Artículo sobre Ciencia y Tecnología en China extraído de la última edición de la revista Technology Review, la revista de tecnología más antigua del mundo, publicada por una empresa del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Este artículo fue traducido al español por el Rector de la Universidad Tecnológica de Pereira, Ing. Luis Enrique Arango Jiménez. La versión en inglés puede obtenerla del sitio web de la revista http://www.technologyreview.com
Por Horace Freeland Judson
Traducido por: Luís Enrique Arango
EL GRAN EXPERIMENTO CHINO
China está apostando su salud económica en llegar a ser un líder mundial en las Ciencias. Pero ¿lo logrará?
China es una catástrofe económica en potencia. China llegará a ser la economía mundial más grande en el año 2025. Estas dos declaraciones son ciertas. Ellas aportan el contexto que debemos entender en orden a evaluar de manera correcta lo que China está intentando hacer en las Ciencias.
Cuando Deng Xiaoping llegó al poder a comienzos de los años ochenta, China era un país del tercer mundo, su vasta población estaba sumergida en la pobreza, atrapada por fallas económicas y rigideces estructurales. Deng decretó que China debía tener los beneficios de los modos de inversión y competencia capitalista. Él declaró también que los fundamentos de la economía y también de la grandeza nacional, eran la ciencia y la tecnología. Un cuarto de siglo después, el dinamismo de la economía China es sin precedentes; acero, automóviles, juguetes, textiles, electrodomésticos, etc., etc. Las estadísticas oficiales año por año muestran el crecimiento del producto interno bruto (GDP) en 7.5% para el 2001, 8.3% para el 2002, 9.3% para el 2003, 9.5% para el 2004.
Algunos economistas occidentales piensan que las tasas reales han sido significativamente más altas. En cualquier caso, hay un acuerdo general en que la economía China muy pronto superará a la de los Estados Unidos.
Todavía sus problemas son de la misma escala colosal. China tiene 1.300 millones de habitantes, con una predicción de llegar a los 1.400 en el 2025; 900 millones están todavía en condición rural de extrema pobreza. La corrupción está extendida en los gobiernos de provincia, en las empresas del estado, y dentro del partido comunista. El sistema bancario se reporta cercano al colapso. El descontento social está en erupción: el gobierno ha admitido decenas de miles de protestas al año. La pobreza no está confinada a lo rural. En las principales calles y en los flamantes centros comerciales de Beijing en verano, mujeres delgadas, están saliendo con vestidos cortos vaporosos y calzado frívolo. Pero a una manzana o dos de allí, antiguos callejones, llamados hutong en Beijing, alineados con edificios destartalados, hay filas de diminutas tiendas que parecen cuevas abiertas a la calle, sin luces, con hombres y mujeres de mediana edad y mayores, sentados quietos, fumando encorvados y silenciosos.
La polución es penetrante, la degradación ambiental devastadora. El smog en Beijing, Shangai y otras ciudades, reduce la visibilidad en los principales días de verano a menos de media milla: cuando usted maneja a lo largo de una de las elevadas autopistas que cruzan a Shangai, oficinas y torres de apartamentos emergen espectralmente de la neblina y se disuelven a lo lejos. El 75% de los lagos de China se dice que están contaminados; los cauces de los principales ríos corren secos durante muchos días del año. El problema más publicitado es la energía. China es ya el segundo después de Estados Unidos en consumo de energía. Los suministros de petróleo doméstico o de gas natural son despreciables. China tiene carbón en abundancia, del cual es el mayor consumidor global, extrayendo y quemando un cuarto de la producción mundial a un costo desastroso, alrededor de 6.000 mineros murieron bajo la tierra solamente en al año 2004.
Aunque los conocedores occidentales traigan ideas preconcebidas de su visión de China, la más común es que el crecimiento económico requiere un capitalismo del laissez faire, idealizado sobre el modelo anglo-americano que conducirá inevitablemente a reformas democráticas. El capitalismo chino no es así y no necesariamente se aproximará al modelo occidental. Él está bajo el control del Estado -sin duda que ahí está amenazante. La industria del acero, la automotriz y las otras fueron creadas de arriba hacia abajo. Los objetivos todavía se fijan desde lo alto a través de planes quinquenales y en detalle. Los hombres en la cúspide son una nueva generación inteligente, de determinaciones y relativamente joven. No hay duda de que ellos han aprendido de la historia- pero no las lecciones que los occidentales les gustaría que aprendieran. Hu Jintao es un líder supremo. Él y sus colegas han atacado lo que ellos llaman el “neoliberalismo”, específicamente las políticas del laissez faire. Ellos no admiten correlación entre crecimiento económico y florecimiento de la democracia. Lo que se había mirado como un gradual relajamiento sobre los controles a la prensa y a los reportajes en televisión ha sido reversado abruptamente y de manera creciente.
Todo esto es la más desnuda descripción del dinamismo económico de China y de las restricciones económicas, ambientales y políticas que le dan forma a la ciencia china de hoy. Siguiendo a Deng, el gobierno chino ha estado invirtiendo fuertemente para llevar las ciencias hasta los estándares de calidad, originalidad, y productividad de occidente. Roy Schwarz es un experimentado observador. Desde 1997 ha sido presidente de la Junta de Medicina China de New York, la cual apoya la educación médica y la investigación en China. Schwarz ha visitado China una docena de veces, para un total de año y medio en ella, “En mi grupo de 13 Instituciones, yo apoyo quizás seis de las ocho mejores escuelas médicas”, dijo en una entrevista telefónica. “Además he entregado fondos a probablemente 150 proyectos -algunos directamente de ciencia, otros son programas de entrenamiento para ciencia, y otros son currículos relacionados con ciencia...”. Los chinos, dijo, están haciendo todo lo que pueden para promover la ciencia. “Quiero decir ciencia en toda su extensión. Desde la ciencia espacial que ellos tienen yendo a las ciencias físicas y químicas, pero especialmente las ciencias biológicas y la medicina.”
Un paso inicial que habían dado fue radicalmente reestructurado. Siguiendo el modelo soviético. China en 1952 y en años siguientes había establecido un gran número de universidades y escuelas, especializadas en una sola disciplina. Pero en el verano de 1998, Jiang Zemin, entonces Presidente de China, y Zhu Rongji, primer Ministro, llevaron a Beijing prominentes representantes de universidades americanas. Los líderes chinos se dieron cuenta que donde sus instituciones educativas eran especializadas, las americanas eran integrales. Su respuesta, dijo Schwarz, fue adoptar el modelo americano. El resultado ha sido un gran número de fusiones. Por ejemplo, la ciudad de Hangzhou tenía cuatro universidades indisciplinares, incluyendo una de agricultura y una médica. En 1998, estas fueron abruptamente convertidas en una, Zhejiang University. Esta Universidad ahora tiene 43.000 estudiantes, incluyendo 5.500 candidatos a doctores (PhD(s)).
“Sus Universidades tienen dos estructuras de autoridad en ellas”, dijo Schwarz. “Una evidentemente occidental con Presidente, Vicepresidentes y Decanos y otra que no es tan evidente con secretarios del partido, y vicesecretarios; por cada nivel en el lado académico usted tiene uno”. ¿Cómo era en el ejército Rojo de la Unión Soviética? “Correcto. Y últimamente mas que antes; aunque esto está cambiando rápidamente.” (Quizás, pero yo noté una practica, todo menos universal, que un científico chino entrevistado tenía al menos una persona presente- un colega, un estudiante, alguien que supuestamente ayuda con la traducción, frecuentemente alguien envuelto con relaciones internacionales. Natan Kevin, la mayor autoridad viviente sobre Historia de la Ciencia China, me iluminó en un mensaje de correo electrónico: “la gente de la unidad de trabajo de la oficina de asuntos internacionales son siempre ayudantes y reportan al Buread de seguridad pública. En algunas organizaciones, ellos son bastante activos y en otras, soporte de los intelectuales con los que trabajan, tanto cuanto no lleguen a surgir problemas que amenacen sus propias cabezas”).
La conducción de las escuelas médicas hacia la forma como funcionan los institutos de investigaciones biológicas en los Estados Unidos ya está hecha, aunque su trabajo es muy desconocido en occidente. Ahora ellos se convirtieron en universidades. “En cualquier otra cultura ello habría sido imposible”, dijo Schwarz. “Pero yo pienso que ahora que los profesores de medicina están viendo el valor de ser parte de un todo más grande es más fácil. Y yo he observado cómo se educan los presidentes y los secretarios de partido que no son médicos en la medida que ellos tratan de entender esta rara bestia llamada un Centro Médico”. Reputado como lo mejor de estas transformaciones es la Universidad de Pekín, la cual en el año 2000 absorbió la Universidad Médica de Beijing y la renombró Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Peking. El campus principal de la Universidad de Pekín es en un suburbio cercano al oeste de Beijing y el Centro de Ciencias de la Salud está a varias millas de distancia. Tal dispersión es una consecuencia lógica de los procesos de fusión. Zhejiang University tiene seis campus.
Esta dispersión no va a terminar. A través del Sistema Universitario Chino la modernización es intensa. “Ellos están todos construyendo estos campus gigantescos” dijo Schwarz. “Yo he visitado cinco ahora”. Campos Unificados, construcción de nuevas facilidades, obliga a la integración. Para vencer la resistencia al cambio de los profesores y de los administrativos, un presupuesto adicional ha sido asignado a la Universidad de Pekín durante tres años después de la fusión, de acuerdo a lo afirmado por Schwarz; los primeros recursos fueron para la construcción de laboratorios de clase mundial y para la adquisición de los mejores equipos. Los laboratorios que yo vi en nueve diferentes centros de investigación fueron espectaculares.
El alcance y las áreas de concentración de la ciencia china han sido establecidos a través de directivas nacionales. La más reciente directiva de carácter global es llamada el Programa Nacional de Investigación Básica. A comienzos del año 1997, el Ministerio de Ciencia y Tecnología conformó un comité consultivo de 33 científicos notables y les preguntó qué debía hacer China para lograr competitividad internacional en las ciencias y al mismo tiempo dirigir la atención a sus problemas más graves. El comité presentó sus recomendaciones en marzo, de ahí el nombre abreviado, programa 97-3. En junio fue aprobado a nivel ministerial y hacia arriba. El lenguaje de los materiales promocionales del programa puede ser Marxista- Triunfalista: Una traducción al inglés, asevera que: “Nosotros crearemos un excelente ambiente de Investigación Científica, apoyaremos de manera intensiva un grupo de equipos sobresalientes de investigación científica, conduciremos importantes investigaciones de Innovación y escalaremos el pico de la ciencia mundial, así promocionamos el magnífico desarrollo de la investigación básica de China y de las Industrias de alta tecnología”. Los detalles sin embargo, son razonados, prácticos y serios.
La asignación de recursos es por supuesto la herramienta para controlar la ciencia y los científicos. Ciertamente un número de importantes corporaciones occidentales han establecido facilidades para investigación tecnológica en China. IBM y Microsoft tienen laboratorios en Beijing; el de Microsoft está reconocido como el más consistentemente innovador dentro de esa corporación. La Junta de medicina China de New York coloca 10 millones de dólares al año en educación médica e investigación. En el 2004, el Instituto Pasteur, un instituto no gubernamental de investigación francés, empezó trabajos con la academia de ciencias de China y con el Gobierno municipal de Shanghai para establecer y administrar un instituto cuyo foco de investigación sea la biología molecular de enfermedades infecciosas. Dos de los hombres más ricos de Hong Kong están dando dinero a ciertos programas especializados. Estas actividades, aunque en pequeña escala, tienen independencia y transparencia y así mismo un grado de influencia sobre la evolución de la cultura de la ciencia en China. De otro lado, virtualmente todo el dinero para la ciencia viene del Gobierno a través de varios conductos.
Zhang Xianeng es director general para la investigación básica del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Nos encontramos en un descanso durante una conferencia gubernamental de un día en el Fragrant Mountain Hotel -Un atractivo y moderno, cuasi resort a dos horas de Beijing, situado en las pendientes bajas de las colinas a las que debe su nombre. Zhang es un bioquímico. Él es delgado, está en sus cincuenta aunque luce 10 años más joven, es un hombre reflexivo que habla un excelente inglés. “En China nosotros tenemos tres fuentes principales de recursos para la investigación, dijo Zhang. Sus objetivos difieren. “Uno provine de la Fundación de Ciencia natural de China. Esta fundación apoya investigación básica manejada por la curiosidad de los científicos mismos. El Ministerio de Ciencia y Tecnología es otra fuente de recursos que apoya nacionalmente investigación bajo demanda”. Es decir, investigación planeada por el Gobierno para atender sus prioridades nacionales. “Nosotros la llamamos investigación estratégica”, continuó, “El Ministerio es una agencia de Gobierno. Nosotros no solamente apoyamos investigación básica. También apoyamos investigación aplicada...
A través del sistema distinguir entre básica y aplicada es complicado. “La Fundación de Ciencia Natural tuvo un presupuesto en el último año -2004- de cerca de 2.000 millones de Yuanes”, dijo Zhang. A la tasa de cambio de 8.28 yuanes por dólar esto fue aproximadamente un cuarto de billón de dólares. Las comparaciones son incómodas a causa de que el costo de la investigación es mucho más bajo en China que en Estados Unidos. “De nuestro Ministerio directamente manejamos 10.000 millones –1.2 billones de dólares- o alrededor de un dólar por ciudadano chino. “Pero del presupuesto del Ministerio, cerca de un 10% va a investigación básica. Y esto es alrededor de la mitad de lo que la Fundación de Ciencia Natural consigue.”
El comité que recomendó el programa 97-3 todavía tiene funciones para proponer prioridades para la aprobación del Ministerio. Incluso la investigación “manejada por curiosidad” apoyada por la Fundación de Ciencia Natural debe caer dentro de las categorías del programa, haciendo parte de los planes a cinco años de las organizaciones de investigación. Los arquitectos del programa reconocen, al menos en principio, la necesidad de permitir a los científicos modelar sus propias investigaciones. En tensión con eso, sin embargo han planeado cuidadosamente un sistema formal de controles. Sesenta y un paneles disciplinares de evaluación han sido establecidos con 753 expertos. Las instituciones presentan propuestas hasta marzo 31. Cada una de ellas es examinada por uno de los siete departamentos científicos de la fundación, los cuales abarcan desde matemática, física, a través de química, vida, y tierra a Ingeniería, información y ciencias administrativas. El próximo paso es la revisión de pares hecho por correspondencia y escogidos sobre un grupo de más de 20.000 revisores; sí esa revisión es rigurosa y libre de polarizaciones puede ser un asunto a discutir (como también ocurre en occidente). Los resultados son analizados y los proyectos enviados a los paneles de evaluación, los cuales presentan los proyectos sobrevivientes a un encuentro nacional de la Fundación de Ciencia Natural. Los recursos aprobados son por cinco años y el progreso es revisado después de los primeros dos -Un sistema llamado “2+3”- para evitar de que una vez que el proyecto ha ganado recursos, el equipo investigador se siente atrás y el “pensamiento llegue a petrificarse”, dijo Zhang.
“La tercera fuente de apoyo, por supuesto, es CAS, la Academia de Ciencias de China, dijo Zhang. Los científicos y académicos más importantes de la nación pertenecen a ella y en ese aspecto, la Academia China es como la academia nacional de ciencias de los Estados Unidos o como la Sociedad Real Británica, aunque se parece mucho mas a la sociedad Max Planck de Alemania, a causa de ello, alberga un grupo de institutos, los más importantes centros de Beijing y Shanghai con otros distribuidos a lo largo del país. Estos una vez numerados llegaron a la suma de 130; aunque aquí se han ordenado muchas consolidaciones. Muchos de los que han quedado también se han adelgazado a través de retiros forzados, dejando un apoyo más adecuado para aquellos científicos que permanecen y quienes pueden atender la presión para levantar fondos adicionales afuera. “CAS es bombardeada por sus institutos” dijo Zhang. “Pero ellos tienen una gran libertad. Sea para la investigación manejada por curiosidad”-alrededor del 40% de su presupuesto- “o sea para la investigación estratégica básica.”
Una duda importante había estado en mi cabeza desde que consideré ir a China y con los complicados hechos relacionados con la organización de las ciencias allá. ¿Es posible construir un establecimiento científico moderno, haciendo trabajo original a los estándares mundiales, ordenándolo de arriba abajo llevándolo como una industria de automóviles o de electrónica? La Ciencia buena en nuestra era es hecha por grupos dentro de agrupamientos, desde laboratorios individuales, instituciones de investigación y redes nacionales con sus asociaciones profesionales, con controles y recompensas, múltiples niveles de científicos juzgando científicos, y con una comunidad científica mundial integrada estrechamente, compartiendo estándares y actitudes. Nuevas ideas y descubrimientos crecen de la base hacia arriba. La cultura de la ciencia, el ethos de la ciencia, debe estar fundado en la unidad básica, en el laboratorio individual. Desde el líder del laboratorio –llamado tanto en China como en los Estados Unidos el investigador principal, o PI1- pasando por los colegas más experimentados bajando a quienes adelantan los postdoctrorados, a los estudiantes graduados y a los técnicos de laboratorio; el grupo alberga y cumple el ethos de la ciencia. Allí es donde el joven científico acepta la disciplina, la internaliza, la hace parte de su personalidad. O no la hace como ocurre en tantas instituciones de occidente donde el Ethos de la ciencia tambalea.
La pregunta de fondo para China es entonces, cómo plantar y cultivar la disciplina de la ciencia, el ethos. Yo formulé esta pregunta con cada científico que hablé. Dos problemas ameritan las dificultades. El problema de Confucio y el problema del plagiado. Estos no son rarezas o desviaciones. Ellos están enraizados, internalizados.
Howard Temin fue un americano genetista molecular quien compartió un premio Nóbel en fisiología, en medicina para el descubrimiento de la enzima transcriptase inversa. Él fue un hombre de actitud recia quien pensó largamente sobre los estilos de hacer ciencia. En una conversación en marzo de 1993 él me dijo, “Una de las grandes fortalezas de la ciencia americana es que incluso el profesor más notable, si es retado por el técnico más bajo o por un estudiante graduado, lo debe tratar con seriedad y considerar sus críticas. Este es uno de los aspectos fundamentales de la ciencia en América.
Observando el contraste con la armonía, el consenso y el respeto por la autoridad y puntos de vista de los mayores existente en China: Un conjunto de actitudes, confucianas para abreviar, han regulado el comportamiento individual de los chinos por miles de años. Un asunto normal es el poder de la jerarquía basada en la antigüedad y en las consiguientes conexiones. Tal jerarquía se dice que todavía gobierna mucho de la enseñanza de la ciencia en China; ella ronda en las relaciones en los laboratorios. En un caso notorio, ello condujo a la equivocación en la identificación de la causa de la epidemia del síndrome severo respiratorio SARS. Los primeros casos aparecieron en el sur de China a finales del 2002; la enfermedad se extendió a Beijing y a otras ciudades y amenazó con globalizarse. En febrero de 2003, un alto científico en Beijing anunció que había encontrado la causa, la bacteria Chlamydia. Un investigador júnior en su laboratorio supo que estaba equivocado porque el había aislado la verdadera causa. Por respeto o por miedo no dijo nada.
Este es un extremo pero no un ejemplo aislado. Yo fui advertido de este problema repetidamente. Gerald Lazarus es decano emérito de la escuela médica de la Universidad de California, y ahora profesor de la escuela médica Johns Hopkings. Su esposa, Autrey Jakubowsky, es una química. Ellos vivieron en Beijing por tres años, de 1999 a 2001. Fue como profesor visitante al Hospital y Colegio Médico Unido de Pekín. La mayor parte de ese tiempo, ella trabajó con un periódico científico en idioma inglés, el Chineese medical journal, tratando de mejorar el inglés de los trabajos publicados y establecer estándares para la revisión de manuscritos. Lazarus habló de rigideces intelectuales que él encontró entre profesores y estudiantes, causados, pensó, por la deferencia con los puntos de vista de los colegas mayores. Jakubowsky fue más específica. El sistema basado en antigüedad (seniority), ella lo llamó confuciano, puede estar dañando la revisión de pares. Rechazar un trabajo presentado por una persona antigua podría ser considerado un irrespeto.
Los Chinos (y otras ciertas naciones asiáticas por supuesto) son notorios en la piratería de mercancía de marca: la protección al Copyright o al trademark parecen no tener significado. El plagio se dice que también es flagrante en las ciencias. Los científicos y académicos americanos que trabajan con estudiantes chinos graduados o con fellows de postdoctorado se sorprenden sabiendo que tienen que enseñarles a los que llegan que no pueden tomar el trabajo de otros sin el reconcomiendo debido -y las penalidades en que incurren quienes sean cogidos. “Los chinos tienen un problema real con respecto a la propiedad intelectual. Ellos parecen tener amnesia selectiva” dijo Roy Shwarz. Martha Hill, decana de la escuela de enfermería, del Johns Hopkins, dijo lo mismo: “Ellos vienen aquí o muchos de ellos, sin conciencia de dar atribución, total atribución, por cualquier material tomado del trabajo de otros”. Otra división del Hopkins recientemente expulsó un estudiante graduado por plagio. Sivin notó que un autor chino que publicó en China la denuncia del plagio como un problema general se metió en problemas.
Duplicar el último álbum de los Rolling Stones, poner una marquilla chiviada sobre un par de blue jeans- tales actos son robos que no avergüenzan. El plagio en las ciencias no es así. Clásicamente, en occidente la ciencia es mantenida como comunal: los métodos son compartidos, los resultados una vez publicados son para el uso de todos. En ese mundo la prioridad es la única forma de propiedad que hace la atribución absoluta. Datos sin publicar pueden ser un blanco apetecido para el robo y un riesgo. Lo que realmente vale en el robo son las ideas y el conocimiento que hay asociado. Esta clase de robo es de la mayor tentación y el más difícil de detectar. Él ocurre; y puede ser prevenido solamente con una cultura científica muy fuerte desarrollada; el sentido de comunidad- que sicológicamente internalizó el ethos de la ciencia.
Los escépticos pueden suponer que lo que ocurre en China no difiere de lo que uno ve en muchos laboratorios occidentales, donde los jefes se apropian y publican bajo su nombre el trabajo hecho por sus subordinados. Pero en China la tradición es fundamentalmente diferente. Los académicos han esperado siempre incorporar el trabajo de otros como propio. En tiempo antiguos, académicos de principios, reconocían lo tomado de otros, pero opcionalmente (como ocurrió en occidente antes del siglo IXX). La actitud regresa varios siglos y hoy parece estar fuertemente incorporada en la cultura científica (internalizada).
En años recientes, el ideal clásico de comunalidad de la ciencia ha estado enturbiándose, particularmente en las ciencias biológicas, por la tentación de ganancias a través de patentes. Muchos expresan indignación ante el secreto que impone la preparación de la solicitud de una patente y desprecio por los excesos a los que ha conducido, digamos patentar una secuencia individual de genoma. Correctamente visto, a pesar de que una patente es una forma de publicación y remueve la necesidad del secreto, todavía preserva la prioridad para restablecer la comunalidad.
Aquí hay una convergencia curiosa. En algún punto en cada conversación que yo tuve con científicos en China, toqué el problema del plagio. La respuesta fue siempre la misma, y la primera impresión es que ella me pareció inesperada –no evasiva exactamente aunque indirecta. Ella comienza a lucir como conociendo el problema, aunque moviéndose en la vía de que en el escenario chino los científicos que plagian deben ser llevados a pensar diferente mirando los beneficios de tomar las normas occidentales. Así los directores de los institutos y los investigadores principales enseñan que la propiedad intelectual significa en primer lugar patentes. Los jóvenes científicos chinos están siendo urgidos a considerar cuáles de sus resultados son patentables y proceder a solicitar las patentes. Súbitamente entre el cúmulo de ideas, métodos, datos, descubrimientos que fueron pensados mantener en común, emergen propiedades individuales en una forma más definida.
En segundo lugar, los científicos están siendo presionados para preparar y publicar sus trabajos en las mejores revistas occidentales revisadas por pares, se apunta a Nature, Science, y Cell. Tales publicaciones son enfatizadas de manera muy fuerte en el programa 97-3 y un éxito con una publicación internacional para un laboratorio individual es crucial en la evaluación de los proyectos fondeados en el tiempo (2+3). El prestigio nacional cuenta. El efecto sobre los laboratorios individuales y sobre los científicos a pesar de que los fuerza a absorber estándares occidentales de calidad, a vivirlos, a aprender a vivir por ellos, es finalmente un proceso de desculturización.
En las décadas desde que Deng Xiaoping declaró que la ciencia y la tecnología eran de crucial importancia, miles de chinos entrenados en las ciencias han ido al extranjero como estudiantes graduados o, mas usualmente como estudiantes de postdoctorado. La mayoría se han ido a los Estados Unidos, algunos a Europa. Muchos se han quedado, tomando trabajos de investigación; otros han retornado a China, ellos representan un inmenso e invaluable recurso por sus particulares habilidades y especialidades pero incluso más por sus actitudes occidentales, su absorción del ethos de la ciencia moderna. El gobierno chino ha reconocido su potencial y está urgentemente tratando de inducir a más retornos.
Aquí están tres científicos chinos. Cada uno de ellos hizo trabajo de postdoctorado en el exterior y regresó. Cada uno está en el nivel mediano de su profesión, liderando un laboratorio, trabajando intensivamente con un grupo relativamente pequeño. Ellos son representativos de otros que también conocí.
En Changsha, capital de la provincia de Hunan, en China Sudcentral donde los veraneantes y la comida resplandecen, la Universidad del Sur Central fue formada en el 2000 por la fusión de una universidad tecnológica, una universidad médica y de todas las cosas de la Changsha Railway University. El componente médico de esta nueva universidad es ahora la Escuela de Medicina de Xiangya. Cao Ya, es asistente del decano y director de la escuela médica. Ella tiene un grado de medicina y un doctorado y gastó cinco años en los Estados Unidos en el Instituto Nacional del Cáncer, en las afueras de Washington. Es también ayudante del Alcalde de Changsha. Ella es una vigorosa mujer, directa, informada, inteligente, con sentido del humor, y muy bien preparada. Nosotros hablamos durante una comida con media docena de sus colegas; y en la mañana siguiente en su oficina con un estudiante graduado que yudaba en la traducción.
“El más importante programa científico que está funcionando ahora en China es el llamado programa 97-3”, dijo la profesora Cao. “Un programa enorme para actualizar a China con el desarrollo científico del mundo entero. Comenzó en marzo de 1997. Este programa es para ciencia básica. De acuerdo a las necesidades de la nación”. ¿Aplicaciones tecnológicas? o ¿Ciencia Básica? “Ambas”, dijo ella. “Yo pienso que el más importante programa científico es uno que sea a nivel mundial. No solo para China. Lo segundo es el requerimiento urgente para el desarrollo social y económico de nuestro país”.
El programa 97-3 concentra la investigación en seis áreas, biotecnología agrícola, energía, informática, recursos naturales y ambiente, salud y población y ciencia de los materiales. La preocupación de Cao es con salud y población. En esta área la investigación se divide en 20 campos. Ella me llevó a través de ellos con la ayuda de un documento de 33 páginas que ella había coleccionado antes de mi visita. La lista es diversa, los proyectos ambiciosos. Incluso la mayoría de los de ciencia básica -en células madre, por ejemplo-, han sido definidos en términos de aplicación inmediata.
Su propia semana de trabajo la divide, la mitad en el gobierno de la ciudad y la mitad en investigación. “En particular a nosotros nos gustaría saber cómo el virus de Epstein Barr”-el cual puede causar cáncer- “trabaja con las células receptoras (host)”. Las preguntas que su grupo se está formulando no estarían fuera de lugar en el Instituto Nacional de Cáncer de USA. Su laboratorio tiene alrededor de 20 personas, la mayoría candidatos a doctor, con cinco técnicos. Su instituto de investigación de cáncer tiene seis laboratorios, 50 profesores y alrededor de 100 estudiantes. Seis miembros del profesorado están entre esos que han retornado del extranjero. El Centro es parte de la escuela de medicina.
“Para mi laboratorio está bien. Pienso que nosotros hacemos un buen trabajo”, dijo ella. “Y también en mi laboratorio tenemos un buen equipo de trabajo. Ellos pueden compartir la información, compartir la idea, intercambiar la información, discutir”. Ella fue muy influenciada por su estadía en el Instituto Nacional del Cáncer en USA. Su jefe en la escuela de medicina es un científico: “él es un académico de 74 años de edad”. ¿Es el respeto automático por los mayores un problema? “No”. ¿Ello no estorba a la ciencia? Repetí la pregunta dos veces, cada vez ella guardó silencio.
Yo le pregunté que veía ella como problemas. “Yo creo que lo más importante es que debíamos publicar más en periódicos y revistas internacionales. Así el mundo entero podría saber más de lo que estamos haciendo en China. El principal problema es un problema de lenguaje. Los editores siempre dicen que el inglés no es nativo. Y ellos dicen usted necesita una persona nativa que les ayude a mejorar la calidad de sus trabajos (papers)”. Ella me dio una bibliografía de todos los papers sobre biología publicados por científicos chinos entre el 2000 y el verano de 2005 en las revistas Science, Nature, y Cell. Ellas llegaron a 36. La mayoría listaba un gran numero de coautores, el mayor 30. De su propio laboratorio, ella dijo, “Este año nosotros tratamos de publicar un buen número de papers en JBC y en PNAS,” el periódico de Química Biológica y las Memorias de la academia nacional de ciencias de USA.
¿Algo más? “Si. Pienso que debiéramos renunciar a todo el trabajo repetitivo de bajo nivel. Eso no tiene ningún sentido. No es mas que basura”.
Yang Ke es la Vicepresidente ejecutiva del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Pekín. Ella es una mujer de notable encanto, perceptividad y una apasionada idealista de la buena ciencia. De todos los científicos que conocí la profesora Ke fue la más conciente de las dificultades y presiones que los científicos chinos enfrentan. Igual que la profesora Cao. Ya ella trabajó en los Estados Unidos en el Instituto Nacional de Cáncer, desde 1985 a 1988. Durante la entrevista y el almuerzo con ella, estuvo presente el Director de Cooperación Internacional del Centro Dong Zhe. “Él me ayudará si tengo problema con el Inglés”, me dijo ella.
Ke maneja un laboratorio desde que regresó de los Estados Unidos en 1988, su trabajo actual apunta “principalmente al cáncer esófago-gástrico, el cual tiene una gran incidencia en China”. El cáncer del esófago tiene una probada, aunque no simple, componente genético. “Nosotros estamos trabajando en población de alta incidencia en una área rural relativamente aislada de la provincia de Henan”. Ella fue nombrada vicepresidente de investigación cuatro años atrás y escaló a su actual trabajo dos años después. Las promociones vinieron aunque en ese tiempo yo tenía un real sentimiento por la ciencia. “Comenzar a cosechar resultados”. Ella extraña eso: “Yo estoy menos en el trabajo de laboratorio, aunque todavía sigo luchando por no renunciar, a causa de que pienso que todavía soy útil a los estudiantes”, dijo ella. “Al menos mis estudiantes están teniendo un buen entrenamiento”.
El retrato de la ciencia china presentada al mundo ha enfatizado en un rápido desarrollo “y la cosa es que nosotros estamos progresando en la dirección correcta pero todavía tenemos problemas”. Ella dijo que discutiría uno por uno. Pero primero, “otra cosa que debo decir es que mi opinión es no oficial”. Realmente, ella esperó que su impulso a ser franca no fuera tomado de manera equivocada.
“Lo primero. China ha hecho un gran esfuerzo para mejorar la ciencia y la tecnología. A causa de que el Gobierno se dio cuenta de que esta es la vía -al menos, una de las vías, para hacer el país fuerte”, dijo ella. “Pero la ciencia no es como la industria de los automóviles y del acero. Ella necesita tiempo”. La educación en ciencia ha sido financiada abundantemente, “pero no suficiente”. Y la educación en las ciencias debe comenzar desde muy joven. Los apoyos (grants) para investigación del Ministerio y de la Fundación de Ciencia Natural, han crecido diez o más veces en la década pasada”. Pero yo pienso que las universidades deben tener más apoyo en la investigación de ciencia básica por su ventaja intrínseca y también por la influencia en los estudiantes. Yo pienso que la ciencia básica tiene el más fuerte impacto en los estudiantes en la manera de pensar científicamente- lo cual en nuestra cultura es relativamente débil”.
En segundo lugar, “para el desarrollo tecnológico, por ejemplo, si nosotros queremos un satélite, ello puede ser organizado por el gobierno”, dijo ella. “Pero, el problema es que ellos enfatizan ciencia básica pero de una manera organizada” -de arriba abajo- “en vez de crearlo desde el nivel de la ciencia”.
Aunque un gran número de científicos son mas y más influenciados, la gente todavía piensa que nosotros podemos hacerlo efectivamente de la forma como ellos lo hicieron con el desarrollo tecnológico. Ese es un problema que tiene la gente: ellos no pueden esperar. Ellos esperan resultados al segundo día. Ellos dicen científicos, “Ustedes tienen el dinero y ustedes organizan un equipo ¡Hágalo grande¡ Y el premio Nóbel, ¡mañana! Esa manera, por supuesto funciona todavía porque los buenos investigadores consiguen dinero (grants). Y mire el progreso que estamos teniendo. Ahora nosotros tenemos alguna gente que realmente entiende la ciencia y conoce las reglas del juego. Pero yo pienso que a largo plazo, a los científicos en ciencia básica les deberían dar más libertad y tiempos más largos para dirigir y producir.
“Así salto a la tercera inquietud. En esta sociedad, ahora, en la cultura, pienso que los chinos enfatizan más en la tecnología que en la ciencia. Desde el comienzo, desde mucho tiempo atrás, en nuestra historia, tenemos la tradición de investigar para aplicar. Esta es nuestra cultura por cinco mil años.
“Además en nuestra sociedad a causa de su rápido desarrollo económico -la tendencia del sistema social causa una agitación de pensamiento. En términos de creencias la gente es más materialista”, dijo ella.
“Pero para la ciencia básica la gente tiene que tener la mente muy tranquila. Clara y focalizada. Y… Buscando un término, ella miró a Dong Zhe. Él apretó sus labios, entonces dijo “tolerar el trabajo duro y la incertidumbre. Ella recogió el intercambio: “Pero lo primero es ser muy interesado, muy curioso. Y tolerar la soledad por un tiempo largo. Y quizás sin ninguna respuesta”.
Pero, yo dije, esto es no solo en lo individual. “El grupo”, dijo ella. “La colaboración, ese es otro problema difícil. Lo primero porque todos quieren que ellos sean exitosos y todo el mundo piensa que ellos mismos son los más importantes. Esta es una tendencia en nuestra sociedad. Lo segundo es de nuevo cultural. China no quiere decir cosas negativas al comienzo. Ellos no quieren aclarar cómo dividir los beneficios”-créditos- “al comienzo. Así que si llega a ser muy exitoso, entonces se arma la pelea”.
Dong Zhe intervino. “Lo que la profesora Ke está diciendo, es un atributo de la cultura china que quiere mostrar su cortesía; aunque de otro lado no establece términos. Pero cuando se llega a cosechar frutos, entonces los problemas aparecen. Cada uno quiere reclamar que ellos son contribuyentes”.
Esta es una cultura china milenaria, yo dije. Ambos murmuraron estar de acuerdo. Ke dijo “La gente respalda el pensamiento científico. Aunque ellos realmente no lo entiendan -la mayoría de ellos, en nuestra cultura-. Yo noté, a causa de que fui expuesta a la cultura occidental, en nuestra escuela -una famosa escuela médica- que muchos profesores están enseñando a los estudiantes solo de acuerdo al libro”.
Dong Zhe: “Ella está diciendo que la cultura china no anima a que usted tenga preguntas en su mente, pero le pide que usted siga lo que la mente del maestro dice”.
Yang Ke: “Mm.-hm. Pero eso está cambiando. A causa de que algunos chinos entienden cómo es realmente que se puede hacer ciencia. Pero todavía usted debe cambiar la forma como piensa el país entero y eso toma tiempo”. Ella giró hacia Dong de nuevo, con una seguidilla en chino.
Él mantuvo silencio por un tiempo y dijo, “La cultura china tiene una larga historia. Debe de tener algo de verdad y de excelencia. Sin embargo, si nosotros estamos encarando el desarrollo de nuevos científicos, parece que tenemos que alejarnos de la tradición un poquito. Aprender a ser agudos y francos.
¿Cómo? “Ello tomará tiempo”, dijo Ke. “Esto es globalización, la que traerá las ventajas de la integración de las culturas china y occidental. Nuestra gente joven bien educada y promisoria también debe aprender de afuera. Si ellos quieren ser científicos”. ¿De manera que ellos van al exterior y regresan? “Correcto”. ¿Pero cuando ellos regresan qué los protege de los mayores? “Si nosotros tenemos mas y mas gente regresando. Por ejemplo, mis estudiantes van y vienen, ellos no deben de tener ningún problema para tratar conmigo”.
Dong explicó, “Yo pienso que la profesora Ke está diciendo que a causa de la globalización hay un intercambio de culturas. De manera que mucho investigador clave ha sido entrenado en el extranjero”. ¿A qué regresan? “Si es una sola persona usted no puede cambiar las cosas, pero cuando ellos son un grupo ellos pueden llegar a ser una fuerza”, Ke asintió con la cabeza, “Mm-hm.”, Dong continuó, “Y ellos traen nuevas ideas. Practican todos los campos de la ciencia, empezando un cambio”. Se empieza a formar un cuadro científico, yo dije -porque el ethos se debe expandir a los estudiantes y técnicos también.
“Correcto, correcto”, ella dijo, “Así que se necesitan generaciones que necesitan generaciones. Yo no pienso en una sola generación”.
“Quizás unas cuantas generaciones,”, dijo Dong Zhe.
En Shanghai en el año 2000, dos institutos de casi medio siglo de existencia se fusionaron para formar el Instituto de Bioquímica y Biología Celular. Él es uno de los más grandes y mejores centros de China. El genetista Li Zaipin es un hombre de edad, sereno y genial. Nos encontramos en un gran salón de conferencias, con colegas de Li, incluyendo un veterano investigador principal que estudia la insulina y al director asistente, Ping Naihe, más joven, fluido e intenso. El Profesor Ping había adelantado su doctorado en uno de los institutos precedentes y había ido al Japón a un postdoctorado. Li confió en Ping para dar una mejor explicación.
En general, el Instituto trabaja en biología experimental molecular y celular y en bioquímica, aunque los cuatro grupos del laboratorio tienen diferentes especializaciones y de alguna manera diferentes afiliaciones. El laboratorio estatal de biología molecular trabaja con RNA -interacciones de proteínas y regulación de la expresión de genes, está importantemente financiado y supervisado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Los otros grupos de laboratorio son creación de la Academia de Ciencias de China.
Por el tiempo en que conocí a Li y a Ping, el Instituto tenía 194 científicos, con 45 investigadores principales. De los investigadores principales, un tercio de los 45, estaban por debajo de lo 45 años, un tercio, entre los 45 y 60 y un tercio por encima de los 60 años. “Pero ahora es menos”, dijo Ping. ¿Los amigos de edad mayor? Mi observación fue menos que táctica, y la risa fue incómoda. Ping, intervino mirando a sus colegas mayores: “Ellos son, usted puede verlos, yo creo que son jóvenes” Al menos científicamente, ¿correcto?” Yo dije que había tenido en Beijing una joven estudiante graduada ayudándome y que cuando supo mi edad dijo que ella me llamaría “Ye, ye,” la expresión que usan los niños para referirse a sus abuelos. A esa altura la risa se produjo sin restricciones. Li Zaiping entonces dijo, sobriamente, “es difícil conseguir fondos para la gente mayor”.
“Tenemos alrededor de un empleado administrativo por cada dos estudiantes graduados”, dijo Ping. “Tenemos muy pocos postdoctores.” ¿Por qué? Porque los buenos estudiantes, después de que obtienen su doctorado se van para los Estados Unidos a hacer su postdoctorado. Aunque ahora a partir de este año la situación empieza a cambiar”.
El Instituto los está reclutando de manera enérgica de la diáspora científica. ¿Cómo persuadir a los postdoctores en USA para que regresen? La pregunta provocó una discusión general. Ping dijo, “Tenemos que darles fondos. Y darles libertad para hacer su investigación. Muy importante es por supuesto que ellos tengan una gran calidad”. El número y la calidad de las solicitudes están mejorando notablemente, él dijo. “Les damos relativamente buenos salarios también. Y ahora, en Shanghai, usted sabe que los precios de la vivienda están incrementando enormemente. Esto hace el reclutamiento mucho más difícil. Así que también les damos compensación sobre la casa.
Pero usted dice que les dan libertades. “Bueno, esto es una buena pregunta. Primero que todo nosotros les damos fondos, fondos de arranque. Por supuesto esta investigación tiene que estar en la visión del Instituto. Pero él puede escoger lo que quiere hacer. También tiene la libertad de decidir cómo consigue los fondos. Así el tiene que ajustar su investigación con la importancia de los proyectos relacionados”. Los fondos vienen del programa 97-3, aunque también de la Fundación de Ciencia Natural o de la Academia de Ciencias de China. Por algún tiempo, la academia también albergó el reclutamiento a través del proyecto “Centenares de talentos”. Este fue específicamente diseñado para proveer científicos jóvenes de potencial reconocido fondeándolos para trabajar como investigadores principales, independientemente de las jerarquías institucionales.
¿Cómo un nuevo grupo desarrolla el ethos científico, el sentido de comunidad? Ah. “Todo lo que yo puedo decir…”, Ping se detuvo y prosiguió “nuestro Instituto está adoptando gradualmente un sistema como el de los Estados Unidos. Y como muchos de los PIs (investigadores principales) están regresando de los Estados Unidos, ellos tienen una libertad muy avanzada, para usar el dinero, para contratar la gente y para escoger los estudiantes. Sin embargo él y sus colegas entendieron, dijo Ping, que no todos los postdoctores que regresan tienen experiencia como investigadores principales, por ello recientemente nos hemos asociado con científicos de siete laboratorios de universidades americanas, quienes vendrán por cortos periodos como investigadores principales visitantes. Todavía no hemos empezado”.
El carácter único de la ciencia china hoy y mañana solo puede ser entendido correctamente en su relación integral con los problemas únicos de la nación; en magnitud y urgencia ellos son sin precedentes en la historia mundial. Ello no implica obviamente que puedan ser adecuadamente enfrentados. En el intento, China está sufriendo insoportables presiones: ella está experimentando transformaciones económicas, demográficas, culturales y sociales a gran velocidad. Las ciencias son parte de esa transformación, tensionadas entre básicas y aplicadas, entre estándares internacionales y prioridades domésticas, entre tradición y modernidad, entre libre, manejada por curiosidad o requerida por las duras realidades políticas. Mediando la situación de la ciencia china, Zhang Xianeng en el Ministerio de Ciencia y Tecnología dijo tranquila y simplemente, “Desde mi punto de vista, muchos de los reales descubrimientos fueron investigados por curiosidad. Pero para este país, necesitamos resolver nuestros problemas”. En el entramado chino, albergar el ethos esencial de la ciencia no es fácil. Estamos progresando: Yang Ke tiene la razón sobre eso. Ella tiene razón, también en que tomará tiempo, quizás generaciones.
Horace Freeland Judson es el autor de cinco libros, incluido el octavo día de la creación y una historia de la Biología Molecular que fue publicada en 1979 y todavía continua imprimiéndose.
Tomado de Technogy Review.
Edición Diciembre2005/enero 2006