoles puede considerarse nula. Basta, para comprobarlo, caminar por las instalaciones de la Universidad en ese día.

Al hacer las cuentas, con dos días festivos y el receso de semana santa, dos días de clase, se tiene de nuevo un semestre de 15 semanas hábiles. Hay que recordar, además, que ya hubo dos días con anormalidad académica, el 7 y el 27 de marzo.



Pereira, 12 de Abril/07



Firmas anexas

Carlos Vallejo
Jorge Rojas Cano
Ricardo López
Mario Hoyos
Entre otros firmantes