Intervención del Rector, Ing. Luis Enrique Arango Jíménez en la instalación de la XIV Convención Nacional de Egresados de la Universidad Tecnológica de Pereira realizada el pasado viernes 18 de agosto en el Auditorio Jorge Roa Martínez de la UTP.



Discurso Instalación Convención Nacional de Egresados UTP
18 de Agosto de 2006


El objetivo esencial, más no el único, de nuestras universidades es formar el recurso humano que requiere el país para su progreso y desarrollo. Es entonces apenas natural que debamos hacer todos los esfuerzos por aumentar el número de estudiantes que atendemos. Con este elemental razonamiento nos hemos movido en esta Rectoría sin descuidar otros aspectos inherentes a las ofertas como la calidad de las mismas y a los procesos de investigación y extensión asociados. Pero, quizás lo más importante, la equidad social, no ha sido relegada o evadida, por el contrario avanzamos en mecanismos y alternativas que ayuden a compensar el desequilibrio estructural de nuestro sistema educativo.

No queremos formar de cualquier manera; procuramos acercar el ideal de producir hombres críticos, sensibles, cultos, éticos e idóneos y sobre todo patriotas, que les duela el país y su suerte.

Hace dos años, en este mismo recinto y con palabras similares les informaba que estábamos alcanzando una matrícula de 9.000 estudiantes, lo que implicaba haberla duplicado durante mi gestión; pues bien, hoy la matrícula llega a más 10.700 estudiantes, insisto, sin que la calidad haya sufrido a expensas del crecimiento; por el contrario, los hechos demuestran palmariamente que seguimos mejorando cada día, alcanzando estándares que nos colocan dentro de las mejores universidades de país.

Quiero empezar por la mejor noticia que le pueda dar una universidad hoy en Colombia a sus egresados, hemos logrado la Acreditación Institucional de Alta Calidad, una distinción que el Sistema de Calidad de la Educación Superior en Colombia, le tiene reservada a aquellas instituciones que como un todo se mueven en términos de excelencia; compartimos este galardón con una docena de instituciones entre públicas y privadas; y entre las públicas, sólo las Universidades de Antioquia, Valle e Industrial de Santander nos acompañan.

Este reconocimiento, implica que la Universidad Tecnológica de Pereira atiende a procesos sistemáticos de mejoramiento y que ellos se ajustan a parámetros de calidad. Significa que hemos desencadenado una dinámica creciente de compromiso con la calidad y que todos los actores que intervienen en la vida de la institución, velan porque ella sea cada vez más eficiente, más moderna, más justa, más científica y más social.

El estatus que hemos logrado, con el concurso de todos, y que es el acumulado de generaciones anteriores y del acompañamiento que la sociedad siempre nos ha dado, nos llena de orgullo y hoy con alegría y la debida humildad, lo presentamos como trofeo a nuestros egresados, aquellos que son la razón de ser de la institución y que dentro del anonimato reman cada día en el océano de la vida para que el prestigio de la Universidad jamás se mengüe.

La Acreditación Institucional valoriza de manera automática los títulos que expedimos y nos crea condiciones de competitividad que son fundamentales para nuestro desarrollo; la Acreditación Institucional no es un estado alcanzado para la contemplación, sino un punto de partida que nos potencia para llegar más lejos y más rápido; así lo hemos entendido en la Universidad Tecnológica de Pereira y en esta lógica nos movemos en el día a día.

Esta concepción permite que en esta convención podamos presentarle a nuestros distinguidos egresados cifras reveladoras del desempeño que dan cuenta de los progresos alcanzados.

Un tablero de indicadores, actualizados a la fecha, que muestra el contraste entre el año 1999, la víspera de esta Rectoría y el año 2006, así lo determina:

• Número de estudiantes de pregrado y posgrado
DE 4.550 A 10.787
• Relación estudiantes Vs Docentes equivalentes de Tiempo Completo
DE 9 A 19
• Programas de pregrado aprobados
DE 20 A 34
• Maestrías aprobadas
DE 5 A 12
• Programas de alta calidad acreditados
DE 0 A 7
• Docentes en formación doctoral
DE 13 A 56
• Docentes en ejercicio con formación doctoral
DE 13 A 36
• Grupos de investigación registrados en Colciencias
DE 2 A 92
• Grupos de investigación reconocidos en Colciencias
DE 2 A 44
De los cuales:
13 pertenecen a la Categoría A
12 a la Categoría B y
17 a la Categoría C
• Proyectos de Investigación concluidos
DE 58 A 232
• Proyectos de investigación Cofinanciados por Colciencias
DE 9 A 43
• Proyectos de investigación Cofinanciados por otras entidades externas
DE 22 A 61
• Recursos anuales para investigación
DE $1.081 Millones a $4.009 Millones
• Recursos anuales para biblioteca
DE $80 Millones a $601 Millones proyectados a 2006
• Relación Recursos Propios Vs Presupuesto total
DE 11.34% a 28.20% proyectado a 2006

Debo informar adicionalmente que la UTP lidera en consorcio con otras Instituciones el Centro de Excelencia en Biodiversidad y Recursos Genéticos, cuya sede central se halla en esta Universidad y participamos con grupos de investigación en otros dos centros: Uno en nuevos Materiales con sede en la Universidad del Valle y otro en Agroindustrialización de especies, vegetales, aromáticas y medicinales con sede en la universidad industrial de Santander

Las transformaciones experimentadas por la Universidad han sido sostenidas y profundas, para beneficio de quienes habitan en ella y de la sociedad. Es bueno aclarar que aunque en este tipo de organizaciones los procesos de cambio son difíciles, y en cambio mantener el statu quo, es demasiado popular, en nuestro caso podemos darnos por bien servidos; la comunidad entera ha ido incorporándose a la corriente transformadora con entusiasmo y dedicación; no de otra manera, hubiéramos podido alcanzar el desempeño que hoy les reportamos.
Claro está, que a nuevos estados, nuevos retos, y debemos enfrentar problemas que en el pasado, o no eran visibles o no se les daba la importancia debida.

Para mí hay dos problemas que son fundamentales: combatir la deserción y poner el conocimiento al servicio de la sociedad.

Veamos el primero, la deserción:

A pesar del énfasis que le ha puesto el Gobierno y las propias instituciones a los objetivos de ampliación de cobertura, la matrícula está llegando a niveles de estancamiento y cada vez es más difícil lograr aumentos reales, pues aunque se aumenten los cupos a primer curso, como en efecto se ha hecho, el impacto no logra completamente los fines deseados, pues alrededor del 50% de los estudiantes que lograron ingresar fracasan en su intento de graduarse. Este fenómeno se conoce como la deserción y su contrario la retención.

Las razones son múltiples y variadas; todavía no existen estudios concluyentes, pero sí hay señales muy claras en ciertos aspectos que permiten abordar programas de inmediato que mitiguen y remedien el problema. El Gobierno Nacional adelanta un proyecto piloto con setenta instituciones para desarrollar un software de seguimiento a la población estudiantil con posibilidades de detectar tempranamente a los potenciales desertores para un adecuado tratamiento. Nuestra Universidad está incluida en el programa y acaba de instalar el software mencionado, ello nos permitirá ser mucho más asertivos en las estrategias y acciones a utilizar.

La Universidad por su lado, elaboró un estudio sistemático haciendo seguimiento a los estudiantes que ingresaron del I semestre del año 2000 al II semestre del año 2004, a través de encuestas a una muestra estadística, llegando a conclusiones inesperadas; por ejemplo, las razones económicas, aunque importantes, no son las fundamentales ni lo explican todo; hay razones académicas asociadas al aula y sus derivaciones, lo mismo que a deficiencias en los estudios secundarios que juegan un papel trascendental y que abren inmensas posibilidades a la universidad para hacer ajustes y transformaciones que disminuyan el fenómeno.

Ya la Universidad ha puesto en marcha algunos programas como el acompañamiento a través de tutorías a estudiantes con dificultades; así se hizo el semestre que acaba de terminar, después de reformar la disposición que ponía por fuera de la universidad dos semestres a los estudiantes que hubieran tenido un promedio inferior a 2.5; como si sacarlos un año contribuyera a su reeducación; era un concepto heredado, más asociado al castigo que al acompañamiento, para contribuir durante el proceso de formación y no esperar el desenlace de manera pasiva.

Los estudiantes sólo pueden tomar las asignaturas que recomiende el tutor, con quien mantendrán al menos dos entrevistas al semestre y éste, el tutor, deberá hacerle seguimiento y acompañamiento al estudiante.

Lo estamos haciendo a título de ensayo, pero los primeros resultados nos animan a perseverar, de 396 estudiantes que hicieron uso del derecho en el I semestre, 290 estudiantes obtuvieron resultados favorables para mantenerse dentro de la Universidad en el próximo semestre; es decir, un promedio igual o superior a 3.0

Estos datos determinan un 73% de éxito; que significa tener este semestre 290 estudiantes que bajo la anterior reglamentación estarían por fuera. No todos los estudiantes hicieron uso del derecho, en parte a causa del poco tiempo para difundir la reforma. Para este II semestre 916 estudiantes quedan en semestre de transición esperamos que un número mayor de estudiantes haya acogido la reforma. Para una adecuada sistematización de la experiencia se está elaborando un informe detallado del proceso de las tutorías que recibieron los estudiantes.

Pero la Universidad quiere que las tutorías se establezcan, no sólo para los estudiantes en dificultades, queremos que sea para todos los estudiantes de la Universidad; para ello estamos formando a los docentes para que adquieran fortalezas en esta materia y de manera gradual ir avanzando a toda la población estudiantil.

Quise abrir esta temática con las tutorías para insinuar que los docentes que requiere la Universidad de hoy deben ser diferentes; requerimos de un docente más humano, más cercano al estudiante, más comprometido con la formación en el sentido más amplio del vocablo. Suelo decir que llegó la hora de llevar la revolución al aula.

Mas aún, llamamos al docente a que reflexione sobre lo pedagógico; a un nuevo tipo de estudiante hay que responder con una nueva pedagogía. Hay mucha teoría social al respecto que puede ser utilizada para no hablar del papel que las nuevas tecnologías pueden jugar en las innovaciones en el aula. Me seduce más la creencia de que todo el mundo es susceptible de aprender y que la cuestión depende del método empleado, que aquella otra fatalista, que le niega a algunos seres humanos la capacidad de aprender.

A quienes ya llevamos un relativo kilometraje en la vida, nos resulta fácil entender, porque lo hemos vivido, aquello de los distintos tipos de inteligencia; no siempre hay coherencia entre los desempeños académicos tradicionales y los logros en la vida.

El otro gran reto, tiene que ver con los impactos reales que logremos con el conocimiento en el bienestar de la sociedad; ello, podría encajarse dentro de lo que usualmente se le llama articulación con el medio.

La investigación tiene que generar mayor productividad y nuevas empresas, además, debe ser pertinente, es decir, dar respuesta a los problemas locales, regionales y nacionales. Hay que perseverar en la investigación aplicada y en los procesos tecnológicos. Esta es una demanda creciente de la sociedad que no podemos eludir.

Para atender este reto, la Universidad viene adelantando acciones en el campo de la gestión tecnológica y ha dado los primeros pasos hacia una política de parque tecnológico; un modelo ya de probada eficiencia en otras latitudes y que para nuestra realidad empieza a vislumbrarse como posible.

Le hemos dado vida a una Oficina de Gestión Tecnológica que empiece a tejer todos los hilos de este complejo entramado.

Hemos creado de manera factual un polo de innovación, en un edificio que recibimos en comodato, y allí hemos alojado una incubadora de empresas de base tecnológica y un parque de desarrollo de software, todo ello con el apoyo de la Alcaldía de Pereira, la Cámara de Comercio, el SENA, la ANDI, otras Universidades y distinguidos empresarios. También allí, hemos alojado un grupo de investigación que trabaja de manera orientada hacia la computación de alto desempeño, para un supercomputador que acabamos de adquirir, único en su género en Colombia, que nos permitirá prestar servicios de alta velocidad de procesamiento, para nuestra investigación y para terceros.

Ya tenemos una política de propiedad intelectual y hemos empezado a patentar nuestros trabajos.

Estamos consolidando una red de laboratorios acreditados para prestar servicios de metrología, y de prueba y ensayo certificados que soporten y apoyen el establecimiento industrial.

Estamos acreditando un laboratorio de certificación de productos que a través de sus servicios pueda promover la competitividad para los mercados nacionales e internacionales; de especial interés son las certificaciones de productos naturales y las normas de origen.

Queremos que nuestros investigadores pasen de la teoría a la práctica y para ello estamos creando un ambiente propicio, con los recursos a la mano para facilitar la tarea.

Tenemos que traer a los empresarios a hablar con los investigadores para un diálogo creativo, que desprovisto de prevenciones los ponga a trabajar a todos sinérgicamente.

Debemos procurar la sintonía entre el recurso humano que formamos y las demandas de la economía y de la sociedad. No podemos estar ausentes de las grandes discusiones del país sobre la formación por competencias y los ciclos de formación. Hay que volver a armar el rompecabezas sin temor; hay que reconstruir los aprendido y reaprender lo construido. Lo poco o lo mucho que hemos hecho ha sido saliéndonos del libreto; voy a decir una herejía: anteriormente hablábamos de la lucha de masas como el pasaporte al futuro, hoy en día la innovación se ha vuelto inevitable si queremos de verdad progresar; en la innovación, entendida en el más amplio sentido, está el camino asegurado.

En ambos retos; disminución de la deserción y desarrollo tecnológico, nuestros egresados tienen mucho que decir.

Por ello los animo a que nos ayuden a trabajar en ellos en esa alianza perenne y vital que debe existir entre los egresados y la Universidad.

Ya de otro lado, debo confesarles que no me siento satisfecho del todo con el bilingüismo; algo hemos avanzado pero no es suficiente. Ocho niveles de 40 Horas; 320 horas de inglés como requisito de grado, es muy poco. Debemos ir aumentando progresivamente el requisito, si queremos de verdad abrir las puertas al mundo.

El inglés no debe ser sólo para los estudiantes; los profesores y los directivos con mayor razón, deben aprenderlo. Esta, es también una meta anhelada.

En el campo de la llamada expansión de la oferta de programas formales, todavía estamos a mitad de camino; a pesar de que la Acreditación Institucional nos otorga prerrogativas para crear nuevos programas de pregrado y especialización, o para llevar los existentes a otras regiones del país, a través de procedimientos simplificados, todavía no hemos asumido esta tarea con el suficiente empeño. Sigo pensando que a través de alianzas, esta estrategia de crecimiento puede ser una importante fuente de ingresos que nos ayude a mejorar los estados financieros de la Universidad, creando márgenes que nos permitan avanzar en nuestro modelo tradicional subsidiado, cubriendo áreas estratégicas de conocimiento y fortaleciendo las funciones sustantivas de docencia, investigación y extensión a las que estamos obligados.

Una de las tendencias más evidentes en el mundo de la Educación Superior es la necesidad de incursionar en la búsqueda de recursos a través de un portafolio amplio de servicios asociados al conocimiento; es estéril basar el desarrollo de las instituciones en la única apuesta de pedirle recursos al Estado. Algo hemos avanzado en esta materia, pero estamos en condiciones de hacer mucho más aprovechando nuestra ventaja comparativa que por supuesto no es indefinida. El llamado valor o costo de la oportunidad tiene la particularidad de extinguirse.

Compañeros egresados son tantas las cosas que habría para decir, que puedo terminar fatigándolos; un último punto, para terminar; el uso de la autonomía.

La autonomía, que reclamamos enérgicamente los universitarios, como la garantía de que el conocimiento no sea interferido por los intereses creados, tampoco puede ser reducida a la sola oportunidad de usarla en nuestro propio beneficio, o lo que puede ser peor, para oponerse de manera sistemática a todo cambio necesario.

Pienso que la autonomía debe ser utilizada a plenitud para la propuesta. Lejos están aquellas épocas en que la llave del progreso se asociaba a enfrentar a los colectivos sociales contra el Estado; ya hemos visto y probado los suficiente, para reconocer que si de verdad queremos desarrollo tenemos que aprender a promover los cambios que él demanda.

La nueva llave maestra del progreso se llama Innovación y ella pasa por todos los dominios de la acción humana.

Es aquí donde la autonomía para las universidades es un tesoro invaluable. Los académicos tienen total autonomía en el aula y en los procesos del conocimiento; son determinantes para intervenir los currículos, la metodología, los planes de estudio, los programas; en fin, todo.

Es en este sentido que yo animo a los académicos de esta universidad a salirse del libreto explorando nuevos caminos que reconozcan las nuevas tendencias de la sociedad.

De usar la autonomía para generar espacios de poder, ya sabemos lo suficiente.

Compañeros egresados:

He seguido atentamente la evolución de la Asociación de Egresados en los dos últimos años y debo reconocer los esfuerzos desplegados por la Junta Nacional, por su Presidenta y por los funcionarios para fortalecerla y consolidarla. Lo mismo puedo decir de los diferentes capítulos que actúan en las regiones y en Pereira.

Las eventuales diferencias o conflictos de opinión no son sino la manifestación de que la Asociación está viva, y desde luego no me producen sobresalto.

Agradezco a los representantes de los egresados que actúan en los distintos organismos académicos de la Universidad; hemos venido mejorando mucho en términos de participación y compromiso con la academia.

La Universidad además, requiere de la experiencia y opinión de sus egresados para ajustar permanentemente la marcha y sus procesos académicos; no concibo a un egresado que no desee que su Universidad mejore cada día.

Colombia apenas empieza a entender la importancia de las organizaciones de egresados; el Observatorio del Mercado Laboral, proyecto del Gobierno para conocer la real situación de los egresados, encontró que son fundamentales para el país. Necesitamos de su existencia y trabajo.

La relación entre los egresados y la universidad es bilateral; si la Universidad brilla en el firmamento académico como una Institución de calidad, ello valoriza las credenciales de nuestros egresados, y de la misma manera, si los egresados se destacan en el ejercicio de sus responsabilidades, como en efecto está ocurriendo, ello repercute en el prestigio de la Universidad. Son vidas paralelas unidas por intereses similares.

Sean todos bienvenidos a su casa, disfruten estos recintos que los recuerdan con cariño y nostalgia; recreen en ellos el espíritu, que esta es una hora de fiesta y alegría.

Recuerden que Pereira los recuerda como sus hijos y en la cercanía o en la lejanía siempre cuenta con ustedes; no en vano hacen parte de la historia de esta Ciudad.

Compañeros egresados: Aquí estaremos de pié velando por el prestigio de esta gran Universidad.

Viva la Universidad Tecnológica de Pereira.


Muchas gracias,


LUIS ENRIQUE ARANGO JIMÉNEZ
Rector
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