Artículo traducido por el Rector de la UTP, Ing. Luis Enrique Arango Jiménez publicado en la Revista Newsweek del 9 de Mayo de 2005 y escrito por Fareed Zakaria con la colaboración de: Melinda Liu in Beijing, Chistian Caryl en Tokio, Karen Lowry Millar en Bruselas, Rukhmini Punoose en Nueva Cork y Jhon Barry en Washington; como complemento del informe del Rector en su viaje por el Asia.
¿PERTENECE EL FUTURO A CHINA?
A partir de los años ochenta China ha mantenido un crecimiento sostenido imputable al conjunto de reformas adoptadas en el año 1978 por el partido comunista chino liderado por el dirigente Deng Xiaoping. Estas reformas o nuevas políticas enfatizan más lo pragmático que lo ideológico y abandonan el concepto de la economía centralizada para abrirle espacio al mercado como movilizador de la economía; igualmente, nuevas formas de propiedad privada se estimulan y establecen.
Hoy en día la China es un fenómeno mundial; ha mantenido un crecimiento sostenido de la economía en los últimos veinticinco años superior al 9 %, lo que determina el crecimiento mas rápido para una economía conocido en la historia; ha sacado 300 millones de habitantes de la condición de pobreza y ha cuadruplicado el ingreso promedio per cápita de sus habitantes.
Hoy en día China es el mayor productor de carbón, acero y cemento; es el segundo mayor consumidor de energía y el tercer mayor importador de petróleo, lo que ha hecho volar los precios de la gasolina.
Las Exportaciones de China a los Estados Unidos han crecido un 1.600% en lo últimos 15 años y las Exportaciones de Estados Unidos a China sólo 415%.
El ejemplo más sorprendente lo representa Shangai que ha crecido a un 13%. Quince años atrás, Pudong en el este de Shangai era un área rural no desarrollada, hoy es el distrito financiero de Shangai, de ocho veces el tamaño del nuevo distrito financiero de Londres.
A la altura de la revolución industrial, la Gran Bretaña fue llamada el taller del mundo, este título hoy pertenece a China: manufactura dos terceras partes de las Fotocopiadoras del mundo, de los hornos microondas, de los DVD(s), de los Zapatos.
Para dar una idea de cómo China domina la manufactura de bajo costo consideremos a Wal- Mart.: es la corporación más grande de los Estados Unidos y del mundo. Sus ganancias son ocho veces las de Microsoft y aporta el 2% del producto interno de los Estados Unidos, emplea a 1.4 millones de personas; mas que GM, Ford, GE e IBM juntas. Es legendaria por su eficiencia, a veces despiadada, en la búsqueda de los costos más bajos para sus clientes. Para hacerlo ha usado tecnología, innovación gerencial y también a la China. El año pasado Wal Mart importó 18 billones de dólares en artículos de la China. De los 6.000 proveedores de Wal Mart, 5.000 están en China.
Pero la estadística que gana este concurso es la feria de INTEL. Esta compañía patrocina una feria de Ciencia e Ingeniería, la más grande competencia para estudiantes preuniversitarios del mundo, abierta a estudiantes de secundaria de todo el mundo. El año pasado fue bueno para los americanos; 65.000 participaron en las feria locales que se usan para seleccionar finalistas; en China participaron 6 millones.
Por supuesto, las ferias no son tan buenas como las de los Estados Unidos, los estándares son diferentes y no se pueden comparar manzanas con naranjas. ¡Pero todavía son 6 millones de naranjas!
El crecimiento de China no es una predicción, es un hecho. Es la economía de más rápido crecimiento en el mundo y la segunda poseedora de reservas de Internacionales, principalmente dólares. Tiene el ejercito más grande, 2.5 millones de hombres; el cuarto mayor presupuesto dedicado a la defensa que crece anualmente al 10%. Es la potente nueva fuerza en la escena mundial.
Ha habido dos grandes desplazamientos en el poder global en los últimos 400 años. El primero fue el levantamiento de Europa alrededor del siglo XVII llegando a ser la parte más rica, ambiciosa y emprendedora del mundo. El segundo, fue el surgimiento de los Estados Unidos en el siglo XIX y comienzos del XX llegando a ser el país más poderoso del mundo, jugador decisivo en la política y economía globales.
Por siglos el resto del mundo fue un escenario para la ambición y los intereses de las Grandes Potencias Occidentales. El crecimiento de China junto a la India y el continuo peso del Japón, representan el tercer gran corrimiento en el poder global: el levantamiento de Asia.
Las Grandes potencias no nacen todos los días; el listado de las actuales -USA, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia- ha sido casi la misma por dos siglos. La llegada de una nueva produce tensión si no violenta agitación cuando el recién llegado trata de acomodarse en el orden establecido o estruendos si lo acomoda a sus propósitos. Pensemos en la emergencia de Alemania y Japón en los comienzos del siglo XX ó en el declive del Imperio otomano en el mismo período el cual creó el moderno Medio Oeste.
El conflicto de las grandes potencias es algo que el mundo no ha visto desde la guerra fría. Pero si fuera a comenzar, todos los problemas que ahora preocupan – terrorismo, Irán, Corea del norte- palidecerían en comparación. Ello significaría, competencia armamentista, problemas en las fronteras y quizás mas. Incluso sin estos aterradores escenarios, China complica la vida internacional. Tomemos las relaciones entre Estados Unidos y Europa, Irak fue un problema temporal pero las diferentes actitudes con respecto a la emergencia de China probablemente producen tensiones en la alianza occidental.
Inevitablemente, el reto chino aparece amenazadoramente como el mayor para los Estados Unidos. Históricamente cuando el liderazgo de una potencia mundial es retado por una emergente, las dos han tenido relaciones difíciles. Y, así ninguno de los lados lo admita públicamente, China y Estados Unidos están preocupados y se planifican para los problemas. Decir esto no es decir guerra o conflicto, es simplemente notar que probablemente habrá tensión entre los dos países. La manera como ambos lados lo manejen determinará sus futuras relaciones y la paz del mundo.
¿Qué Quiere China?
Cuando la gente habla hoy de la China inevitablemente menciona su cultura única. El confucionismo se dice que está en el corazón de la psiquis de la nación y es ésta tradición de disciplina, aprendizaje y devoción por los mayores, lo que explica el extraordinario éxito. Pero el confucianismo ha estado por siglos, durante muchos de los cuales China ha sido pobre, retrasada y estancada. En verdad, a comienzos del siglo XX, cuando el académico Alemán Max Weber quiso explicar la inadecuabilidad de China al capitalismo, señaló a la cultura confuciana (las culturas son complejas y usted puede usualmente encontrar en ellas lo que usted quiere). China empezó a crecer a comienzos de 1980(s) no a causa de su cultura, la cual ha estado relativamente sin cambios, sino a causa de sus políticas, las cuales entraron en una dramática transformación.
Cuando los historiadores se devuelven a las últimas décadas del siglo XX, ellos deben señalar muy bien el año de 1979 como un punto de quiebre. En ese año la Unión Soviética invadió a Afganistán, cavando su tumba como superpotencia. Fue también el año en que China inició sus reformas económicas. Ellas fueron lanzadas en el más improbable escenario, el tercer pleno del onceavo comité central del partido comunista chino, celebrado en diciembre de 1978. Antes de las reuniones formales en una sesión de un grupo de trabajo, el nuevamente empoderado jefe del partido, Deng Xiao Ping, pronunció un discurso que se volvió el más importante en la historia Moderna de China.
Él, urgió al régimen a que focalizara en el desarrollo y la modernización y dejar a los hechos, no a la ideología, guiar el sendero. “No importa si el gato es negro o blanco. En tanto que cace ratones, es un buen gato”. A menudo afirmó Deng. China ha hecho justamente eso, prosiguiendo una senda de modernización que es inescrupulosamente pragmática y no ideológica.
Hay muchos que critican la trayectoria económica de China. Argumentan que los números son de caramelo (desleíbles), que la corrupción es rampante, que sus bancos están balanceándose en el límite, que las tensiones regionales explotarán, que la inequidad está creciendo peligrosamente y que las cosas están llegando a una sin salida. Por una década han estado pronosticando, “esto no puede durar, China colapsará, esto no puede seguir”. Hasta ahora al menos ninguna de esas predicciones ha sido realidad. Y aunque China tiene muchos problemas, tiene lo que cualquier país del tercer mundo haría lo que fuera por tenerlo: alto crecimiento de manera sostenida.
La planificación centralizada se supuso que no funcionaba y en algún sentido no funciona incluso en China. El Gobierno es cuidadoso de dar mucho poder a las regiones, para expedir directivas que sean amistosas con el mercado o para abrir su economía al comercio y la inversión extranjeros. La membresía a la Organización Internacional de Comercio los ha forzado a hacer grandes reformas de mercado libre en su economía y en su sociedad.
El Gobierno chino merece reconocimiento por su habilidad para planificar y manejar el desarrollo del país. Considerando la comparación que a menudo se hace con la India. A nivel micro muchas firmas indias impresionan más que sus contrapartes chinas. Ellas son Emp. Esas genuinamente privadas, usan el capital eficientemente y pueden competir con lo mejor en el mundo. Las compañías chinas por contraste son a menudo parcialmente propiedad del estado, fondeadas o favorecidas por él. Ellas consiguen fácil acceso al capital extranjero y lo usan ineficientemente. Muchas venden solamente en el mercado doméstico y no podrían competir a los más altos niveles globalmente. Pero a nivel macro, el Gobierno chino empuja el desarrollo más lejos, más consistentemente y más efectivamente que el gobierno indio.
Los funcionarios indios siempre señalan que sus contrapartes chinas no tienen que preocuparse de los votos. “Nosotros hacemos muchas cosas que son estúpidas a largo plazo”, dijo un alto funcionario del Gobierno indio, “pero los políticos necesitan votos a corto plazo, China pude tomar el largo plazo”. Por supuesto que hay muchos gobiernos no democráticos que han hecho decisiones catastróficas: Marcos en Filipinas, Mobotu en Zaire, pero ello sólo hace que el funcionamiento del gobierno chino sea masa sobresaliente.
“Yo he tratado con Gobiernos en todo el mundo”, dice un importante inversionista del sector bancario, “y el chino es probablemente el más impresionante”. Muchos de sus colegas en la comunidad de negocios americana estarían de acuerdo con esta caracterización. Pero entonces ¿qué explica las recientes acciones de ese Gobierno brillante en el dominio de la política y la política exterior?
En abril, pareció como si el gobierno chino estuviera animando protestas anti-japonesas sobre los textos de historia japoneses en relación con inexactitudes del pasado con relación a la agresión en los tiempos de guerra, desencadenando rápidas demostraciones callejeras con asonadas, lanzamiento de piedras a la embajada japonesa en Beijing y amplios llamados a boicotear los productos japoneses. El pasado marzo, ello se vio con el paso de una ley anti-secesión, amenazando a Taiwán con la fuerza militar si ello retaba la ira china en alguna forma. El resultado, entre otros, fue que la Unión Europea pospusiera su plan de levantar el embargo de armas a China para junio. También en marzo, China le recomendó a Australia repensar su alianza con los Estados Unidos, lo que creó un alto entre las autoridades australianas. En Julio de 2003, Beijing trató de pasar una ley anti-subversión en Hong Kong, que provocó las más grandes manifestaciones en la historia de la ciudad y creó un fuerte sentimiento político contra Beijing en un territorio que fue siempre apolítico. Todas estas acciones están haciendo que los más poderosos vecinos de China -Japón, India, Australia- se detengan. Ello, está fortaleciendo a aquellos que en América ven a China como una amenaza, no como una oportunidad. ¿Es esto inteligente?
Una Nueva clase de Reto
En la primera década de su desarrollo (los ochentas), China no tuvo una política exterior. O mejor, su gran estrategia fue una estrategia de crecimiento. China calladamente apoyó (o no se opuso) a las políticas de Estados Unidos principalmente por que vio en la buenas relaciones con América la piedra esquinera de su impulso desarrollador. Y, esta aproximación no confrontacional, ocultando su brillo, todavía está. Con la excepción de algo relativo a Taiwán, incluso ahora sus principales movidas en política exterior son esencialmente por imperativos económicos. En estos días, eso significa una incesante búsqueda por suministro continuo de petróleo y otros bienes.
Pero las cosas están cambiando. En un escrito titulado “El consenso de Beijing” salido de pesadas entrevistas con el liderazgo chino, funcionarios y académicos, Joshua Cooper Ramo, da una fascinante descripción de la nueva política exterior China. “En vez de construir una potencia al estilo americano con armas e intolerancia con los otros puntos de vista” él escribe, “la emergencia de China como potencia es basada en el ejemplo de su propio modelo, la fortaleza de su sistema económico y su rígida defensa de la soberanía nacional”.
China ha seguido una estrategia de desarrollo muy diferente a la del Japón. En vez de focalizarse en el crecimiento de las exportaciones en unos pocos mercados y mantener su mercado interno cerrado, China se abrió a si misma a la inversión y el comercio extranjeros. El resultado es que mucha parte del mundo confía ahora en el mercado chino. Desde Estados Unidos a Alemania ó Japón, las exportaciones a China están entre los factores cruciales para impulsar el crecimiento. Para mercados desarrollados, China es un socio de comercio indispensable.
En noviembre del 2004, el presidente George Bush y el presidente Hu Jintao viajaron a través de Asia. Yo estuve en la región unas pocas semanas después y quedé conmocionado de cómo casi todo el mundo habló ranqueando como más exitosa la visita de Hu que de Bush: Un escritor malasio, explicó: “Bush habló obsesivamente sobre el terror. Él ve todo de nosotros a través de un prisma, sí nos preocupamos por el terror, pero francamente eso no es la suma de nuestras vidas. Nosotros tenemos muchos otros problemas. Estamos repotenciando nuestras economías, nos estamos preguntando cómo manejar el levantamiento de China, estamos tratando de dirigir la salud y los problemas sociales y ambientales. Hu habló de todo esto, habló de nuestra agenda, no solo de su agenda. “Desde Indonesia a Brasil, China esta ganado nuevos amigos”.
Hay un grupo de americanos, neoconservadores y funcionarios del pentágono, quienes han estado sonando las armas sobre la amenaza china. Ellos hablan principalmente en términos militares, usualmente exagerando las capacidades militares de China. Pero los hechos no apoyan su caso. China está ciertamente expandiendo sus fuerzas militares con un presupuesto que crece 10% o más al año. Pero todavía está gastando una fracción de lo que los Estados Unidos gastan; a lo sumo, el 10% del presupuesto anual del pentágono.
La amenaza o el reto chino no se presentará a la manera de la Unión Soviética, tratando de mantener el paso con América en términos militares. Es más probable que sea como Ramo describe, como una “Superpotencia Asimétrica”. Ella usará su dominio económico y sus destrezas políticas para lograr sus objetivos. China no quiere invadir u ocupar a Taiwán, es más probable que mantenga desacreditado el movimiento independista de Taiwán, de manera que Beijing lentamente acumule ventaja y desgaste al oponente. “El objetivo de China no es el conflicto, es evitar el conflicto”, escribe Ramo. “El verdadero éxito en asuntos estratégicos envuelven la manipulación de una situación de una manera tan efectiva que el resultado sea inevitablemente a favor de los intereses chinos. Esto proviene del más antiguo pensador estratégico, Sun Zi, quien argumentó que cada batalla es ganada o perdida, incluso antes de que sea peleada”.
Al menos este es el plan. El problema es que mientras mantiene esa estrategia de largo plazo, China a menudo cae en comportamientos de corto plazo donde aparece agresiva y hostil; quizás esto sea a causa de las decisiones racionales que guían su política económica y que no son fácilmente aplicadas al dominio de la política, donde el honor, la histeria, el orgullo y la rabia juegan todos un gran papel. Así con Taiwán, la última semana Beijing estuvo jugando al plan de largo plazo, normalizando las relaciones con el principal partido de oposición de la isla y suavizándolas conciliadoramente. Pero el último mes pasó la ley anti-secesión, la cual enfureció a la mayoría de los taiwaneses y alarmó a los europeos y a los americanos.
O tomando sus relaciones con Japón, Tiene poco sentido comportarse agresivamente como lo hace con Tokio. Ello sólo asegura que China tendrá un vecino hostil, uno con una economía que es cuatro veces su tamaño. Una estrategia más sabia podrá mantener capturado a Japón con lazos económicos y con cooperación, logrando el dominio con el tiempo.
Hay bases para la reconciliación, los japoneses no se comportaron perfectamente, pero ellos se han disculpado varias veces por su agresión marítima. Ellos han dado a China más de 34 billones en ayuda para el desarrollo (reparación efectiva), algo nunca mencionado por los chinos. Incluso en este último incidente, los japoneses se movieron primero a superar el impasse.
Pero, para la China la emoción parece estar en el camino. Habiendo abandonado el comunismo, el partido comunista ha estado utilizando el nacionalismo como el pegante que mantiene a China unida. Y el nacionalismo moderno chino es definido en gran parte por su hostilidad hacia el Japón. Mao, es todavía un héroe en China a pesar de sus muchas políticas catastróficas porque él unificó el país y luchó contra el Japón. Y como China avanza económicamente, el nacionalismo Chino se vuelve más intenso. Rasque un Yuppie de Shangai y usted encontrará un virulento nacionalista con relación a Taiwán, Japón y América.
Beijing, asume que puede manejar los sentimientos populares pero puede estar equivocado. Después de todo no tiene mucha experiencia en ello, al no ser una democracia. Trata con odios y emociones enjauladas, inseguro de cuando estimularlas o suprimir el odio a donde ellas pueden dirigirse. Así, ellos no saben qué hacer con un grupo como el de la alianza patriótica, un grupo ultra-nacionalista, basado en internet que ha organizado las más grandes manifestaciones en el país en los últimos seis años.
Expertos dicen que el partido comunista chino ha estado discutiendo seriamente reformas políticas y estudiando partidos únicos dominantes desde Suiza a Singapur, para entender cómo puede mantener su posición dominante en un sistema político más abierto. “La gente más inteligente en el Gobierno está estudiando esas cosas”, un bien ubicado residente de Beijing me contó. Pero la política es a menudo más que inteligencias. En cualquier caso, como los mandarines de Beijing terminen manejando su propio pueblo tiene mucho que ver en como China termine manejando el mundo.
Lo que los Estados Unidos necesitan hacer
¿Cómo manejar a China? La mejor guía es escuchar lo que dice el presidente de Francia Jactes Chirac y hacer lo contrario. Chiraac, el cansado y viejo dinosaurio, quien parece estar incrementando su incomprensión sobre el mundo de hoy; recientemente denunció la brutal e inaceptable invasión de China a Europa. Él se estaba refiriendo al hecho de que los textiles de china han infestado los mercados europeos (y americanos) con la consiguiente abolición de las cuotas de textiles. Infortunadamente el consejo de Chirac de reimponer cuotas, debe ser tomado por ambos, europeos y americanos. (El asunto de los textiles está poniendo un amortiguador sobre lo que han sido las relaciones crecientes de amor entre Europa y China).
Es un impulso comprensible. Las exportaciones desde China se han elevado desde enero en un 534% en ventas de suéteres y chaquetas en Europa por ejemplo; pero esto es el resultado del libre comercio y no de prácticas desleales. Generalmente, tarifas y barreras no son la manera de prosperar en la economía global emergente. No es solamente China, también India, Brasil, Sudáfrica y Tailandia, entre otros, están entrando al mercado global con sofisticación y habilidad. La respuesta de los países occidentales no puede ser cerrarse así mismos a la nueva realidad; después de todo ellos se benefician de la expansión del mercado global. Las exportaciones de la Unión Europea a China se han levantado un 600% durante los últimos 15 años. Mas ampliamente los países que han tratado de aislarse del resto del mundo, aislando sus economías o culturas se han estancado. Aquellos que han abrazado cambios han florecido. China es simplemente la parte más grande del nuevo mundo.
Lo que se puede hacer es estar mejor preparado. Para los americanos esto significa un renovado enfocamiento sobre las destrezas esenciales que han impulsado la economía americana hasta ahora: ciencia y tecnología. Los Estados Unidos han estado deslizándose bobamente en todos los rankings globales en estos campos. Sus facilidades de investigación son dominadas por estudiantes extranjeros y emigrantes pero un número creciente de ellos se estén estableciendo en casa o yendo a casa. Sin un masivo nuevo enfocamiento en estas áreas, América se encontrará así misma incapaz de producir el núcleo de ingenieros, científicos y técnicos que hagan la base de una economía industrial avanzada. China e India ya producen más ingenieros que los Estados Unidos. En cinco años, China producirá más PHD(s) que los Estados Unidos, ellos pueden no ser tan buenos como los americanos, pero los números cuentan.
Para el gobierno americano el paseo debe llegar a un final. Él ha conducido políticas fiscales irresponsables sabiendo que los gobiernos extranjeros y la gente podía proveerlo con crédito ilimitado. Pero este crédito viene con un precio. Cuando China tiene inmensas reservas de dólares, ella también tiene el poder para dañar la economía americana. Hacerlo así, afectaría tanto a China como a los Estados Unidos, pero seguramente sería mejor sí la política americana fuera menos vulnerable a tales posibilidasdes. La responsabilidad fiscal en casa significa mayor libertad de acción en el exterior.
En política exterior Washington encara dos posibilidades; la primera es que China empujará su peso alrededor, enfureciendo a sus vecinos y amenazando el mundo. En este caso habrá un natural proceso de contrapeso por el cual Rusia, Japón, India y los Estados Unidos se unirán para limitar el poder emergente de China. Pero, ¿qué pasa si China es capaz de adherir a esta estrategia asimétrica?, ¿Qué pasa si expande gradualmente sus lazos económicos, actúa calmada y moderadamente y suavemente agranda su esfera de influencia esperanzada en desgastar la paciencia y dureza americanas?
Los Estados Unidos entonces tendrán que responder amablemente, también trabajando callada y cuidadosamente, adoptando una calibrada y sofisticada política de largo plazo. América ha sido mucho más paciente de lo que la mayoría reconoce. Persiguió la contención de la Unión Soviética por casi 50 años. Las tropas americanas todavía están en las orillas del Rhin, a lo largo del DMZ in Corea y en Okinawa.
Una guerra mundial es altamente improbable. Los peligros de la guerra nuclear, la interdependencia económica, la globalización, todos estos factores la previenen. Pero bajo esta clama probablemente habrá un guerra suave, una callada competencia por el poder y la influencia a través del globo. América y China serán amigos un día, rivales otro, cooperando en una área, compitiendo en otra. Bienvenidos al siglo XXI.