Texto elaborado por el doctor Julián Osorio de la
Secretaría de Planeación Municipal, en el cual se redacta la verdadera historia de Pereira.



La Fábula Aniversaria de Pereira
Por: Julián Osorio Valencia


El rito aniversario fundacional, del 30 de agosto de 1863, tiene un trasfondo desconocido. La celebración de una quimera. Puesta en evidencia con los hallazgos documentales sobre la fundación de Pereira, del historiador Víctor Zuluaga Gómez. Colocando en suspenso la creencia en la tradición de la recordación del mito fundacional Pereirano.

Para comenzar, la ciudad honra la avidez de un terrateniente con inatribuibles méritos en el primer gran propósito comunitario de Pereira. La repartición social de tierras a los colonos pobres. Méritos legitimados por el historiar de la élite descendiente de los finqueros especuladores de tierras, "paisas". Mostrándolo como un prohombre cívico. "Repartiendo" tierras que no eran suyas. Usurpándole el mérito de la repartición social a Don RAMÓN RUBIANO*, Gobernador de la Provincia del Quindío.

Sepultada en el olvido la memoria por RUBIANO. La letrada élite descendiente de los finqueros empresarios de tierras. Haciendo mutis por la investigación documental. Hicieron de la historia una fábula. Confinando en la desmemoria la historia de los iletrados colonos que tramitaron ante el gobierno caucano, a través de Laurencio Carvajal y el padre Cañarte, la jurisdicción de Villa Robledo como Municipio y parroquia. Un año después de la repartición de tierras y cuatro, antes de la oficializada fecha de la fundación de Pereira.

Se ritualiza la recordación de la misa campal fundacional del 30 de agosto de 1863. Invisibilizando la existencia de Laurencio y su gente. Asumiendo que en los terrenos de Cartago Viejo no vivía nadie. Asociando, además, la motivación del rito fundacional al eterno descanso (y gloria) del alma de don Francisco Pereira Martínez. Quien con su fallecimiento hizo "necesario" fundar el pueblo, para que su alma dejara de penar en el purgatorio. Haciendo de la fundación una empresa inspirada en la superstición. Como lo remarca el caleidoscópico ojo de Gil, 140 años después.

Es el tiempo apócrifo de una tradición simbolizadora del primer momento existencial de Pereira. Tejiendo a su alrededor fábulas como el improbable viaje relámpago del "primer" grupo de fundadores salidos de Cartago. Construyendo una iglesia en tiempo récord, en la antigua y "enmontada" localización de Cartago Viejo.

El falseado historiar de los descendientes de la segunda oleada de colonos paisas. La de los finqueros empresarios de tierras. Se erige en la historia oficial del colectivo. No sólo desde el sometimiento del histórico acontecer de los vencidos y excluidos colonos pobres (e iletrados), liderados por Carvajal. Sino, también, desde el marginamiento o domesticación del discurso libérrimo y anticlerical de Mosquera. Y civilista de Uribe Uribe. En pro de la no intervención de la Iglesia en los asuntos civiles y del Estado. Gestando la arquetípica ideología patricia liberal católica. Con que se cohesiona y encauza al colectivo.

Los hallazgos documentales de Zuluaga Gómez interpelan la espuria celebración aniversaria tradicional. La de la desmemoria por Laurencio Carvajal con Cañarte. Demandando la convocación de la memoria de la gente de Villa Robledo. Quienes, por respeto y cariño con el padre Cañarte, aceptaron su solicitud de que el poblado llevara el nombre de su amigo. El padre de quien hizo todo lo posible por usurparles sus tierras.

La memoria por nuestro origen popular y llano debe dejar de ser presencia ausente a partir de la conmemoración del rito fundacional 142. El que se erige en oportunidad de ruptura, no sólo con la tradición de la desmemoria del patricialismo liberal católico "paisa" por los colonos pobres de Villa Robledo. Si no, también, con su reminiscente embobamiento por esa arcadía feliz, con pasado idílico y uniformidad integradora. Fabulada por los usureros empresarios de tierras. Y evocada alucinadamente por sus descendientes.

La conmemoración del rito fundacional comunitario, de la repartición social de tierras de 1858 y de gestión político administrativa en 1859. Debe traducirse en relevancia del civismo popular pereirano. Asumiéndolo como expresión de su diferencia con el civismo prohombríco del patricialismo liberal católico. Resignificando y resimbolizando el arquetípico reconocimiento público a los falseados pergaminos del prohombre cívico. Agenciado en las celebraciones aniversarias. Ya sabemos por quiénes.

Es la oportunidad de la conmemoración del rito fundacional comunitario. No sólo desde los atributos de la gesta fundacional popular de los colonos pobres de Villa Robledo. Sino también desde la transformación de los valores individualistas egoístas del prohombre cívico. Para colocarnos en el camino de afirmar el espíritu comunitario. Que ha caracterizado, desde sus orígenes, el civismo popular pereirano.

El derrumbe de la sostenibilidad ideológica de la creencia, en el espurio mito fundacional instituido. Hace necesaria la gestación de procesos de pedagogía social para el restablecimiento de la comunión con el espíritu comunitario originario. Se trata, parangonando a Ricoeur, de un ejercicio de la imaginación para pensar de otra manera, la manera de ser de nuestro ser social.

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* Abuelo del actual cardenal de la iglesia católica Pedro Rubiano. En 1858 logró del Gobierno autorización legal para repartir 5.120 hectáreas a los colonos pobres de Villa Robledo. Quienes en 1859 gestionan, infructuosamente, ante el Gobierno del Estado del Cauca, la categoría de Municipio y parroquia de Villa Robledo. En consideración a que tal condición jurisdiccional afectaba los cálculos electorales de los liberales caucanos. Detentando el poder central los conservadores. Circunstancia que ya no existe en 1863, cuando los liberales son quienes lo usufructúan. Otorgando. Ahí si, el reconocimiento de Pereira, como Municipio y parroquia. Víctor Zuluaga Gómez. La nueva historia de la fundación de Pereira. p. 90


Pereira, julio de 2005