Comunicado enviado por Santiago Gutiérrez a la comunidad universitaria.



Compañeros:

Les transmito por este medio dos comunicados que encontré en la página web de la universidad y me parecieron interesantes:

1) Comunicado enviado por Alejandro Parra Giraldo, Representante de los estudiantes ante el Consejo Académico, a la comunidad universitaria, sobre los hechos ocurridos el pasado 6 de marzo de 2009.

Pereira, 6 de Marzo de 2009

COMUNICADO A LA OPINION PUBLICA: SOBRE LOS LAMENTABLES HECHOS DEL DIA 6 DE MARZO DONDE RESULTARON HERIDOS TRES ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE PEREIRA.

El día de hoy hacia las 9 de la mañana, resultaron gravemente lesionados tres jóvenes en cercanías al bloque Y del campus la Julita de la UTP por efecto de un artefacto explosivo.

Oficialmente, a nombre de la representación estudiantil que encabezo ante el consejo académico de la misma universidad y ante las diversas versiones que circulan en medios de comunicación y en la comunidad universitaria sobre estos hechos, manifiesto lo siguiente:

1. De acuerdo con al información suministrada por la universidad y verificada en los centros de salud que fueron atendidos, los jóvenes afectados son ESTUDIANTES regulares de la universidad de los programas de Tecnología Química, Tecnología Eléctrica e Ingeniería de Sistemas y Computación, lo cual es necesario indicar con toda claridad ante declaraciones y comentarios que indicarían que podría tratarse de “personas sobre las cuales no es clara su condición de estudiante”, o en todo caso personas extrañas a la comunidad universitaria.

2. Los hechos en medio de los cuales salieron afectados tales estudiantes aún son materia de investigación, por lo cual llamamos a los medios de comunicación, autoridades de la UTP y comunidad universitaria y Pereirana en general a ser prudentes en los juicios sobre lo sucedido, pues es tan irresponsable señalar sin evidencia que se trato de un accidente provocado por los mismos jóvenes mientras manipulaban explosivos con determinados propósitos, como afirmar que se trato del hallazgo de un objeto extraño que se encontraba en el lugar de los hechos y que fue indagado por los estudiantes ignorantes de su contenido, o cualquier otra especulación, tenida por verdad por el mero efecto de las habladurías, versiones informales o mas aun, de las declaraciones irresponsables de diferentes personas.

3. Se trata de jóvenes estudiantes conocidos por sus familias, sus compañeros de clase y personas cercanas, que desarrollaban hasta la fecha normalmente sus actividades académicas en la universidad y no puede señalárseles irresponsablemente como posibles miembros de grupos irregulares o armados con intenciones presuntamente terroristas, pues no solo tales juicios no consultan con la realidad sino que pueden poner en peligro la seguridad de ellos y sus familias.

Esperamos que en este sentido, el tema sea tratado con seriedad tanto por la ciudadanía como por la fuerza publica.

4. Deseamos la pronta mejoría de los estudiantes afectados y hacemos llegar nuestros sentimientos de solidaridad a sus familias.

Alejandro Parra Giraldo.
Representante de los estudiantes ante el Consejo Académico.
Universidad Tecnológica de Pereira.

2) Comunicado enviado a la comunidad universitaria, por José Iván Madrid Vega, Representante de los Estudiantes ante el Consejo Superior de la UTP y Coordinador Nacional de la Alianza Universitaria.
Marzo 9 de 2009


El comunicado emitido el pasado 6 de marzo por el señor Alejandro Parra, uno de los representantes estudiantiles ante el Consejo Académico, nos ha dejado anonadados. ¿Será por su miopía o por su cinismo? Al mejor estilo de los políticos de oficio y siguiendo la tradición instaurada por Poncio Pilatos, se dedica a salvar responsabilidades políticas o legales, tratando de confundir a la opinión pública al multiplicar artificialmente las hipótesis, en lugar de asumir posiciones claras frente lo ocurrido.

Más que su desfachatez nos sorprende la falta de consideración con las víctimas y sus familias, para quienes sólo deja un escueto renglón al final de su elaborado y evasivo texto, como si lo primero no fuera el dolor, el desconcierto, la rabia que nos provoca y nos debe provocar el que jóvenes que apenas empiezan en el camino de la vida vean afectadas de manera tan trágica su existencia. ¿Qué puede importar si fueron mutilados accidentalmente o tomaron parte activa en el proceso? El hecho es que sus vidas no serán iguales, que se han sumado a la muy larga lista de damnificados, de todos los bandos, por esta guerra estúpida e inútil en que nuestro sufrido país se encuentra atascado.

Lo claro aquí es que los estudiantes heridos no pueden ser señalados (hasta comprobar lo ocurrido) como los únicos responsables de ser. Y no nos referimos solamente a quienes hayan participado de la autoría material e intelectual en este hecho. Hay algo que no está tipificado como delito, pero que pesa igual. Se trata de la autoría moral. Hablamos tanto de quienes azuzan al estudiantado, desde sus mezquinos intereses, para que se conviertan en carne de cañón de sus tropeles, como de aquellos que llevando la vocería oficial de los estudiantes evitan pronunciarse y pretenden legitimar con un silencio cómplice el uso de la violencia como mecanismo de movilización.

Todos tenemos un cargo de conciencia. Nos carcome el pensar que pudimos hacer algo para evitarlo, que pudimos ser más vehementes, hasta lograr un pronunciamiento oficial de la Asamblea en repudio y como deslegitimación a los petos, las papas bomba, las piedras y el vandalismo con los pupitres como mecanismos de la lucha estudiantil. A todos nos cabe nuestra cuota de responsabilidad. Como profesores, por no abrir más espacios para el debate, como egresados por no compartir más nuestra experiencia, como directivos por no alentar más las formas legítimas de organización, como padres y madres por no estar más pendientes y dialogar más con nuestros hijos, como compañeros de clase por tolerar pasivamente o como estudiantes por dejarnos intimidar por los chiflidos y no hacer oír nuestra opinión diferente en las Asambleas. Aquí nadie es inocente.

La Guerra no es un juego, y la Universidad no puede ser un campo de batalla. A estos señores que pretenden dirigir el movimiento estudiantil hay que explicarles que la Revolución nunca se hará con petardos y papas bomba, (y, hoy en día, menos aún con balas). ¿Quiénes más que unos cuantos diletantes pretenden con su verborrea convencer a los ilusos de que el “Sistema” puede combatirse con palos y piedras en pleno siglo XXI, o que con sus petardos van a derrotar una Fuerza Pública que, aparte de sus 431 mil efectivos y la legitimidad que le da representar la Constitución y las leyes de la República, cuenta con el respaldo y la admiración de una amplia base popular? Ya bastante tenemos con los múltiples e irracionales factores generadores de violencia existentes en Colombia como para agregarle el despiste de tales insensatos.

La abrumadora mayoría de los estudiantes de la UTP no manejamos explosivos, no hacemos terrorismo. Rechazamos la combinación de las formas de lucha y consideramos ajena a nuestra vocación universitaria el uso de la violencia como mecanismo de transformación social. Estamos contra todo tipo de militarismo, de izquierda o de derecha, por el respeto y la defensa del Estado de Derecho, por el ejercicio de nuestras libertades civiles y políticas dentro del marco constitucional. Es el deber de quien nos representa asumir una posición clara y contundente en estos aspectos.

Quienes estén hoy real y sinceramente interesados en transformar, para bien, la sociedad colombiana, deben estar atentos a ser parte de la solución y no parte del problema. Pero es importante señalar aquí un factor fundamental: la pérdida de la capacidad de algunos grupos de izquierda para entablar un debate racional, el grado de autoritarismo en el que se han sumido ante su propia impotencia política e incapacidad intelectual. Nuevamente a todos nos corresponde una cuota de responsabilidad en la elevación del nivel político de los estudiantes, de modo que la discusión abierta y democrática vuelva a ocupar el espacio hoy cerrado por el insulto y el chiflido.

Por último, sea este un buen momento para preguntarnos ¿Y qué quedó del Paro? ¿Será que los estudiantes de la comisión negociadora van a permitir por fin la discusión de los puntos del Pliego, hoy atascada ante su insistencia de resolver primero el asunto de las sanciones en su contra? ¿Son dignos de hablar en nombre de todos los estudiantes quienes anteponen sus intereses personales al mandato colectivo? Además, no se puede obrar como leguleyos, apegados a la letra de las leyes y reglamentos para defender los derechos individuales y al mismo tiempo validar con el silencio las acciones al margen de la ley como mecanismo para alcanzar objetivos sociales.

POR UNA PROPUESTA SERIA, INCLUYENTE Y EFECTIVA
HAGAMOS DE LA UTP UN TERRITORIO DE PAZ

JOSÉ IVÁN MADRID VEGA
Representante de los Estudiantes ante el Consejo Superior de la UTP
Coordinador Nacional de la Alianza Universitaria.

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Ambas personas son representantes de los estudiantes. Sin embargo, es obvio que hay una diferencia bastante grande en la forma en que tratan el asunto:

El representante Alejandro Parra no solo defiende a capa y espada la inocencia de los estudiantes, sino que omite cualquier tipo de juicio de orden moral sobre la participacion de los mismos en actos terroristas.

Por otro lado el representante José Iván Madrid hace una alusión inmediata al elemento moral de los sucesos, y nos invita a reflexionar sobre las consecuencias del silencio. Su defensa de los estudiantes afectados, no obstante, es igual de sólida, y mas lógica, al aducir que son víctimas de la manipulación, de la falta de diálogo, y de la imposibilidad de entablar debates racionales con los grupos que los apoyan.

Solo me cabe preguntarles, ¿a quién prefieren para representar nuestros intereses?


Saludos,

Santiago Gutiérrez