Comunicado enviado por algunos profesores de Humanidades e Idiomas a la comunidad universitaria.



Comunicado
Las reflexiones que a continuación realizamos deben tomarse como aportes fraternales que lejos de buscar atizar una confrontación personal o de sectores (profesores de planta, transitorios, catedráticos, directivos, administrativos etc.) al interior de nuestra universidad, ponen en consideración un punto de vista que intenta ser debatido para descartarse, revaluarse o aprobarse con el fin de fortalecer nuestro quehacer docente en los espacios de reflexión y praxis académicos. Asimismo, esperamos de aquéllos colegas, amigos o compañeros que no compartan algunos de nuestros fundamentos fácticos o conclusiones, o disientan completamente del contenido general de este documento, se sirvan responder en forma escrita y respetuosa sus consideraciones, razonablemente sustentadas, para así descartar las inconsistencias teóricas que este escrito puede presentar.

I. Deficiencias informativas
La situación vivida por la Universidad Tecnológica de Pereira en las últimas semanas permite entrever dos situaciones relevantes: la pobreza de la información sobre los hechos generadores de la conflictiva situación universitaria así como su desenvolvimiento, y los abismos comunicativos entre los diferentes estamentos de la Universidad.

La constante en estas semanas fue la profusión de fuentes que manejaban rumores distintos sobre la situación de la universidad debido, tal vez, al cúmulo de informaciones sesgadas por intereses individuales o de grupo; a la falta de contrastación de las versiones oficiales, las no institucionales y las apócrifas; a la subjetividad pasional en la interpretación y difusión de la información y al ignominioso pero tal vez infundado miedo a la hora de asumir una posición crítica frente a tan disparejas versiones. El resultado era previsible: un movimiento estudiantil que a través de las expresiones violentas de algunos de sus miembros fue severamente cuestionado por el anacronismo de tales tácticas, unas actuaciones oficiales discutibles y un pronunciamiento docente titilante, vacilante y evidentemente fraccionado.

Al mismo tiempo se percibieron profundas fisuras comunicativas en los estamentos universitarios lo cual llevó a que se produjeran distanciamientos entre docentes, directivos, administrativos y estudiantes. Los discursos se radicalizaron no en cuanto a contenido argumentativo sino en cuanto al desprecio por la opinión contraria, la comunicación se tornó agresiva y afloraron algunos calificativos deshonrosos y peligrosos hacia ciertas personas, a las manifestaciones colectivas, o a la posición o falta de ella en algunos sectores.

Lo anterior envió un confuso mensaje de intolerancia e irracionalidad a la sociedad a la cual nos debemos, además de “legitimar” las inicuas propuestas de quienes abogan por la pronta interdicción de la autonomía universitaria y por la eliminación del carácter público de nuestro centro de educación superior.

II. Suspensión de contratos de docentes.

Sin duda alguna, el catalizador de la mayor preocupación por parte de los docentes en la confrontación entre directivas de la universidad y el movimiento estudiantil fue la orden de cese indefinido en las actividades académicas y la suspensión de los contratos de los docentes transitorios y catedráticos.

A nuestro modo de ver, la premura en la expedición de la Resolución 5014 del 14 de octubre de 2008 originó, aparte del sentimiento de zozobra y temor en un número considerable de docentes ocasionales y catedráticos, la desafortunada inobservancia de algunos elementos del ordenamiento jurídico que debía tener en cuenta la universidad.


i. Algunos reparos sobre la Resolución 5014 de 2008

La Resolución 5014 del 14 de octubre de 2008 consagra un mandato que transciende en la modificación o extinción temporal de situaciones jurídicas de los docentes transitorios y catedráticos, con la finalidad de proteger la integridad de la comunidad universitaria, exceptuando de esta medida a los docentes vinculados a la Facultad de Ciencias de la Salud. Esta modificación o extinción temporal de la relación contractual, en nuestro criterio, no tuvo un sólido fundamento legal por cuanto no se tuvieron en cuenta las disposiciones que hablan sobre la suspensión de contratos de los profesores contempladas en el Estatuto Docente, en las mismas resoluciones de vinculación y en normas superiores como la Ley 30 de 1992.

Otro de los aspectos debatibles de la Resolución 5014 de 2008 es que su aplicación, al parecer, contribuyó a la lesión de los derechos fundamentales a la igualdad y al mínimo vital de los docentes transitorios y catedráticos distintos a los que ejercen funciones en la Facultad de Ciencias de la Salud. Si se decreta una suspensión de los contratos en virtud del loable fin de protección de la integridad de toda la comunidad universitaria, no se entiende el por qué se funda sobre la base de un trato diferenciado entre los docentes de Ciencias de la Salud y los de otros programas, el fin perseguido debía extenderse, sin distinción, a todo el personal que labora en la Universidad para proteger efectivamente su integridad.

También debemos reconocer el menoscabo que la Resolución 5014 de 2008 amenazó causar sobre el derecho fundamental al mínimo vital. Durante el tiempo de la suspensión de los contratos, la mayoría de los colegas presintieron una reducción de las condiciones materiales básicas e indispensables para asegurar una vida individual y familiar digna y autónoma, al pensar que no se les reconocerían las dos semanas que duraron las suspensiones de los contratos, generando así sentimientos de vulnerabilidad e impotencia en materia de estabilidad laboral. Ya se percibe que la relación contractual con la Institución no basta para garantizar, sin contratiempos, el desempeño profesional de los educadores.


III. A manera de conclusión

Resta decir, con ánimo constructivo, que estamos en mora de realizar un amplio e incluyente debate para determinar si nuestra Alma Mater, en consonancia con su naturaleza, debe ser una institución que defienda y promueva necesarias manifestaciones democráticas, pluralistas y heterónomas dentro de los límites que impone un Estado Social de Derecho, cuestión que de cumplirse obligaría a rectificar el camino hasta ahora recorrido con el fin asumir un papel protagónico en los escenarios sociales que así lo requieran, o si por el contrario le corresponde asumir un papel pasivo o de prevención mutua frente a cualquier reclamo por justo o injusto que este parezca, adentrándonos así en los pantanosos terrenos de la inactividad social, política, académica o cultural.

Sabemos que las respetuosas apreciaciones aquí presentadas pueden generar un temor, infundado o no, en algunos docentes por cuenta de esos preciados y escasos bienes de estabilidad y seguridad laboral, sin embargo, nos parece necesario exponer estos puntos de vista si queremos entrar a fortalecer los espacios de reflexión académicos. Lo cierto es que esta coyuntura, aparte de mostrarnos la fragilidad de la contratación docente, permitió evidenciar la ausencia de criterio o de posiciones razonables, bien sea para defender o rechazar las medidas propuestas por las autoridades universitarias, o bien para justificar o censurar los actos de los grupos que las motivan.

Pereira, noviembre 05 de 2008.

Docentes de la Facultad de Bellas Artes y Humanidades

Carlos Andrés Echeverry
Luis Guillermo Quijano
Álvaro Díaz
Carlos Murillo
Ronald Perry Perry
Carlos Alberto Carvajal
Ángela María López
Francisco Delgado
María Elena Gutiérrez
Luz Adriana Henao
Ángela Henao
Nancy Cárdenas
Manuel José Hurtado
Felipe Martínez
Enrique Arias
María Cristina Giraldo
Edwin Arcesio Gómez
Jairo Guevara
Clara Inés González
María Elisa Moorwood
Javier Vanegas

Nota: Dentro de la lista de los profesores que firman el comunicado se encuentran algunas correspondientes a profesores que no son del Departamento.