Este reconocimiento de los más importantes para el periodismo en el país, está en manos de Abelardo Gómez, el profesor que le enseña a comunicarse a los estudiantes que quieren ser docentes.

Un hombre de pocas palabras, de pocas expresiones, pero de hechos contundentes y enseñanzas profundas es Abelardo Antonio Gómez Molina, docente de competencias comunicativas en la Licenciatura en Educación en Básica Primaria de la Facultad de Ciencias de la Educación en la Universidad Tecnológica de Pereira.

Él, orgulloso de pertenecer a la Universidad que, dice, le abre puertas, se ha dedicado desde hace 14 años a alternar la docencia con el ejercicio del periodismo independiente y responsable, al frente del medio de comunicación La Cola de la Rata, constituido en su mayoría por estudiantes de la Universidad y que ha sido una escuela de gran importancia para los jóvenes periodistas, donde aprenden de ética, valores e investigación.

Gómez recibió el Reconocimiento Clemente Manuel Zabala del Premio Gabo a mejor editor del año por «desarrollar con coraje y talento un medio nativo digital caracterizado por la seriedad y oportunidad de sus investigaciones, la fiscalización de todas las formas de poder y el estímulo de jóvenes escritoras y escritores de la región, que han sido la base de su importante propuesta periodística», como lo indicó el jurado al entregar el reconocimiento.

Periodista: ¿Cómo se siente como docente de comunicación para los futuros licenciados? Es muy importante que los estudiantes entiendan de la sensibilidad de la comunicación en el escenario educativo.

Abelardo: Hay algo que yo le repito mucho a mis estudiantes y es que creo que la verdadera educación se hace en el afecto y así se convierte en una educación que tiene arraigo, que siembra,  que se queda que más allá del contenido, que transforma a la gente, y para inculcar el afecto, para es necesaria la comunicación, desde lo simbólico e incluso desde de los silencios, que pasan por supuesto por las palabras y los gestos, todo eso suma para que haya una perfecta armonía entre quien enseña y quienes adquieren esa educación. Aunque yo también soy pionero de que uno aprende mucho de los estudiantes, el estudiante se sorprende mucho porque uno como docente les dice muchas cosas, pero yo también aprendo muchas cosas de ellos, entonces me sorprenden bastante, ellos me enseñan en cada clase

Periodista: Ahora hablemos de su otro rol, el de editor, el de periodista, porque acaba de recibir un importante reconocimiento, ¿cómo se siente de haber sido elegido como el mejor editor colombiano?

Abelardo:  Para mí fue una absoluta sorpresa porque ocurrió algo muy particular y es que yo no sabía que estaba nominado a este reconocimiento. Me llamaron a decirme que me había ganado un premio y yo inicialmente pensé que era una pega (una broma). Me llamó Jaime Abello y si no es porque yo tengo en el teléfono celular registrado de él, hubiera creido que era mentira. Él me llamo a decirme que había sido elegido como el editor del año, que sí aceptaba esa distinción, y uno queda perplejo, uno sabe la importancia que Manuel Zavala tuvo en la vida de Gabo, en su paso por El Universal en Cartagena. Con semejante premio, como no aceptarlo, aunque si quedé muy abrumado.

Son 10 años al frente del medio de comunicación que ya tiene una nueva directora, Maritza Palma. Este medio me ha enseñado muchas cosas: lo primero es siempre buscar la calidad en lo que se hace por encima de cualquier cosa, lo segundo es mantener la independencia, independencia en el sentido de que, aunque uno la pase mal, en las duras y en las maduras, hay que mantener esa postura. Creo que este hecho de las pautas y las financiaciones amarran muchísimo a los medios, entonces me toca ser muy prudente al respecto de cómo se financia. Y finalmente, que el medio sirva también como trampolín para que muchas personas pueden divulgar información y contenidos que sería muy difícil darles difusión en otros medios, y en ese contexto, yo creo que ser editor en un medio como éste implica una cantidad de posibilidades.

Periodista: Alcanzar 10 años de honestidad en un medio de comunicación es una verdadera tarea loable y definitivamente eso está muy conectado con la otra labor de usted desempeña como como docente, como académico. ¿La labor de docencia en universidad como la UTP sirve al momento de pensar en la honestidad y la independencia que debe tener un medio?

Abelardo: Sí creo que uno como docente se convierte en figura a seguir, de imitación, entonces cuando uno forma a los futuros maestros y maestras, yo creo que el hecho de que vean en uno un paradigma es la primera enseñanza, que uno debe dar en la práctica, que uno en la práctica les demuestre a ellos que actúa con transparencia en todos los ámbitos profesionales, que tiene que ser profesor. A mi todos los periodistas me dicen profesor, yo soy el periodista profesor, y creo que es un peso grande porque hay algo muy particular y es que en estas generaciones jóvenes no tienen un paradigma de valores, no tienen paradigmas de ejemplo, los ejemplos son cada vez más escasos para actuar correctamente, entonces servir de ejemplo de la vida profesional de uno es algo muy coherente con lo que uno expone en la clase.

Periodista:  Abelardo porque la coherencia es necesaria en la vida académica y es fundamental. Hablemos un poco de esa vida académica en la universidad ¿cómo ha sido esa experiencia dentro de una universidad que se ha convertido en la más grande del eje Cafetero que hoy es una de las instituciones referente a nivel Nacional?

Abelardo: Estar en una universidad como esta es muy retador porque hacia afuera la universidad es mirada con mucho respeto, entonces cuando uno dice que es docente de la Universidad Tecnológica de Pereira como que tiene un peso a adicional encima, por el valor que tiene la universidad, la alta acreditación institucional por 10 años que es la máxima, por ejemplo, y entonces es un compromiso enorme con los estudiantes, que los estudiantes esperan exigencia. Creo que uno de los primeros choques para ellos, sobre todo los primeros semestres, es el de la exigencia, porque llegan del colegio donde la exigencia, en general, no es alta, y llegar a la universidad con una cantidad de exigencias, es un choque inmenso para ellos. Uno debe de ayudarlos a que entiendan cuando entran a la universidad que su vida ha dado un cambio, hay un chip que deben cambiar y ese chip se llama la responsabilidad y la disciplina, que son necesarios para poder salir adelante con procesos académicos tan fuertes y rigurosos como los tiene la vida académica de la educación superior.

Periodista: Usted es de Chinchiná, quisiera saber ¿cómo llegó a Pereira?

Abelardo: Llegué a Pereira por accidente, porque, aunque aquí viven parientes míos y siempre he tenido arraigo, Pereira era para mí una ciudad de paso cuando iba para Armenia o para Ibagué, porque yo he vivido en todas las ciudades del Eje Cafetero, también en Manizales donde me eduqué. Llegué acá a Pereira porque tenía una revista independiente, y un periodista de La Tarde vendía publicidad a través de la revista, entonces vine a averiguarle por una pauta de esa revista y ese día me dijo que en La Tarde necesitaban un periodista. Yo ya tenía experiencia porque había trabajado en La Patria de Manizales, La Patria fue mi escuela. Entonces me postulé inmediatamente, recuerdo que allí estaba de director de ese medio en ese entonces, el señor Uriel Hurtado Manrique, y me llevó a la oficina a hablar con él y allí hubo química porque el nació en Manizales, estudió filosofía en la Universidad de Caldas, y empezamos a hablar y le pareció muy raro que alguien le estuviera hablando de La Crítica Sobre la Razón Pura, que es un libro impenetrable por su complejidad. Él siempre mantenía ese libro en el escritorio y yo lo vi y me puse a hablarle de él porque yo ya lo había leído. Esto hizo que inmediatamente me contrataran y al día siguiente empecé en este medio local donde tuve un proceso muy interesante de aprendizaje, como en todo lo que se hace con pasión.

Periodista: Y usted vive en medio de sus pasiones, la docencia, el periodismo y su familia, hablemos finalmente de ésta, de su familia, de su madre y de todo lo que le inculcó.

Abelardo: Yo creo que la pasión es algo muy importante, eso sí también lo herede de mi madre, la pasión por las cosas que hacía porque ella era una mujer supremamente apasionada. Murió de 92 años y siempre, hasta las últimas semanas, fue una mujer de mucho humor y absolutamente independiente, lúcida mentalmente, entonces esas ganas de la vida es algo que aprendí de ella y a hacer las cosas con mucho amor. Creo que una gran enseñanza, una gran herencia de mi madre, es el amor por las cosas que se hacen, porque lo que no se hace con amor, no vale la pena hacerlo.

Aunque estudió ocho semestres de medicina veterinaria, Abelardo se decidió por la comunicación social y se graduó de la Universidad Abierta y a Distancia, UNAD y allí aprendió grandes lecciones que actualmente lo posicionan como el mejor editor de un medio de comunicación en Colombia y un orgullo UTP.