Artículo publicado en la sección de Educación del periódico El Tiempo hoy martes 4 de Abril de 2006.
http://eltiempo.terra.com.co/educ/notieducacion/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR-2825202.html
Tres de cada cuatro aspirantes a maestros no pasaron las pruebas para llenar vacantes
Los resultados más pobres fueron los de los aspirantes a preescolar y primaria. A los profesionales no docentes les fue mejor.
Como “flojos” han sido calificados los resultados de los exámenes del concurso docente (para seleccionar educadores estatales) y los de la evaluación de calidad para la educación superior (Ecaes), aplicados a estudiantes de licenciaturas en el 2005.
Solo pasaron el 24 por ciento de los que presentaron la prueba para el ingreso a la educación pública y en los Ecaes los futuros profesores siguen con problemas en comprensión de lectura y construcción de textos. De estos últimos, el Icfes y el Ministerio de Educación no han terminado los análisis.
Al concurso docente se presentaron 134.090 –normalistas 15,1 por ciento, tecnólogos 2,9 por ciento, licenciados 60,2 por ciento y profesionales de otras áreas 21,08 por ciento–, de los cuales fueron preseleccionados 32.720.
Y aunque hay 23.116 cupos disponibles, solo podrán adjudicarse 19.977. La razón, según la viceministra de Educación Básica, Juana Inés Díaz, es que los conocimientos de los candidatos son en áreas diferentes a las que se requieren.
Por eso, siete entidades territoriales no alcanzarán a llenar ni el 50 por ciento de sus vacantes. El peor de los casos es el de Santa Marta donde apenas podría seleccionarse el 5 por ciento de los profesores y directivos que se necesitan.
Por esta razón, la solución que contempla el Ministerio de Educación es realizar pruebas adicionales en las regiones donde aún no se completan las vacantes.
¿Qué pasa con la formación?
Aunque la Asociación Colombiana de Facultades de Educación (Ascofade) afirma que las dos pruebas no han evaluado a los educadores que hacen parte de un nuevo modelo de formación, los resultados son muestra de los vacíos que en su historia ha tenido el sector.
“Hay que esperar entre uno y tres años para evaluar cómo nos ha ido en la política de aseguramiento de la calidad que emprendimos en 1998”, aclara Gloria Castrillón, presidenta de Ascofade.
Para la decana de Educación de la Universidad Externado, Miryam Ochoa, otro factor que influyó en los resultados es que los docentes que se presentaron tienen en promedio entre 40 y 50 años. “Hacen parte de una propuesta anterior de formación, con menos elementos de pedagogía, de desarrollo humano y de investigación en el aula”, afirma.
En el caso de los Ecaes, Icfes, Ministerio y Ascofade coinciden en que hay que esperar los resultados de una tercera y hasta quinta prueba para ver las fortalezas y debilidades de los futuros educadores después de las reformas hechas en las facultades.
Esos cambios iniciaron hace ocho años, cuando el ministerio exigió a las carreras de la profesión docente un registro calificado.
Entonces, varias instituciones, incluidas las públicas, cerraron sus licenciaturas y las reformaron. Estos cambios, según Ochoa, modificaron la oferta: de más de mil programas que había diez años atrás, hoy existen 562.
Aún así, para Jorge Orlando Melo, estudioso del tema, “el resultado es bastante flojo. Y la situación será difícil de superar si no mejora la calidad de la gente que ingresa a las facultades de educación”.
Educación por descarte
La semana pasada, durante un encuentro de más de 70 facultades, los decanos resaltaron el bajo nivel de quienes ingresan a primer semestre y presentan problemas en áreas como matemáticas, lectura y escritura, lo que finalmente se refleja en los exámenes.
Este problema no es exclusivo de las licenciaturas, según el viceministro de Educación Superior, Javier Botero. De hecho es frecuente en los nuevos profesionales.
Sin embargo, para los expertos, preocupa que los encargados de educar a los niños y jóvenes sean los que tengan dificultades en lectura y escritura.
“Muchos entran por descarte”, reconoce la presidenta de Ascofade. La carrera de educación es la última opción para quienes su resultado del Icfes no les sirvió para estar en otro programa.
A ello se suma que la docencia es cada vez menos atractiva. En el encuentro de esta semana, se conoció que hay 30 por ciento menos de aspirantes que hace cinco años.
SONIA LÓPEZ ORTIZ
REDACTORA DE EL TIEMPO
Los pro y los contras de las evaluaciones
Las facultades de educación, el Icfes y el ministerio del ramo debatieron sobre qué tan acertadas son las evaluaciones para los universitarios (Ecaes) y para el concurso.
Para la presidenta de Ascofade, Gloria Castrillón, las pruebas del concurso docente no fueron hechas para evaluar educadores.
“Era más probable que las pasara un profesional que un maestro.
Es disciplinaria y no pregunta nada de pedagogía”.
Ante la crítica, Carlos Pardo, director de la Oficina de Educación Superior del Icfes, respondió que podrían incluirse elementos pedagógicos en el examen.
Críticos como Jorge Orlando Melo no lo consideran indispensable. Para él es más valioso reforzar en el dominio de las áreas básicas como matemáticas, ciencias y lenguaje.
“El país está en pañales en materia de evaluación. Son valiosos los avances y no estamos en contra de ella. Hemos hecho acompañamiento para la prueba Ecaes, pero no en el concurso docente”, dijo Castrillón.
Para mediar en el tema, se conformará una comisión en la que se harán las sugerencias necesarias antes de la convocatoria al examen de fin de año.
Los sectores educativos están de acuerdo con que es necesario hacer mediciones. El problema, dicen las facultades de educación, es la falta de claridad en la entrega de los resultados. Consideran que estas pruebas no aporta la información que se requiere.
Así fue la prueba
Los mejores promedios en el concurso docente los obtuvieron profesionales de áreas distintas a las licenciaturas.
El número de profesionales de otras áreas que aprobó el examen representa el 32 por ciento del total de quienes pasaron en esta segunda convocatoria del concurso docente.
Las áreas con mejores resultados para los profesionales fueron las de más bajo rendimiento para los licenciados en educación.
En preescolar y básica primaria se presentaron los niveles de aprobación más bajos de la prueba, a pesar de que tuvo el mayor número de aspirantes.
Los departamentos con más altos promedios fueron Bogotá, Nariño, Amazonas, Atlántico y Risaralda.
Los más bajos porcentajes se presentaron en Magdalena, Caquetá, La Guajira, Sucre y Guaviare.
Los normalistas superiores obtuvieron el promedio más bajo y representan el 6 por ciento de los preseleccionados de la segunda convocatoria.
Profesionales, con mejores promedios
"Tememos que los profesionales (en otras áreas) vean el concurso como una bolsa de empleo, mientras se ubican en su profesión”.
Gloria Castrillón, presidenta de Ascofade.
¿Qué dicen egresados, alumnos y padres?
Piden políticas de capacitación para maestros en ejercicio y mayor compromiso de colegios, profesores, padres y gobierno.
Arturo Grueso, egresado de la U. Pedagógica.
"Sabemos de la necesidad de lograr que los docentes podamos leer y comprender textos, pero no hay una política de formación continuada y no es fácil actualizarse (cursar maestrías ni doctorados). Esto debido a que con los bajos salarios no podemos pagar una buena formación.
Hay que revisar las evaluaciones para ver sí responden a lo que el país espera. Los exámenes deberían ser regionales”.
Carolina Piñeros, directora Red Papaz.
“La cualificación de los docentes debe ser una prioridad de ellos mismos, de los colegios y del gobierno. Los padres debemos velar por ello, apoyando e incentivando los procesos de formación en los planteles y buscando soluciones dentro de ellos mismos. Hay que apoyarse en los más calificados y desarrollar herramientas
desde las asociaciones y consejos de padres.
Juan Guillermo Lozano, Red de Personeros.
“Hay muchos profesores buenos, no todos son malos. Tienen deficiencias como no saber transmitir bien sus conocimientos, son anticuados al dictar las clases y no permiten debates, ni que se les cuestione.
Es importante que conozcan las necesidades académicas del alumno y cuáles pueden ser sus problemas fuera de la escuela. Sobretodo, en los niños de primaria”.
Fuente: El Tiempo