Nuestro Sistema de Educación Superior tiene una malformación congénita. La formación Técnica y Tecnológica no es la base del Sistema, sino algo muy marginal y a veces algo aislado concebido de manera secundaria y superficial.



Esta disfuncionalidad estructural es responsable de la débil o poca capacidad tecnológica de Colombia. Se dice que la única manera en que progresa un país es sobre la base de la innovación y especialmente la relacionada a procesos tecnológicos; por ello es explicable la insistencia del Presidente Uribe y del Gobierno por privilegiar este tipo de formación donde escasamente la matrícula universitaria llega a un 20%.

Las razones son variadas, pero entre ellas está la falta de posicionamiento de lo técnico y tecnológico en el imaginario social; ello no se percibe como fundamento sino como algo diferente y de menor valor. Igualmente, la desarticulación de lo técnico y tecnológico de lo Universitario o Profesional. Un caso paradójico lo constituye el SENA que ofrece formación Técnica y tecnológica por virtud de la Ley pero cuyos programas no requieren el registro calificado de los programas de Educación Superior: lo mismo puede predicarse de la educación media técnica que apenas empieza tímidamente a tener relaciones con la Educación Superior

Los esfuerzos hechos últimamente para resolver ésta sin razón, van desde la Ley 749 de 2002 que regula la educación Técnica y Tecnológica con los ciclos propedéuticos o secuenciales hasta la aprobación del documento CONPES No. 3360 del 27 de junio del corriente año que busca asignarle recursos nuevos por una cuantía de 35 millones de dólares a las iniciativas que propendan por “fortalecer la educación superior técnica y tecnológica mediante el mejoramiento de la cobertura, calidad y pertinencia de este tipo de formación, acorde con las necesidades del sector productivo, el desarrollo nacional y regional, y el avance de la Ciencia y la Tecnología”.

Mencionaré sólo dos objetivos específicos del proyecto del documento CONPES para dar una idea del alcance del mismo:

- “Atender 80.000 jóvenes de Instituciones de educación media a través de la articulación con las Instituciones de Educación Superior.”
- “Fomentar la creación de al menos 40 alianzas estratégicas locales y regionales que apoyen, garanticen y sirvan de base para el proceso de fortalecimiento de la educación técnica y tecnológica a través del diseño de proyectos de alta calidad. Las alianzas estarán conformadas por el sector productivo, las entidades territoriales, Instituciones de Educación Superior y Educación media y el SENA”.

La Universidad Tecnológica de Pereira posee una de las mayores fortalezas en este campo, baste decir que el primer programa tecnológico acreditado en Colombia fue de nuestra universidad y que la Universidad Distrital se apoyó en nuestro desarrollo para propiciar el suyo en el pasado.

Esta condición de liderazgo en el campo específico nos obliga a participar en el propósito de buscarle solución a esta discontinuidad manifiesta en el área de la educación formal en Colombia. Algo hemos hecho con la profesionalización, pero no es suficiente, debemos encontrar el eslabón perdido que nos permita tender los puentes apropiados entre todos los niveles de formación incluyendo la educación media Técnica y el SENA.

No hay derecho a que sean instancias segregadas sin diálogo alguno. Agradezco los esfuerzos que se están haciendo desde la Academia para avanzar en la comprensión de esta problemática cuya no solución se está viendo con justicia como el principal Talón de Aquiles de nuestra educación y los invito a perseverar en las propuestas, que indudablemente habrán de ser innovadoras; en este terreno no hay nada hecho: todo está por hacerse. Una vía de solución puede estar asociada a la formación por competencias y a la flexibilidad curricular, hacia estos conceptos hay que tender la mirada.

LUIS ENRIQUE ARANGO JIMÉNEZ
Rector

Editorial del Campus InForma Impreso N. 022
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