Lea aquí dos artículos enviados por Gonzalo Arango Jiménez:
- La crisis del petróleo
Por PAUL KRUGMAN
- VENDEPATRIAS
Alberto Aguirre; Revista Cromos, mayo 3 de 2004



Una explicación del afán norteamericano por privatizar las empresas petroleras estatales en América Latina, tal y como están haciendo con Ecopetrol y Pemex por vías diferentes. Y como procederán con PDVSA si logran sus propósitos en Venezuela. Se trata de que los monopolios norteamericanos queden con el total del petróleo. Si esta predicción se cumple, tendremos que pagar petróleo propio a precios siderales....

La crisis del petróleo
Por PAUL KRUGMAN

Tomado de Crisisenergetica.org

Antes del comienzo de la Guerra de Irak, que el imperio de Rupert Murdock tanto ayudó a promocionar, éste explicaba los beneficios: “Lo mejor que puede salir de esto para la economía mundial, si se puede llamar así, sería un precio del petróleo de 20 dólares el barril”. Los precios del petróleo en Nueva York alcanzaron ayer casi los 40 dólares el barril, el precio más alto de los últimos 13 años.

Los que esperaban grandes beneficios económicos de la guerra estaban, desde luego, gravemente equivocados sobre cómo irían las cosas en Irak. Pero la desastrosa ocupación, es sólo una razón para que el petróleo esté tan caro; la otra, persistirá, incluso si encontramos la forma de salir de este cenagal; es la intensificación de la competencia por un mundo con suministros limitados de petróleo.

Gracias al desorden en Irak –incluyendo una campaña de sabotajes a los oleoductos, las exportaciones de petróleo todavía no llegan a los niveles previos a la guerra, por no hablar de los millones de barriles extra diarios que los más optimistas quieran calcular. Y las repercusiones de la guerra han asustado a los mercados, que ahora temen ataques a las instalaciones de Arabia Saudita y están comenzando a preocuparse por la radicalización en todo Oriente Medio. (Fue interesante ver a la gente que aplaudía el liderazgo de George Bush en la guerra contra el terror, llegar a la tardía conclusión de que el Sr. Bush le ha dado a Osama Bin Laden exactamente lo que deseaba).

Incluso aunque las cosas hubiesen ido bien, Irak no podría habernos ofrecido un petróleo barato durante más de dos años, como mucho, porque los EE.UU. y otros países avanzados están compitiendo por el petróleo con las economías emergentes de Asia.

El petróleo es un recurso finito; no se han descubierto grandes campos desde 1976 y los expertos sospechan que no queda nada por encontrar. Algunos analistas sugieren la producción mundial ya está cerca de su cenit, aunque la mayoría dicen que el progreso tecnológico, que permitirá una mayor explotación de fuentes conocidas, como las arenas bituminosas de Canadá, harán que suba la producción, durante una o dos década más. Pero el dato de la fecha concreta de la producción no es la verdadera cuestión esencial.

La cuestión es, sin embargo, cuándo las tendencias de los precios del petróleo tomarán un rumbo decisivamente ascendente. Este rumbo es inevitable, cuando una economía mundial en crecimiento se enfrenta a unos suministros limitados. ¿Y cuando sucederá? Quizá ya haya sucedido.

Se, desde luego, que tales predicciones ya se han hecho antes, durante la crisis energética de los 70. Pero el final de esa crisis se ha malinterpretado de forma generalizada: los precios cayeron, no porque el mundo encontrase nuevos recursos, sino porque encontró nuevas formas de hacer las cosas con menos.

Durante los 80, el consumo del petróleo cayó en todo le mundo, como consecuencia de los efectos retardados de la crisis energética, lo que nos llevó a coches más eficientes, mejores aislamientos en las casas y demás. Aunque el crecimiento económico condujo a una recuperación gradual, sólo en 1993, el consumo mundial de petróleo llegó a superar ligeramente el que hubo en 1979. En los EE.UU. el consumo de petróleo no llegó a los niveles de 1979 hasta el año 1997.
Desde entonces, sin embargo, la demanda mundial ha crecido rápidamente: el consumo diario mundial de petróleo es 12 millones de barriles superior a lo que era hace una década; aproximadamente, la producción combinada de Arabia Saudita e Irán.

Parece que el vínculo amoroso de los EE.UU. con los coches que devoran gasolina, con todo lo miope que resulta, no es el principal culpable: los grandes aumentos de la demanda provienen del crecimiento espectacular de los países en desarrollo. China, en particular, todavía consume sólo el 8 por ciento del petróleo mundial, aunque es responsable del 37 por ciento del aumento del consumo mundial de petróleo, de los últimos cuatro años.

El conflicto entre una demanda mundial de crecimiento rápido y una oferta mundial limitada es la razón por la que el mercado del petróleo es tan vulnerable a las sacudidas. Puede que salgamos de este mal trago y que el petróleo caiga de nuevo hacia el nivel de los 30 dólares. Pero si esto sucede, será sólo un respiro temporal.

Es una ironía. Últimamente hemos oído hablar mucho de la competencia de la fabricación china y de los centros telefónicos de llamadas hindúes. Pero existe un tipo diferente de competencia –la disputa por le petróleo y otros recursos- que representa una amenaza mucho mayor para nuestra prosperidad.

¿Qué podemos hacer? He aquí un consejo: no podemos perforar ni conseguir resolver el problema. Hagamos lo que hagamos, los precios subirán. Lo que tenemos que hacer es adaptarnos.
NYTIMES

LA LENGUA

VENDEPATRIAS
Alberto Aguirre; Revista Cromos, mayo 3 de 2004

“SUPERGABELAS PETROLERAS”, titula El Tiempo (14 de abril) la noticia sobre la exposición de la nueva política petrolera, que hizo la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) ante un cúmulo de inversionistas extranjeros. Dice dicho diario que estas fueron las palabras de presentación: “La casa está barata; este es el momento para entrar”. Parece la promoción de un casino o de una casa de putas. Esta oligarquía criolla, como un rufián de barrio, entrega la riqueza nacional, o sea, su virtud, su fuerza, al mejor postor. Y como rufián, también saca su tajada.

“El nuevo contrato remplaza el viejo de asociación, en el que el Estado participaba con un 30 por ciento y el inversionista con 70 –añade el periódico–, y la principal novedad es que el inversionista se quedará con el ciento por ciento de la producción, una vez que pague las regalías y los impuestos”. También en el viejo contrato se hacían estos descuentos antes del reparto. El regalito del 30 por ciento ascenderá, en el curso de los años a miles de millones de dólares.

Titula El Tiempo (22 de abril): “Amarran la prórroga de Caño Limón”. El contrato de asociación, llamado Cravo Norte, vencía en 2008, pero ahora, por la gracia del gobierno, “la estadounidense Occidental tendrá vía libre para explotar hasta su agotamiento el campo Caño Limón”. Otro regalito de este Gobierno munífico con los poderosos. También fue prorrogado –“hasta su agotamiento”– el contrato con la Chevron-Texaco para la explotación del gas de La Guajira, que vencía en 2005. Calculando vida útil de ambos pozos, la nación dejará de percibir, hasta su agotamiento, otros tantos miles de millones de dólares.

Por eso es la huelga de la USO: para intentar la guarda de la riqueza pública, contra el zarpazo de los tiburones internacionales, en contubernio con sus palafreneros criollos. Piden, en su pliego, que se mantengan en poder de la nación, hasta su agotamiento, aquellos pozos, como lo mandaban la ley y los contratos. Y que se derogue el decreto 1760, de 26 de junio de 2003, dictado por este gobierno, que dividió a Ecopetrol, en primer lugar para marchitarla, y luego, para privatizarla. Con estos fines, que ya empiezan a revelar sus frutos, se creó la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), que le quitó a Ecopetrol el manejo de las reservas petrolíferas, privándola de su participación en los contratos de asociación. El propósito claro es la extinción de la empresa del Estado. La USO denuncia que “con la creación de la ANH se decidió además poner a disposición de las multinacionales el conocimiento geológico de las cuencas sedimentarias del país”. Entren que esta barato.

Los trabajadores de Ecopetrol se van a la huelga para pedir, no sólo mejoras salariales, sino la derogatoria de aquel decreto vendepatria. Al decretar la huelga, los trabajadores tienen conciencia de asumir riesgo claro para sus vidas y para sus puestos de trabajo, pero también tienen clara conciencia de que asumen tales riesgos en defensa de la nación, contra aquellos que la venden al mejor postor. Y del mismo modo contra los voraces postores que la acechan.

“EN LOS AÑOS 2001 Y 2002 –dice la USO– el fisco nacional recibió de Ecopetrol 11 billones de pesos” no era una cenicienta. Era, por el contrario, principal soporte del fisco nacional. Ahora, dividida por este decreto, debilitada, privada de sus fuerzas, y de sus fuentes, se irá marchitando. Y una vez marchita, será privatizada, so pretexto de que es una carga para el fisco nacional. Jugada artera. Es una especie de Plan Colombia al revés: la contraprestación que el imperio les exige a las oligarquías criollas para mantenerlas en el poder.

La única fuerza contra el despojo son los trabajadores

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