Recientemente el Rector de la Universidad Tecnológica de Pereira, Ing. Luis Enrique Arango Jiménez envío una primera parte de la traducción del texto "El Negocio de los Cerebros" publicado por la Revista The Economist en septiembre de 2005. A continuación se encuentra la segunda parte del documento y como archivo PDF está el texto completo.



El Negocio de los Cerebros
Un Estudio de la Educación Superior

Septiembre 10 de 2005

Tomado de: The Economist
Traducido por: Luis Enrique Arango Jiménez


Segunda Parte


Un Mundo de Oportunidades

De un lado a otro en el mundo en desarrollo, la Educación Superior está saliendo de lo indeseable. Atrás quedaron los días cuando ella era sólo un lujo para las élites. Los Gobiernos están expandiendo rápidamente sus sistemas de educación superior. Están tratando de crear centros de excelencia y abriendo el sector a los empresarios privados.

La principal razón de esta agitación es el dramático crecimiento en el suministro de potenciales estudiantes. El porcentaje de ingreso de estudiantes a la escuela secundaria ha crecido rápidamente en los países en desarrollo. Pero ha sido también una revolución en el pensamiento económico. No hace mucho tiempo el Banco Mundial bobeó gastando en Educación Superior cuando ella era económicamente ineficiente y socialmente regresiva. Ahora muchos economistas están advirtiendo a la educación superior para apuntar a la demanda de graduados –como se demostró por ingresos salariales- y al efecto positivo de la Universidad basada en la investigación sobre la economía.

Nadie duda de la dificultad en construir universidades decentes en el mundo en desarrollo. En muchos países el legado del colonialismo ha sido combinado con el legado de anticolonialismo. Colonialismo significó que las universidades se concentraron en producir un grupo minúsculo de administradores de la élite, anticolonialismo que ataron sus lazos con el Gobierno.

El gasto público en los países en desarrollo es altamente regresivo. En Latinoamérica las clases profesionales quienes suman el 15% de la población copan cerca de la mitad de todos los cupos universitarios. En Rwanda, el 15% del presupuesto total en educación es gastado en el 0.2% de estudiantes que asisten a las universidades. La mayoría de las universidades en el mundo en desarrollo están desesperadamente mal manejadas.

Pero hay unos pocos focos que brillan en el horizonte. Algunas Universidades en países más pobres han estado haciendo investigación de clase mundial. El Departamento de Botánica de la Universidad de Sao Pablo por ejemplo, fue el primero en descifrar el código genético de una bacteria llamada Xylella fastidiosa, la cual ha dejado perdidas a los viñedos en el sur de California. Este trabajo atrajo fondos y atención, entre otros, del Departamento de agricultura de los Estados Unidos y de la Fundación Americana de viñedos.

Una segunda experiencia es la buena administración que puede producir resultados sorprendentes. La universidad Makerere de Uganda, que a finales de 1980, estuvo al borde de la quiebra, ha incrementado su número de estudiantes multiplicándolos por cinco y está invirtiendo en su infraestructura. Ha introducido matrículas para el 80% de los estudiantes y ahora genera un tercio de sus ingresos de una variedad de alianzas de negocio como una panadería y una consultora.

Una tercera causa para alegrarse es la proliferación de diferentes clases de universidades. Unos pocos años antes la mayoría de las universidades en el mundo en desarrollo eran iguales: diseñadas para la élite y dominadas por el estado. Ahora hay más variedad. El mayor cambio es la emergencia de un sector con ánimo de lucro que se concentra en asignaturas como contaduría, habilidades en computadores, y a menudo impulsan innovaciones educativas.

Cuáles son las proyecciones de que las buenas noticias sobrepasarán a las malas. Para responder a esta pregunta vale la pena mirar de cerca dos países que están ahora conduciendo los más grandes experimentos en la masificación de la educación superior: India y China.

El Sistema de Educación Superior indio está lleno de limitaciones heredadas. Algunas de ellas son sobras del colonialismo y otras del anticolonialismo; algunas provienen de pobres administraciones y confusión política. B.S: Baswan, el secretario de estado para la educación secundaria y superior, anota que su sector carece de una clara política de competencias. Todavía el problema es mayor que ese: el gobierno no tiene los recursos para fondear la expansión que desea, pero no quiere asumir el coraje político para empezar a cobrarle a los estudiantes matrículas realistas. El resultado es que India a menudo parece dar un paso adelante por cada dos atrás.

Indudablemente, no obstante, está haciendo avances. El número de gente atendiendo las universidades se duplicó en los noventa pasando de 4.9 millones a 9.4 millones. El precio de ello ha sido una disminución general de la calidad. Una vez dicho eso, la India tiene dos cosas muy valiosas a su favor. Una, es su colección de instituciones de élite. Por décadas, India ha estado derramando recursos al Instituto de Ciencia Médicas, al Instituto de Ciencia en Bangalore, y sobre todo, a los Institutos Indios de Tecnología. Estas instituciones hacen su escogencia de un ejército de candidatos cada año, con 180.000 esperanzados que toman el examen de filtro para 3.500 cupos en los siete institutos tecnológicos indios. Ello provee una educación altamente intensiva con todos los estudiantes y a menudo los profesores viviendo en los campus. Ellos producen un flujo de gente altamente educada que ayudan a fijar estándares profesionales. “Ellos son clase aparte, como Oxford y Cambridge”, dice P.V. Indiresan un experto en universidades.

Estas instituciones de élite ayudan a mantener a india conectada dentro de la economía global de conocimiento. R.S. Sirio, el anterior director del IIT (Insituto Indio de Tecnología) de Delhi, explica que él daba a su personal largos sabáticos en Universidades de occidente, y que cerca de un tercio de ellos pasaban tiempo en Estados Unidos cada verano. Este instituto recibe patrocinio para investigación de multinacionales como Sun Microsystems, Cisco, Volvo y Ford. Está garantizado que los institutos producen mucha gente que aumenta la fuga de cerebros, pero también conservan mucha gente brillante que no emigra. Y muchos incluso atraen gente de regreso si la economía india mantiene su boom. Es una sabiduría aceptada en india que los estudiantes más brillantes van a los IITS y los segundos a las universidades americanas.

Otra gran ventaja de India es un desarrollo más reciente que denota una expansión del sector privado. Siendo India, el sector está plagado de escándalos. En Febrero, la Corte Suprema de India ordenó el cierre de casi 100 universidades privadas, a causa de preocupaciones de calidad. Aún, los mejores colleges privados están haciendo un trabajo admirable, respondiendo a una demanda no satisfecha para educación en técnica y en administración, a menudo en formas altamente creativas, corrigiendo la polarización india hacia la educación teórica, y animando empresarios a colocar millones en un sector que tradicionalmente ha carecido de ellos.

Viny Rai, un magnate del acero y las telecomunicaciones, es justamente uno de tales empresarios. Rai University se reputa así misma como “la mejor Universidad privada de India”, con 16 campus a lo largo del país. El señor Rai quiere que la universidad llene una brecha en el mercado, y ve grandes demandas para la educación en temas prácticos como administración, media (publicidad, periodismo), contaduría y turismo. Pero el está más interesado que en copar un mercado en expansión, el 50% de sus estudiantes son becados. Él, se derrama en lírica sobre el “modelo excelente” de educación superior que encontró en el Instituto Tecnológico de Massachussets en Estados Unidos.

El contraste entre el campus principal de la Universidad de Rai en Delhi y la Universidad de Jawarharlal Nehru, una de las distinguidas universidades públicas de India, es sorprendente. La Universidad de Rai es ordenada e impecable, mientras JNU, desparramada y descuidada. Rai está llena de computadores. Mientras JNU es resueltamente baja en tecnología. Los estudiantes de Rai están determinados a tomar parte en la economía global, mientras JNU está moldeada con signos de protesta contra el demonio del capitalismo.

Una banda creciente de exitosas compañías privadas están liderando la democratización de la educación tecnológica: NIIT, una compañía de entrenamiento en computadores tiene 40 centros propios y más de 1.000 operaciones franquiciadas, y se está expandiendo a América y Gran Betaña. También ha establecido un departamento de investigación y desarrollo para descubrir los métodos más eficientes de enseñanza. Una de sus ideas más inteligentes fue darle a los niños analfabetas libre acceso a los computadores para averiguar cuán fácilmente pueden aprenden de ellos. También ha establecido enlaces con Citybank para hacer posible que los estudiantes tomen préstamos para pagar matrículas. La compañía ha llegado a tener un nombre de marca tal, que algunos avisos en las páginas matrimoniales del Times de la India especifican los graduados del NIIT.


China Entra al Mercado

En educación superior como en mucho más, China está halando adelante de India. Los chinos están llevando a cabo la mayor expansión universitaria en la historia. En los ochenta, sólo del 2 al 3% de los que salían de las escuelas fueron a la universidad. En el 2003 la cifra fue del 17%. El año cumbre fue 1999 cuando el número de estudiantes saltó casi al doble.

La expansión al nivel doctoral es incluso más rápida que para los de pregrado; en 1999-2003 se graduaron casi doce veces más de los que se graduaron de 1982-1989 (Ver Figura 4). Y vienen más: el número de nuevos estudiantes de doctorado ascendió de 14.500 en 1998 a 48.700 en 2003.

Los chinos están decididos a crear una súper liga de universidades que rivalice con las mejores del mundo. El Gobierno está invirtiendo de manera fuerte en universidades escogidas, tales como: las universidades de Peking, Tsinghua y Fudan, ofreciendo mejores salarios y más fondos para investigación. Los Gobiernos Estatales están haciendo algo parecido. No es accidental que el ranking anual de universidades más utilizado en el mundo, el índice de Shanghai, sea producido por una universidad china.

Lo que hay detrás de todo esto es un ejercicio gigante de transferencia tecnológica. Los chinos están tratando de recrear las mejores universidades de occidente en casa con el fin de competir en industrias más sofisticadas. Ellos se están llenando con Phd(s) extranjeros; en algunos departamentos de la Universidad de Peking, un tercio de los miembros del profesorado tienen doctorados americanos. Están usando Joint Ventures con universidades extranjeras de la misma forma como las compañías chinas lo hacen con compañías extranjeras.

Los chinos no tienen escrúpulos usando los mecanismos de mercado para lograr la transferencia tecnológica. Los cargos de matrícula hacen ahora el 26% de los ingresos de las universidades públicas, casi dos veces el nivel de 1998; muchos profesores son pagados de acuerdo al número de estudiantes que ellos atraen; y China está creando un sistema paralelo de Universidades privadas a lado de las públicas. Por ejemplo, la Universidad de Pekín tiene más inscritos que cupos, de manera que ha creado una universidad paralela que cobra una matrícula un poco más alta y acepta estudiantes un poco menos capaces. Nexos entre las universidades y la industria son un lugar común. La mayoría de doctores que ganó China entre 1992 y 2003 fueron en materias prácticas, las cuales atraen a los estudiantes más brillantes: Ingeniería (38% del total), Ciencias naturales (22%) y Medicina (15%).

¿Logrará China sacar adelante sus ambiciones académicas? El problema es que esas inversiones no harán el truco sin cambios culturales más amplios. Rui Yang, un profesor en la Universidad Australiana de Monash, señaló que la corrupción académica es abundante. Las poderosas academias que reparten los fondos de investigación son presas tanto del favoritismo político como del cabildeo (Lobbying). El plagio es un lugar común. Muchos académicos usan una buena parte de sus fondos de investigación en asuntos personales en vez de fines académicos.

El autoritarismo del país también agrega un factor limitante, afectando no sólo a las humanidades sino también a las ciencias. Por ejemplo, los científicos chinos suprimieron información sobre SARS porque ella contradecía la línea oficial. Una universidad de clase mundial sin libertad de pensamiento es una contradicción en los términos.


Académicos Errantes

Para los estudiantes, la educación superior está llegando a ser un mundo sin límites.

Bill Clinton cuenta una graciosa historia acerca de la primera vez que puso los ojos en la Universidad de Oxford. Él fue descargado en su College a las 11:00 p.m., una noche lluviosa de octubre, junto a otros tres estudiantes de Rhodes. Uno de ellos era Robert Reich, su futuro secretario del trabajo, quien es supremamente bajito. Los cuatro americanos caminaron dentro del cuadrángulo principal del College, un esplendido edifico del Siglo XVII, y se maravillaron por la riqueza de historia que enfrentaban. Pero ellos fueron inmediatamente bajados a tierra por el portero jefe, Douglas Millin, quien se quejó de que a él le habían prometido cuatro Yankis y que le habían enviado sólo tres y medio.

En los días de estudiante de Mr. Clinton, la educación internacional era todavía una reserva para una pequeña élite de futuras superestrellas. Hoy, ella está sufriendo el mismo proceso de masificación que ha modificado la política doméstica de Educación Superior. El número de estudiantes extranjeros en la OECD (Ver Figura 5) se ha duplicado en los últimos 20 años, a 1.5 millones.

¿Qué está impulsando este sólido crecimiento? Las dos cosas más obvias son la fuerza magnética de las mejores universidades del mundo y la suboferta de cupos en el mundo en desarrollo. Los estudiantes más brillantes del mundo -y particularmente los graduados más brillantes- quieren estudiar en las mejores universidades del mundo. La mitad de los estudiantes del mundo viven en países en desarrollo mientras la oferta de cupos no puede seguir la demanda. Dos de los mayores exportadores en términos absolutos son China (con el 10% de todos aquellos que estudian en el exterior) e India (con el 4%).

En años recientes varias otras cosas han acelerado este crecimiento incluso mucho mas. Una, es la competencia por talentos. Un número creciente de países ricos están replanteando sus políticas de educación y de emigración en orden a atraer trabajadores altamente calificados. Una segunda, es la competencia por las tarifas de matrícula que los estudiantes tienen que pagar, la cual es particularmente violenta de países que no permitirán a sus universidades cargar tarifas realistas a sus estudiantes nacionales. Oxford recientemente ha duplicado la proporción de estudiantes extranjeros al 15%; en la escuela de economía de Londres, 75% de los graduados vienen del extranjero. Un tercer factor es la política de la Unión Europea de patrocinar la movilidad de estudiantes dentro de la Unión para crear una identidad europea entre los jóvenes.

Varios países, los más sobresalientes como Australia y Nueva Zelanda, están tratando de volver la educación una industria exportable. Los estudiantes extranjeros son triplemente valiosos. Ellos pagan matrículas a las universidades, gastan dinero en cosas como alimento y vivienda y pueden incluso terminar quedándose de manera permanente. ¿Qué mejor manera de trasladar su economía de su confianza tradicional en la producción primaria?

En los últimos 50 años los Estados Unidos sin mucho esfuerzo han dominado el mercado de los estudiantes internacionales, quienes han traído beneficios directos e indirectos. No sólo están contribuyendo con casi 13 billones de dólares al Producto interno bruto de los Estados Unidos (GDP), sino que están suministrando la fuerza cerebral para su maquina de investigación y energía, para su economía empresarial. Pero ahora el liderazgo de los Estados Unidos está bajo reto. El Instituto de Educación Internacional reporta que el número de estudiantes extranjeros en las universidades de los Estados Unidos declinó en 2.4% en 2003-2004, la primera vez que ha caído en 30 años. Las solicitudes de estudiantes extranjeros a las escuelas de graduados de los Estados Unidos cayeron el 28% el último año, y los matriculados cayeron en un 6%.

Viniendo después de décadas de crecimiento estable, estas cifras envían ondas de choque a través del sistema académico. Muchas universidades americanas inicialmente responsabilizaron al endurecimiento de las leyes para las visas después del 11 de septiembre de 2001 y cabildearon furiosamente para reformarla. La política de visas claramente jugó una parte, pero en efecto los Estados Unidos han ido perdiendo participación en el mercado de estudiantes internacionales desde 1997. La principal razón para eso, es la competencia internacional. En el 2002-2004 el número de estudiantes extranjeros aumentó un 21% en Gran Bretaña, 23% en Alemania y 28% en Francia. Un número creciente de países europeos están ofreciendo programas de grado estilo americano enseñados en inglés. Alemania le ha agregado la atracción de dispensar educación universitaria gratuita tanto para los extranjeros como para los estudiantes domésticos. Las universidades en los países desarrollados también se están expandiendo rápidamente y a menudo un crecimiento fuerte del mercado de trabajo se encuentra listo para recibir los estudiantes graduados.

Aunque sería un error igualar la pérdida del cuasi monopolio de los Estados Unidos en el suministro de educación superior a extranjeros con un declinamiento de largo plazo. Por una parte, el mercado probablemente continuará creciendo rápidamente en la medida que Asia produce su propia clase media. Por otra, las universidades de los Estados Unidos están bien colocadas para operar en el mercado global de estudiantes talentosos. En el pasado las universidades americanas han estado haciendo lo mejor cuando compiten por docentes o por estudiantes domésticos. ¿Por qué debería ser diferente con los estudiantes extranjeros?


Circulación de Cerebros

El espectáculo de tanta gente brillante de países pobres trasladándose a los países ricos levanta preguntas de justicia social, en parte porque ellos contribuyen con dinero y con fuerza cerebral a los países que los hospedan mientras ellos están estudiando y en parte porque muchos de ellos terminarán quedándose permanentemente. Alguna gente ve el desarrollo como una clase de neocolonialismo de la mente. Aunque no hay garantía de que esa gente brillante hubiera prosperado si ellos se hubieran quedado en su país. El valor neto combinado de los estudiantes indios graduados en los IIT(s) en América (USA), se reporta como de 30 billones de dólares. Pero, ¿habrían llegado a ser ricos si esos brillantes indios se hubieran quedado en la India? “Es preferible fuga de cerebros que cerebros en fuga”, fue el veredicto muchas veces citado por Rajiv Gandhi, un Primer Ministro indio.

Quizás lo que está ocurriendo no es una fuga de cerebros, sino una circulación de cerebros. Los Gobiernos de muchos países en desarrollo animan a sus estudiantes brillantes a ir al extranjero, a menudo usando becas como parte de una política general de construir capacidad de manera que ellos puedan conectarse así mismos dentro del más reciente pensamiento en occidente.

Pocos emigrantes altamente entrenados cortan sus vínculos con sus países de origen completamente. La mayoría mantiene en contacto, enviando remesas (y si ellos son exitoso capital), circulando ideas y conexiones, e incluso retornado a casa como exitosos empresarios. Un gran número de estudiantes indios y chinos regresan a sus países después de una temporada de trabajo en el exterior para tomar ventaja de los mercados calientes de Shanghai o Mumbai. Y un número creciente de hombre de negocios expatriados invierte de regreso en sus países.

Cada día más, los países en desarrollo animan a las universidades extranjeras para que vayan a ellos en vez de enviar sus estudiantes al extranjero. Singapore ha establecido relaciones estrechas con 15 socios, incluyendo algunas instituciones de élite como Stanford, Cornell, y Duke Médical School. Dubai ha establecido una “villa del conocimiento” con 13 Universidades extranjeras, y Qatar una “ciudad educativa” con cuatro, ampliamente beneficiosa para aquellos estudiantes del Medio Este que quieran educación occidental pero que piensan que dentro de no mucho tiempo, no serán bienvenidos en los Estados Unidos.

Algunos países han establecido ellos mismos unos intermediarios educativos: importadores como exportadores de talento. China no solamente envía los mejores estudiantes al extranjero sino que también es uno de los que recibe más estudiantes en la región de Asia. Entre 1998 y 2002 el número de estudiantes internacionales en el país se duplicó de 43.000 a 86.000. Malasia envía cantidades de sus propios estudiantes al extranjero en un esfuerzo de construir capacidad, pero también está reclutando estudiantes de China, Indonesia, Pakistán y otros países islámicos.

El problema con la equidad proviene no mucho más del mundo rico y el pobre, sino dentro del propio mundo en desarrollo. Como una regla, sólo las élites del mundo en desarrollo atienden las universidades extranjeras. La Fundación Ford está dedicando inmensos recursos para corregir esta injusticia: en el 2000 proveyó 280 millones de dólares para 12 años -su apoyo financiero más grande– para un programa de becas para enviar gente con desventajas de países pobres a universidades líderes en el extranjero. Douglas Millin, que vaina, no está más con nosotros. Pero si la Fundación Ford sigue su camino, sus sucesores tendrán que tratar con gente de lugares considerablemente más lejanos que Hope, Arkansas.


Educación Superior Inc.

Las Universidades han llegado a ser más parecidas a un negocio aunque todavía sigan haciendo las mismas cosas del pasado.

El campus Hohokam de la Universidad de Phoenix se parece más a los cuarteles centrales de una corporación que una universidad. No hay nada del desorden alegre que se asocia con la vida universitaria. Las ventanas están hechas de vidrio negro reflectivo, los corredores están ordenados y silenciosos, el prado ha sido recientemente cortado, hay espacios de parqueo para todo el mundo y los guardas de seguridad en carritos de golf se aseguran de que todos los carros estén en negocios legítimos. La Universidad está convenientemente cerca de un par de superavenidas y a diez minutos del aeropuerto.

Pero el campus no solamente parece la oficina central de una corporación; es uno. La Universidad de Phoenix es la más grande Universidad con ánimo de lucro en los Estados Unidos (y realmente la universidad más grande en pie), con 280.000 estudiantes, 239 instalaciones y varios retoños alrededor del mundo, incluyendo algunos en la India y China. El campus Hohokam aloja las oficinas centrales del grupo Apolo, la compañía propietaria de la universidad junto con los grupos corporados de la universidad.

La Universidad de Phoenix fue la idea de John Sperling, un economista educado en Cambridge que se volvió empresario. Cuando estaba enseñando en la universidad Estatal en San José a comienzos de los setenta, Mr. Sperling notó que los estudiantes adultos tenían poca atención de las universidades diseñadas para enseñar a gente entre los 18 y los 22 años. Eso que él sintió, no sólo fue justo sino sabio: en la nueva economía los trabajadores tienen que mantenerse regresando a la Universidad para actualizar o mejorar sus habilidades.

La Universidad de Phoenix está diseñada para atender las necesidades de trabajadores adultos, que conforman el 95% de sus estudiantes. El énfasis es sobre materias prácticas, tales como: negocios y tecnología, que les ayudarán en sus carreras y se acomodarán a sus ocupados horarios. Una de las reglas de oro de la universidad es que debe estar llena de parqueos, para que los estudiantes puedan ir de sus carros a las aulas de clase en cinco minutos. A comienzos de los noventa, llegó a ser la primera universidad en ofrecer grados en línea, y el Internet es ahora integral a toda su enseñanza.

Pero diseñando una universidad para trabajadores adultos, Mr. Sperling también introdujo dos innovaciones de gran alcance. La primera fue concentrar el poder en la organización. En las universidades tradicionales los académicos son contratistas semi- independientes quienes dedican tanto tiempo como sea posible a su propia investigación. En Phoenix hay simplemente empleados. Es la universidad quien es dueña del currículo, no los profesores.

Todd Nelson el jefe de la compañía reclama que esto ha permitido que la universidad haya llegado a ser una “organización de aprendizaje”. Está constantemente mejorando su habilidad para enseñar midiendo el desempeño y diseminando las técnicas exitosas. La única investigación que le preocupa es aquella que mejora la enseñanza.

La segunda innovación es volver la educación superior un negocio. El costo de un año de educación en Phoenix por 9.000 dólares no es excesivamente alto para una universidad privada, aunque el ethos de negocio inusualmente en todo. Mr. Nelson animadamente habla de la “industria de la educación” y alardea de que el enrolamiento está creciendo actualmente al 25% por año. El grupo Apolo gastó la cifra impresionante de 383 millones de dólares en mercadeo el último año.


Dólares y Titulaciones

Es duro imaginar lo que Von Humboltd, con su creencia en la investigación para su propia salud, haría de la Universidad de Phoenix. Pero para mucha gente es una visión de futuro. Milton Friedman, un economista ganador de premio Nóbel, recuerda que el triunfo del sector con ánimo de lucro es inevitable, porque las universidades “están administradas por docentes y los docentes están interesados en su propio bienestar”.

Las universidades con ánimo de lucro están encontrando un nicho creciente de nichos de mercado particularmente en Estados Unidos (USA). La Universidad de Strayer, uno de los más grandes competidores de Phoenix, se concentra en telecomunicaciones y administración de empresas.

La Escuela de Leyes Concord, propiedad del Washington Post, se vanagloria de tener uno de los más altos enrolamientos en el país. Todo esto enseñando en línea. La universidad Cardean, el invento de Michael Milken, ofrece en línea educación de negocios, incluyendo MBA(s).

La universidad corporativa del grupo Apolo marca otro enorme cambio educativo. El número de universidades corporativas que proveen educación para sus compañías padres, ha crecido desde 400 en la mitad de los ochenta a más de 2.000 hoy en día. Algunas de estas instituciones tales como la Universidad de las Hamburguesas Mc Donald, no merece el nombre, pero otras tales como las establecidas por Microsoft y Sshwab, son más serias. Un número creciente de Universidades corporativas están otorgando titulaciones en compañía con universidades tradicionales.

Las universidades con ánimo de lucro son solamente el más dramático ejemplo de una tendencia más general: el balance cambiante de poder entre el estado y el mercado. En gran parte del Siglo XX, el estado de manera sostenida le puso amarras a las universidades. Ahora el mercado está comenzando a tener su propio desquite.

Las universidades públicas a la vieja usanza se están volviendo incluso más promiscuas en su persecución de ingresos. En Estados Unidos, la “universidad pública” está rápidamente volviéndose un discurso. En la Universidad de Virginia, la participación del presupuesto operativo que proviene del estado, bajó del 28% en 1985 al 8% en el 2004. Como lo puso un Presidente de universidad, su universidad ha evolucionado de ser una “Institución Estatal” a una “apoyada por el estado”, luego “asistida por el estado”, luego “localizada en el estado y ahora “incomodada con el Estado”.
En otros países las universidades públicas están volviéndose más empresariales. De manera creciente están comenzando a cobrar matrículas, usualmente en combinación con préstamos estudiantiles. Ellas también están transformándose así mismas dentro de operaciones comerciales competitivas, cuando atraen estudiantes extranjeros que pagan matrículas o ganan contratos de negocio. Al mismo tiempo nuevas universidades privadas sin ánimo de lucro están brotando. Éstas han sido comunes desde hace mucho tiempo en Estados Unidos, Japón y Surcorea, pero eran raras en otras partes. En Portugal las universidades privadas y los colleges han crecido de casi nada dos décadas atrás, a contabilizar dos tercios de todas las instituciones de educación superior y el 40% de todos los estudiantes. Con todo esto, el fondeo privado ha crecido más rápido que el fondeo público en siete de los ocho países de la OECD para los cuales hay datos disponibles.

Otro cambio al rompe, es el surgimiento de internet como una manera de entregar enseñanza. El internet tiene toda clase de ventajas, desde bajar los costos hasta abrir mercados. MIT (Massachuttes Insitute of Technology) ha comenzado una innovadora alianza con dos universidades de Singapore, que permite a los estudiantes de ese país tomar parte virtualmente en las clases de MIT. La universidad Virtual de Monterrey-México, usa una combinación de teleconferencias e internet para llegar a más 70.000 estudiantes en toda América Latina.

Excepto las nuevas tecnologías y la “mercantilización” de la educación Superior, es sorprendente lo poco que ha cambiado. Las universidades tradicionales están levantando dinero pero no lo suficiente para que puedan hacer cosas radicalmente nuevas, siguen haciendo las mismas cosas viejas. Las universidades con ánimo de lucro están haciendo indudablemente un trabajo excelente en llenar nichos de mercado, particularmente para la educación técnica, aunque su posición en la jerarquía académica permanece humilde.

El internet está igualmente produciendo resultados modestos. Sin embargo, es bueno para transmitir información o para reforzar el aprendizaje, E-learning no es el substituto del ladrillo y mortero. La burbuja de E-learning de los finales de los años noventa explotó con una gran velocidad. Fathom, una asociación de negocio (Joint Venture) establecida por Columbia y otras trece universidades, bibliotecas y museos, se vino abajo luego de obtener ingresos por sólo US $700.000 en dos años y medio. Caliber, el socio electrónico (E-partner) de la Escuela Wharton, solicitó oficialmente el estado de bancarrota. La Universidad de Temple abandonó la Universidad Virtual de Temple sin ofrecer un sólo curso. La Universidad de New York también ha tirado del enchufe.

Las nuevas tecnologías generalmente incitan predicciones rápidas de que ellas revolucionarán la educación superior. Thomas Edison predijo que las películas con movimiento podrían remplazar las clases en los campus; otros le han hecho incluso grandes reclamos a la radio y la televisión. David Noble, un historiador, compara la euforia de internet con la moda de las escuelas por correspondencia que hicieron burbuja a comienzos del Siglo XX. En 1919 más o menos, 70 Universidades en los Estados Unidos habían lanzado cursos por correspondencia, compitiendo con casi 300 escuelas privadas por correspondencia. Aunque la burbuja eventualmente estalló, parcialmente por la pobre enseñanza y la alta deserción, pero principalmente a causa de que la dimensión humana estaba faltando.

Esto no es para decir que la idea de Universidad está esculpida en piedra; en realidad está cambiando, pero evolucionado más que revolucionado. Y el más importante reciente desarrollo en el mundo de la educación superior ha sido la creación de una súper liga de universidades globales que están ahora enganchadas en una batalla por el talento y el prestigio.


Lo Mejor está por Venir

Un sistema más orientado al mercado de la Educación Superior puede hacer mucho más que un modelo dominado por el estado.

William James tuvo una buena razón para estar nervioso cuando regresó para ser examinado para su grado de médico en Harvard: él había pasado más de los anteriores tres años en el extranjero. Pero qué afortunado sería que su examinador resultó ser Oliver Wendell Colmes, un viejo amigo de la familia. El Dr. Colmes le hizo al candidato una sola pregunta y cuando el joven William la respondió correctamente, llevó el evento al cierre: “¡Es suficiente! Si usted sabe eso, usted debe saber todo. Ahora dígame ¿cómo está su querido padre?”.

Por al menos los primeros 200 años, Harvard fue una escuela de acabados para la élite de Boston o a lo sumo de New England. Elliots y Lowells, mantuvieron las posiciones de liderazgo continuamente por más de dos siglos, y Cabots y Lodges se mantuvieron apareciendo en las listas oficiales de la escuela con varias permutaciones. Pero a comienzos del Siglo IXX, Harvard gradualmente se transformó así misma en una universidad nacional. Ahora la universidad está sufriendo otra dramática transformación, de una universidad nacional a una universidad global.

Esto no significa que Harvard esté perdiendo completamente sus raíces americanas. América (USA) es después de todo el mercado más grande del mundo para educación superior y la misma americanidad de Harvard es parte de su atracción. Aún así, la universidad está de manera creciente operando un mercado global de trabajo. La búsqueda de profesores son siempre en el mundo entero; en algunos departamentos el 40% de sus estudiantes de doctorado vienen del extranjero y las escuelas de graduados y de profesionales son verdaderas multinacionales.

Harvard no está sola. Las grandes universidades del Siglo IXX fueron modeladas por el nacionalismo; las grandes universidades de hoy están siendo moldeadas por la globalización. El sistema de educación superior del mundo está progresivamente dominado por una súper liga de universidades de clase mundial compitiendo unas con otras por talento y prestigio.

No hay nada nuevo sobre globalización en educación superior por supuesto. Los escolares medioevales se comunicaban en latín y a menudo estudiaban en varias universidades y en diferentes países. Aunque por largo tiempo muchos académicos sintieron que su principal lealtad era con su universidad o colegio en vez de con su disciplina. Las universidades fueron principalmente escuelas para los burócratas nacionales y seminarios para las ideas nacionalistas.

Hoy hay pocas restricciones para la inclinación natural de las universidades hacia el internacionalismo. Las mejores universidades son ciudadanos de un mercado académico internacional con una moneda académica global, una fuerza de trabajo global y de manera creciente, un lenguaje global: el inglés. También hay de manera creciente ciudadanos de una economía global, enviando sus mejores graduados a trabajar para compañías multinacionales. La creación de universidades globales fue liderada por los estadounidenses; ahora todo el mundo está tratando de entrar en la escena. El actual Vice-canciller de Oxford, John Hood, proviene de Nueva Zelanda y su contraparte en Cambridge, Allice Richard, duró 30 años enseñando en Yale.

Las universidades globales no tienen que tener una presencia física en el extranjero para ser afamadas. Algunas de las mejores universidades del mundo han sido reactivas ha establecer campus en el extranjero y algunas de las más entusiastas extensoras, tales como la Universidad de Webster, la cual maneja siete campus en el extranjero desde sus oficinas centrales en Missouri, son difícilmente universidades globales en el sentido de tener profesores de clase mundial y de escoger los mejores estudiantes graduados del mundo. Sin embargo, un número creciente de las mejores universidades se están volviendo más entusiastas de extenderse al exterior.


Paga ser de Clase Mundial

La más obvia razón para el surgimiento de la universidad global es el apetito de la ciencia por dinero y poder. El Laboratorio Lincoln del MIT, por ejemplo, emplea casi 2.400 personas y gasta 400 millones de dólares al año en investigación. El acceso a los mercados globales de trabajo es necesario para juntar equipos de investigadores de primera clase. Pero los hacedores de política también han empezado a darse cuenta de que las universidades de clase mundial están produciendo una desproporcionada gran cantidad de nuevas ideas de frontera e investigación. Mire el impacto de la universidad de Chicago en economía y de ahí en política económica. De los 55 economistas que han ganado el premio Nóbel desde 1969, cuando la economía fue añadida a la lista, nueve estaban enseñando en la Universidad de Chicago cuando fueron galardonados y otros 14 habían sido formados en Chicago o habían enseñado allá.

Las universidades de clase mundial también pueden recibir beneficios económicos inmensos. El ejemplo mejor conocido es el de la Universidad de Stanford, la cual ayudó a incubar a Google, Yahoo, Cisco, Sun Microsystems y muchas otras firmas que cambian el mundo. Pero también hay muchas otras universidades. La Universidad de Texas en Austin ha ayudado a crear un cluster de alta tecnología que emplea alrededor de 100.00 personas en casi 1.700 compañías. En el año 2000, las ocho universidades en Boston suministraron un impulso de 7.4 billones de dólares a la economía de la región generados por 264 nuevas patentes y 280 licencias a empresas privadas.

Las universidades de la punta también son activo en la guerra global por el talento. Las grandes universidades de investigación de América (USA) la capacitan para reclutar más estudiantes extranjeros de doctorado que el resto de los países de la OECD juntos. Y un número sorprendente de esa gente se queda: En 1998-2001, cerca de dos tercios de los doctorados en América (USA) en ciencia e ingeniería dijeron que tenían firmes planes para quedarse, arriba del 57% en 1994-1997.

Los beneficios de tener universidades globales son ahora tan claros que los gobiernos alrededor del mundo están obsesionados con producir “Ivy leagues” (ligas de elite). Los británicos están introduciendo tarifas en parte porque ellos quieren que sus mejores universidades sean capaces de competir con las mejores americanas. El Partido Social Demócrata Alemán, tradicionalmente un bastión del igualitarismo, ha producido un plan para crear equivalentes de Harvard, Princeton y Stanford. Y los chinos están trabajando duro tratando de construir universidades de clase mundial. Hoy la “excelencia” se está tomando la “expansión” como el mantra de la educación superior.

Pero la revolución académica apenas ha comenzado, particularmente en Europa continental. ¿Cómo puede usted crear universidades de clase mundial si sus académicos son servidores civiles atrapados en un mercado nacional de trabajo? Sólo un 2% de los académicos franceses son nacidos en el extranjero. La cifra comparable en Suiza que es más exitosa en producir universidades de punta (top), es 25%. Sólo 7% de los profesores recientemente contratados en las principales universidades americanas (USA) son ex-alumnos de las instituciones donde ellos enseñan. En Francia la cifra es 50%, y en España 95%. Y ¿cómo puede usted tener universidades de clase mundial sin recursos propios? Difícilmente cualquier universidad de Europa Continental emplea profesionales buscadores de recursos. La mayoría incluso no se mantiene en contacto con sus ex-alumnos.

Las nuevas universidades globales están sacudiendo todo desde fondos académicos hasta leyes de inmigración. Pero ellos también administran una gran mezcla de conservadurismo con su radicalismo. Para la mayor parte, ellos son todavía los hijos del matrimonio del siglo pasado entre la Universidad de Investigación Alemana y la Universidad Británica Residencial. Muchos de ellos todavía tratan de combinar enseñanza con investigación.

Durante el siglo pasado ha habido varios intentos para desagrupar las dos. Los chinos y los rusos crearon institutos de investigación pura. Los franceses entrenaron sus élites en grandes escuelas profesionales que no enfatizaban investigación. Pero la mayor parte de esas alternativas han fallado.

Un sorprendente número de universidades de investigación también han preservado la idea de villa académica. Un puñado de ermitaños aparte, la mayoría de los académicos prefieren vivir en una comunidad de académicos en la cual la vida social y académica se junte, preferiblemente en bellos alrededores. El relato de James Watson sobre una caminada en Cambridge después de que él y Francis Crack la doble helice del DNA da en el punto de manera perfecta:

Yo caminé despacio hacia el Puente Clare, mirando arriba a los pináculos góticos del King¨s Collage que se destacaban abruptamente contra el firmamento primaveral. Paré brevemente y miré las perfectas características georgianas del recién limpiado edificio Gibas pensando que muchos de nuestros éxitos son producto de largos períodos improductivos cuando caminábamos entre los colleges o sin perturbar leíamos los nuevos libros que llegaban dentro de la Liberia Heffer.

Las universidades europeas en estos días nos han dado nostalgia. Reminiscencia de profesores en una época donde el dinero público era abundante, los gobiernos los dejaban solos y los académicos eran parte de la clase gobernante. Los estudiantes recuerdan la época cuando el gobierno los escogía de una lista y respondían por los costos de matrícula y los costos de vivienda. Y todo el mundo se queja de que la calidad ha disminuido.

En realidad, aunque, esa edad dorada nunca fue lo bastante maravillosa como ahora, tratan de hacerlo parecer. Las universidades públicas nunca fueron tan democráticas o igualitarias como parecía. La justificación de la educación superior libre es que a nadie se le debe negar por razones de costos. Aunque en la práctica los muchachos de los privilegiados han tenido más probabilidad de entrar a las universidades que los muchachos de los pobres. El resultado era perverso: En el nombre de la igualdad, los que pagan impuestos fueron forzados a subsidiar a los privilegiados.

Estas universidades públicas a menudo se condimentaban con elitismo de facto y snobismo antiempresarial. Muchas universidades no sólo fueron reacias a ser “fábricas del conocimiento”; ellas fueron antagonistas a la economía capitalista. Oxford y Cambridge resistieron por mucho tiempo el estudio de materias prácticas tales como negocios o ingeniería; en cambio, ellos se especializaban en volver los hijos de los hombres de negocio en educados caballeros. Esta polarización anti-negocio alcanzó su apogeo en los sesenta, cuando gran parte de la actual generación de profesores consiguieron sus trabajos.

A la larga el trato de las universidades con el estado probó ser un acuerdo con el demonio. En los días en que las universidades fueron restringidas a las élites, el acuerdo trabajó suficientemente bien para unos pocos; de ahí la nostalgia. Peor en el momento en que la academia se embarcó en la masificación este acuerdo caballeresco se vino abajo. Las universidades fueron forzadas a hacer más con menos a causa de que el Gobierno enfrentó cantidades demandas que competían por fondos. Y los académicos fueron tratados como otros servidores públicos y hechos responsables por su uso del dinero público.

El modelo más orientado hacia el mercado de la educación superior que ha sido liderado en los Estados Unidos (USA), y que está gradualmente regándose por el resto del mundo, tiene cuatro grandes ventajas sobre el modelo público. Primero, es mejor combinando equidad con excelencia. América (USA) envía una mayor proporción de gente pobre que sale de las escuelas a la Universidad, que digamos Alemania, la cual justifica a sus universidades sin costo reclamando que ellos ofrecen acceso universal. Segundo, es mejor produciendo un sistema diverso que se extiende desde la liga de élite (Ivy league) hasta los colegios comunitarios (community colleges). Los gobiernos pueden ingeniar diferenciación en educación superior, pero la diferenciación patrocinada por el estado tiende a degenerar en apartheid académico. Tercero, el modelo de mercado es mucho más sostenible que el modelo público, poniendo todos sus huevos en una canasta nunca es muy sensible; es particularmente tonto si usted pertenece a una institución elitista que se venga bajo en el orden de importancia por fondos públicos. Cuarto, servir a muchos patrones, da a las universidades mucho más control sobre su propio destino que estar manejadas por un simple patrón.

Esto no es decir que la transición a un sistema más orientado hacia el mercado será fácil. Los países tendrán que resolver el problema de justicia social permitiéndoles a los estudiantes prestar contra sus futuros ingresos. Los países también tendrán que lidiar con un grupo de nuevos problemas que viene con los nuevos mercados liberados. ¿Cómo prevenir la erosión de los intelectuales (por ejemplo las compañías previniendo a sus académicos de publicar comercialmente material sensitivo)? ¿Cómo tratar las diferencias en los estándares nacionales? ¿Cómo prevenir la trampa? ¿Cómo la venta de títulos? Estos son problemas serios. Aunque lejos de la amenaza de la muerte lenta por inanición que acompaña al fondeo público.


Imperios de la Mente

Hay otras dos grandes razones para ser optimistas sobre las universidades. La primera es la manera creciente como ellas están siendo miradas como motores de la economía del conocimiento. Esto significa que todo tipo de gente -desde gobiernos, compañías y estudiantes- tienen un gran incentivo para mantenerse invirtiendo en ellas. El segundo es que las universidades -particularmente las universidades globales de investigación- han logrado éxitos sorprendentes en el avance del conocimiento. Seguramente en el campo de las humanidades han sido decididamente mezclados pero en el de las ciencias nunca han sido más saludables. Para la gente que está haciendo el mapeo del genoma humano o buscando la cura para el cáncer, argumentablemente la edad dorada de la universidad es ahora.

Noel Annan, la encarnación del establecimiento académico británico, dijo una vez que las universidades “existen para cultivar el intelecto. Todo lo demás es secundario”. El regalo más precioso que las universidades pueden ofrecer es vivir y trabajar entre libros y laboratorios, él argumentó; Y la lección más importante que ellas pueden enseñar es cómo usar el intelecto:

Una Universidad está muerta si los Profesores no pueden de alguna manera comunicar a los estudiantes la lucha -y las desilusiones como también los triunfos de esa lucha– para producir dentro del caos de la experiencia humana alguna partícula de orden ganado por el intelecto.

Tres vivas a eso. Hay cantidad de justificaciones para la revolución que está ocurriendo en la ecuación superior, más notablemente en los Estados Unidos (USA). Ella le está dando a millones de jóvenes el chance de pasar sus años formativos fuera del país. Ella está vomitando instituciones que pueden enseñar habilidades gerenciales y técnicas. Ella está reconectando académicos con la más amplia economía del conocimiento. Aunque la más importante justificación de todo esto es que está liberando recursos para la actividad intelectual. Esto es, llenando bibliotecas con libros. Atestando laboratorios con equipos. Dando a más investigadores que nunca antes una oportunidad para producir orden dentro del caos.

La Universidad de Von Humboltd con su énfasis en la investigación fue una de las instituciones transformadoras del Siglo IXX. La emergencia de la universidad global está llamada a ser una de las instituciones transformadoras de la era actual. Todo lo que se necesita es permitir que florezca.

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