Comunicado enviado por el Representante Profesoral en el Consejo Superior, Miguel Antonio Alvarez Alvarez.



Comunicado

En la sesión del 23 de noviembre de 2005 del Consejo Superior de la Universidad Tecnológica de Pereira, en el punto de Designación del Rector, adelantada la votación nominalmente los resultados fueron los siguientes: 6 votos a favor del Ingeniero Luis Enrique Arango Jiménez, 2 votos por el Ingeniero Guillermo León Valencia Rojas y mi voto que fue en contra de la reelección del actual Rector y de abstención frente a cualquier otro nombre. Como argumentación de mi voto hice lectura del siguiente documento:

Algunas razones para votar en contra de la reelección (por segunda vez) del ingeniero Luis Enrique Arango como rector de la UTP

Cuando participé en la reciente campaña para elegir democráticamente el Representante Profesoral en el Consejo Superior de la Universidad Tecnológica de Pereira señalé que la UTP, acreditada institucionalmente, debería ser pública, autónoma, democrática, investigativa, financiada por el Estado, excelente académicamente y debería estar inmersa en el estudio del país para aportarle a la solución de sus graves problemas; y decidida a valorar y respetar la dignidad humana de quienes la integramos.

La mayoría de quienes conforman el actual Consejo Superior y la Administración Universitaria liderada por el rector Luis Enrique Arango Jiménez no sólo actúan alejados de la anterior visión, sino que en muchos aspectos lo hacen en contravía de ella. Veamos:

• La UTP debería caracterizarse por ser un ente estatal al servicio de la sociedad en general y lo que viene consolidándose es una universidad cada vez más parecida a cualquier institución de educación superior privada:

• Se admiten muchísimos más estudiantes de los que la institución puede atender y retener.
• A cada estudiante se le hace la liquidación de matrícula lo más alta posible.
• Los posgrados y las jornadas especiales tienen elevados costos de matrícula.
• La gran mayoría del profesorado es ocasional o transitorio y sus remuneraciones están definidas por el deprimido mercado laboral. La idea de siempre es mayor trabajo y menos salario.
• No se promueve el debate amplio y a fondo de las diferentes corrientes del pensamiento científico.
• En lugar de promover el desarrollo de la democracia en el interior de la comunidad universitaria se aplica la autocracia.
• Los recursos propios se incrementan aceleradamente.
• No se está promoviendo y garantizando la realización de la Investigación Científica de los fundamentales problemas económicos, sociales, culturales y políticos de la región y del país.
• Quienes conocemos lo que viene sucediendo en la UTP podemos dar fe de la gran afinidad existente entre las políticas gubernamentales del doctor Álvaro Uribe Vélez para el sector de Educación Superior y las políticas implementadas por la mayoría del Consejo Superior y por la actual Administración. Esta es la causa principal del porqué la UTP no ejerce la autonomía universitaria. Así es como se han aceptado sin discusión las implementaciones de la Ley 812 de 2003, los decretos tales como el 2566 de 2003 y el 3545 de 2004 , Ley y decretos que, como lo ha dicho la Corte Constitucional en algunos de sus fallos, han violado la autonomía universitaria. Aquí no se ha entendido que la autonomía reside en la comunidad universitaria y no en el Consejo Superior de la Institución.
• No ha sido una de las características de la actual Administración y del Consejo Superior de la UTP la de fomentar la comprensión y el desarrollo de la democracia. No les gusta la idea de la elección democrática del Rector, no les gusta que el Plan de Desarrollo de la institución sea evaluado y modificado con la participación amplia de la comunidad universitaria y no les gusta que las disposiciones gubernamentales sean debatidas en foros universitarios.

• Cuando fue designado el ingeniero Luis Enrique Arango Jiménez como rector de la UTP, muchos miembros de la comunidad universitaria aprobaron el hecho porque consideraban que él iba a gestionar recursos nuevos del Estado para la Universidad, diferentes desde luego a los del crédito FAD que ya estaban aprobados. Ha sido a los estudiantes, profesores y trabajadores a quienes nos ha correspondido adelantar las luchas en defensa de los aportes de la Nación para la UTP. Por el contrario, al aplicar los indicadores de gestión acordados entre los rectores y el gobierno, notamos que nuestra institución perdió algunos millones de pesos. La política que sí se siente a diario es la promover más y más la aprobación de los proyectos de operación comercial, es decir los que tienen que ver con mayor privatización de la UTP.

• Es cierto que ha aumentado el número de los grupos de investigación reconocidos por COLCIENCIAS. Ahora lo que está por verse es el impacto en la sociedad colombiana, en el Eje Cafetero y en Risaralda de esas investigaciones y la cantidad de recursos financieros y humanos que se destinen para su desarrollo. Estando en este terreno nos debemos preguntar por la calidad de los programas de Maestría y del Doctorado que ofrece nuestra Institución, pues es indudable que dichos programas deben estar mejorando permanentemente su calidad.

• Se viene impulsando la idea, peligrosa para el prestigio de la UTP, de que la Acreditación Institucional es para ofrecer los diferentes programas académicos en cualquier parte del país, pero eso sí, que sean autofinanciados y que produzcan buenas utilidades. La acreditación no debe servir para fomentar el negocio de la educación.

• La percepción del desmejoramiento de la calidad de los programas académicos que está ofreciendo la UTP es cada vez más generalizada. Esto tiene que ver con que al aumentar la cobertura, la calidad académica de algunos de los que ingresan a la institución es deficiente, la cantidad de estudiantes por curso aumenta, la cantidad de asignaturas que orienta cada docente es mayor; también con el hecho de que mientras a los profesores de planta (La minoría) se les exige mínimo el nivel de formación de maestría, a los docentes ocasionales (La mayoría) no se les hace tal exigencia. Finalmente, con que por diversos motivos, la calidad de la formación que se les ofrece a los estudiantes de las jornadas nocturnas (En particular las jornadas especiales) no puede ser la misma que la ofrecida a los estudiantes de la jornada diurna.


• Las condiciones de vida de los profesores de la UTP se deterioran permanentemente:

• De los casi 950 profesores contratados semestralmente, sólo 302 de ellos son profesores de planta de tiempo completo o medio tiempo y la tendencia es a disminuir cada vez más esta cifra.
• Los cerca de 650 docentes temporales sóo son contratados por algo más de cuatro meses, cada semestre académico, y para ellos lo común es ofrecerles mayor trabajo y menor remuneración.
• La inmensa mayoría de los profesores, o sea los ocasionales, no están vinculados a la Carrera Docente y esto significa que no entran por un concurso público de méritos (Aunque esto ya no está prohibido) y no funcionan para ellos la vinculación y los ascensos en el Escalafón Docente. Casi todos son considerados pertenecientes a la categoría de auxiliares, la más baja, para efectos del cálculo de su remuneración.
• Para el pago del trabajo que corresponda a orientar un curso en los periodos intersemestrales se ha decidido asignar la cifra más baja al valor de la hora y desconocer los títulos y la categoría en el Escalafón del docente.
• Derechos como el encontrase en periodo sabático han sido limitados tan drásticamente que en estos momentos sólo una docente goza de este.
• Aunque se han venido aprobando comisiones de estudios, únicamente para los profesores de planta, para hacer doctorados; las comisiones de estudio para adelantar especializaciones, maestrías y posdoctorados están prácticamente prohibidas. Si un profesor decide adelantar estos niveles de formación, siendo profesor de planta u ocasional, deberá encontrar el tiempo y los recursos financieros necesarios para hacerlo.
• El Estatuto Docente establece que un profesor hora cátedra debe dictar máximo 9 horas de clase por semana y es fácil encontrar en la UTP docentes de hora cátedra con 14, 15 ó 16 horas semanales. Algunas de estas clases se dictan en los programas de la UTP pública y otras en la UTP privada.
• Ahora existen bonificaciones sin carácter salarial y ha disminuido considerablemente el reconocimiento de puntos salariales. Los reajustes salariales se hacen por debajo del índice de inflación.
• Aunque en los últimos semestres se ha contratado un significativo número de profesores ocasionales de tiempo completo, la tendencia es a contratarlos por hora cátedra, porque así a la Universidad le salen menos costosos.
• Debido a la jubilación de muchos profesores de planta, la cantidad de profesores ubicados en la máxima categoría del escalafón disminuye, y no existe una clara política de la actual administración que estimule el ascenso en el escalafón de los profesores de planta.

• La experiencia reciente de la UTP está indicando que existe el personal humano mínimamente capacitado para llenar, no sólo las cerca de setenta vacantes existentes en la planta docente, sino para ampliar dicha planta.

• Los recursos financieros pueden provenir de las siguientes tres fuentes:
Lo que se viene ahorrando por la aplicación del decreto 1279 de 2002 (De 6 mil puntos salariales que se reconocían al año, ahora sólo se asignan 1.200). Lo que se ahorra la Universidad por el hecho de reemplazar un profesor jubilado por otro que generalmente queda escalafonado en la categoría de Auxiliar; y lo que se ahorrará a medida que los jubilados pasen a ser pensionados por el Seguro Social.
• El Consejo Superior, a propuesta de la actual Administración, ha aprobado el requisito de tener una maestría para que alguien pueda participar en un concurso público de méritos, y como la práctica lo viene constatando, esto limita la vinculación de nuevos docentes. No se percibe la voluntad política necesaria para completar y ampliar la planta docente.



Pereira, 24 de noviembre de 2005


Miguel Antonio Alvarez Alvarez
Representante Profesoral al Consejo Superior UTP