Artículo enviado por ASPU Risaralda a la comunidad universitaria.



Los corsarios del régimen
Por: Felipe Zuleta Lleras

YA EN LA CALLE LE DICEN, CON razón, el Departamento de Acechos y Seguimientos (DAS) pues esta entidad desde el principio del gobierno uribista ha sido protagonista de constantes escándalos relacionados con seguimientos a personajes. Y ni para qué hablar de los paras infiltrados y su influencia en la entidad.

Y no es solo por lo denunciado por el senador Petro, pues sobre esos acechos ya habíamos sido enterados por cuenta de algunos magistrados de la Corte Suprema y varios periodistas.

Pero como es predecible, frente al cotidiano escándalo de los que se producen en el Gobierno, inmediatamente sale el lagarto de turno y dice que el Presidente no ordenó interferencias telefónicas, seguimientos, persecuciones o la manipulación de testigos; y no digo más para no llenar esta columna con el respectivo prontuario de mentiras oficiales, como las de la Operación Jaque o el uso de las armas estatales contra los indígenas del Cauca, casos éstos que Uribe tuvo que aceptar a regañadientes porque fueron denunciados por medios internacionales. Como tuvo la directora del DAS que aceptar los seguimientos contra Petro, lo que le costó el puesto.

Así, pues, el Departamento de Acechos y Seguimientos se convirtió en un instrumento para perseguir a los opositores, bajo las directrices del general Flavio Buitrago, jefe de seguridad de Presidencia, conocido con el alias del Rey del Glamour y cuyas andanzas contra los opositores no son desconocidas por el país y, hoy por hoy, por la comunidad internacional.

En este gobierno los funcionarios tienen patente de corso para pasarse las leyes por la faja. No hay escándalo para el que no tengan lista la coartada, porque explicaciones sensatas y creíbles nunca pueden dar. Antes los corsarios perseguían a los piratas pero ahora los piratas son los mismos corsos que se han agazapado en el Estado para ejecutar desde allí las decisiones que pretenden acabar a toda costa con quien se atreva a indisponer al régimen.

Estamos frente a un gobierno que no tolera la oposición, que confunde al Estado con el Presidente, que cree que todos aquellos que se enfrentan a Uribe son “guerrilleros, indios infiltrados, corteros subversivos, jueces revoltosos, estudiantes criminales, periodistas delincuentes, magistrados terroristas, corresponsales insurgentes”, como los han calificado desde el Gobierno.

Colombia está gobernada por “un presidente que detrás de su tono afligido, piadoso y provinciano esconde un pasado funesto. Es radical y peligroso”, como lo definió un alto ex funcionario del Estado que conoce bien al Sr. Uribe. ¡Y qué bien que lo conoce!
Por lo pronto estoy en la tarea de pedirles a los opositores todos sus datos, incluidas las cédulas, direcciones, teléfonos y demás, para mandárselas al DAS; así le evitamos ese gasto al Gobierno. Con eso se liberan unos recursos que pueden ser utilizados para el pago de los votos a los congresistas para asegurar las re-re-reelecciones del Sr. Uribe.
Felipe Zuleta Lleras