Los Objetivos de Desarrollo del Milenio cumplen ocho años de haber sido adoptados por las naciones del mundo. Colombia tiene el reto de superar las inequidades para lograr su cumplimiento.
En las pasadas Olimpiadas de Pekín muchos descubrieron que para los chinos el número ocho representa prosperidad y buena fortuna. No en vano escogieron que el día, la hora y el mes de la inauguración de los Juegos coincidieran con ese guarismo: ocho horas, del mes ocho, del año 2008. El mundo habló de ello y los más afines a la metafísica han incorporado el número a sus vidas.
Lo que pocos saben es que otro compromiso de talla mundial también tendrá al número ocho como importante protagonista durante este año: se trata de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio, que el próximo ocho de septiembre de 2008 cumplirán ocho años de haber sido adoptados por 189 países en la Asamblea de las Naciones Unidas. (ver recuadro los 8 ODM)
Si en este caso el número será una señal de buena suerte lo determinará no el azar sino el trabajo decidido de los estados por brindar a sus habitantes las condiciones para vivir una vida digna, por lo menos lo mínimo que necesita cualquier ser humano para desarrollar sus capacidades.
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, conocidos también por sus siglas ODM, son ocho grandes propósitos que adquirieron los países del mundo en la llamada Cumbre del Milenio -la más grande reunión de jefes de Estado y Gobierno que se hubiera llevado a cabo hasta ese entonces- y pretenden llevar a todos los seres humanos los beneficios del desarrollo y el progreso.
Lograr un consenso de tal magnitud no fue nada fácil: hubo que poner de acuerdo muchas voluntades, intereses e ideologías y por eso, aunque para algunos los ODM pueden resultar modestos, lo cierto es que cada Objetivo del Milenio es solo un referente común para que cada país trace unas metas propias y les asigne indicadores de acuerdo a su realidad local, por lo que dependiendo de cada lugar puede hablarse de objetivos más o menos ambiciosos. Eso sí, cada país tiene que haberlos logrado en el 2015, que es el año que se estableció como plazo.
En el caso de Colombia, el país delineó su política en esta materia en el Conpes 91 de 2005, allí consignó las estrategias, los índices de medición y las metas. Así mismo, en 2007 presentó el primer informe de país de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, Hacia una Colombia equitativa e incluyente, realizado en conjunto por el Departamento Nacional de Planeación y el Sistema de Naciones Unidas.
¿Cómo está Colombia?
Podría decirse que Colombia presenta un panorama de luces y sombras: de luces porque hay metas e indicadores que ya se han cumplido o están a punto de lograrse, porque hay regiones del país que cada vez más garantizan buenos niveles de vida para la mayoría de sus pobladores y porque hay experiencias en todos los rincones del país que prueban que cuando hay voluntad y se brindan oportunidades es posible la superación de la pobreza.
Sin embargo, no todo es color de rosa y el escenario de sombras es preocupante y las dificultades y retos para alcanzar las Metas del Milenio son enormes y para ello se necesitará, no sólo de la acción decidida del Estado sino también del compromiso de los distintos sectores de la sociedad.
Para nadie es un secreto que como lo han señalado académicos, políticos, organizaciones y hasta las mismas Naciones Unidas, el gran problema que afronta Colombia en materia social se refiere a la profunda inequidad que enfrenta el país. Hay enormes brechas que impiden que todos tengan acceso a las mismas oportunidades, aún cuando son derechos consagrados por la Constitución del 91.
Las brechas no sólo se refieren a las distancias entre ricos y pobres, sino a las que existen entre las distintas regiones del país y entre el campo y la ciudad. Con razón se ha dicho que hay dos Colombias: una pujante, moderna, principalmente urbana que puede compararse con países desarrollados de Europa y otra pobre, rural, atrasada con características propias de sociedades feudales.
En ese sentido, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD-ha señalado que es importante entender las dinámicas locales con el fin de atacar las causas estructurales de la pobreza: una cosa es pobre en un municipio como Barbacoas, Nariño y otra es un pobre en Bogotá. Las carencias y los contextos son distintos, por tanto el enfoque y el tratamiento también debe serlo.
En efecto, en diagnósticos realizados por el PNUD con distintas universidades regionales del país se pudo determinar que los departamentos tienen desafíos muy variados de acuerdo a las condiciones propias de cada localidad. La pobreza tiene caracterizaciones propias en cada región y por eso los Objetivos del Milenio deben de ser encaradas de formas distintas en cada lugar.
Indicadores que no se van a cumplir
Otra conclusión importante en estos ocho años de las Metas del Milenio es que si bien el país ha avanzado, no lo ha hecho a la velocidad necesaria. Hay indicadores que difícilmente llegarán a la meta y que quizás son los más preocupantes:
Pobreza
Es el caso de la línea de pobreza: se aspira que para 2015 se llegué a una tasa de 28,5% de personas en condición de pobreza. Actualmente, ese porcentaje es del 45% y con la tendencia actual no pareciera que la meta se pueda lograr. Y es que el crecimiento económico sostenido de los últimos años, no se ha traducido en un mejoramiento de las condiciones estructurales de los más pobres. Baste con citar la situación del empleo que a pesar del aumento del PIB no se ha traducido en puestos de trabajo permanentes y de calidad.
En cuanto a la línea de indigencia (personas que no tienen ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades calóricas diarias) la meta de 8,8% tal vez sí se pueda lograr (actualmente está en 12%). Según el coordinador de los Objetivos del Milenio en Colombia, César Caballero, esto se puede explicar porque “el buen comportamiento de la economía ha generado unos puestos de trabajo de mala calidad e informales que han ayudado a la gente a salir de la indigencia pero no de la pobreza”. El gran dilema ahora es si el bajón de los índices que se ve venir afectará lo andado hasta ahora en esos campos.
Educación.
Las metas del Objetivo 2, se refieren a coberturas de educación. En básica primaria la cobertura está por encima del 90% por lo que el cumplimiento de la meta no será un problema y en básica secundaria, aunque es un poco más baja, se va por buen camino. En ese sentido, lo que se requiere son mayores esfuerzos en el mejoramiento de la calidad y la pertinencia de la educación.
La cobertura, en cambio, es bastante pobre en preescolar y en ciclo medio. En preescolar (prekinder, kínder y transición) la meta para el 2015 es del 85% de cobertura, pero según los últimos datos oficiales hoy en día no llega siquiera al 50%. Para muchos esto puede parecer un asunto menor, pero lo cierto es que cuando un niño entra a primero de primaria sin haber hecho preescolar estará en desventaja con el que sí lo hizo y además como lo han probado los expertos tendrá más dificultades en desarrollar capacidades cognitivas.
En el caso de la educación media (grados 10 y 11), la baja cobertura está determinada por la alta tasa de deserción que se da en esos años. Muchos jóvenes abandonan la escuela porque empiezan a trabajar; sea cual sea la motivación para hacerlo lo cierto es que esto disminuye la competitividad de las personas y las comunidades, se impone en la formación y acumulación de capital humano y finalmente se consolidan círculos de pobreza e ignorancia por generaciones.
Salud
Hay tres Objetivos del Milenio que están relacionados directamente con la salud (4, 5 y 6). Es innegable que ha habido importantes avances en las coberturas del sistema, especialmente en las áreas urbanas. Aún así, hay datos que generan bastante preocupación.
Quizás uno de las grandes conquistas que había hecho Colombia era haber alcanzado coberturas de más del 90% en vacunación de DTP y Triple viral, sin embargo, después del 2002 ha habido un descenso y en ambas no se llega a los topes alcanzados en ese año. Es de anotar que para que una vacuna sea efectiva en el control de una enfermedad es necesario lograr coberturas de más del 95%, meta que por ahora no parece cercana y, efectivamente, esto también incide en reducir las tasas de mortalidad infantil que aún siguen siendo altas.
Otro de los temas que causa gran preocupación es el aumento del embarazo adolescente. Mientras que en 1990 el 12,8% de las adolescentes estaban embarazadas o habían sido madres, en 2005 ese mismo porcentaje fue del 20,5%. Distintas personas y estudios han tratado de dar explicaciones desde diferentes visiones sobre los motivos de esta situación sin llegarse todavía a una conclusión, lo que sí es cierto es que por lo general el embarazo adolescente deriva en la misma consecuencia: perpetuar condiciones estructurales de pobreza.
También hay un crecimiento importante en la incidencia de enfermedades que se pueden prevenir como la malaria y el dengue. En este caso pareciera haber dos explicaciones: una es la falta de educación y de campañas para la prevención y la segunda es que debido al cambio climático los mosquitos que causan estas enfermedades están pudiendo sobrevivir en alturas mayores a las que antes vivían, por tal razón la malaria y el dengue están apareciendo en municipios que antes no lo sufrían.
Medio ambiente
Las metas medioambientales de los Objetivos del Milenio se relacionan en gran parte con las coberturas de acueducto y alcantarillado y con la calidad de las asentamientos en que viven las personas.
Las cifras, como sucede con la mayoría de indicadores, muestran un comportamiento para las ciudades y otro para el campo. Por ejemplo, las áreas urbanas alcanzan coberturas casi del 100% en cobertura de acueducto y alcantarillado; pero cuando se observa la cobertura rural el balance es muy pobre: apenas 66% de cobertura de alcantarillado y 58% de cobertura de saneamiento básico.
Por otra parte, se pretende reducir a 4% la cantidad de hogares que habitan en asentamientos precarios. Según los últimos datos esta cifra es del 16% y su reducción parece lejana, más cuando el desplazamiento forzado y las migraciones campo ciudad, son el pan de cada día. Además, la oferta de vivienda de interés social aún es insuficiente para satisfacer la demanda.
Esta, en todo caso, es apenas una pincelada de lo que sucede con los Objetivos de Desarrollo del Milenio en Colombia. En total para los ocho ODM existen 36 metas y 54 indicadores que deberán cumplirse y muchos de ellos están en serio riesgo de no hacerlo.
Estamos a mitad a camino, todavía hay tiempo de corregir el rumbo en los campos que enfrentan mayores dificultades y de consolidar los aciertos. Habrá que poner especial atención en las zonas rurales y en las regiones más atrasadas y será fundamental trabajar por la reducción de las desigualdades si se quiere superar la pobreza y lograr una Colombia más equitativa e incluyente.
El PNUD Colombia en la lucha por las metas del Milenio
El proyecto Objetivos del Milenio del PNUD viene trabajando desde hace un par de años en varios regiones del país con el propósito de buscar que desde lo local se consiga el logro de las metas. Para esto ha conformado redes con la academia, los medios de comunicación, las comunidades y los gobiernos departamentales y municipales. Ha brindado apoyo técnico para hacer diagnósticos de la situación, en la identificación de problemas y oportunidades y en la creación de políticas públicas que se enfoquen en el desarrollo de las personas y sean una vía para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio
Los Ocho Objetivos del Milenio
1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre
2. Lograr la educación básica universal
3. Promover la equidad de género y la autonomía de la mujer
4. Reducir la mortalidad infantil en menores de 5 años
5. Mejorar la salud sexual y reproductiva
6. Combatir el VIH/Sida, la malaria y el dengue
7. Garantizar la sostenibilidad ambiental
8. Fomentar una alianza mundial para el desarrollo