Y es que la educación es la llamada a hacer la transformación, incluso más en un momento histórico del mundo como el actual, por eso con el decano de la facultad respectiva, analizamos los principales retos del sector y reconocimos los valores de quien lidera el proceso en la UTP.

El decano de la Facultad De Ciencias de la Educación, es un hombre que se ha propuesto confiar en las personas y un profesional que ha decidido creer en los cambios que la educación le está generando a la sociedad.

Castro está convencido de que el primer reto de quienes se forman para formar, es el de hacer un salto tecnológico ante las circunstancias actuales del país y el mundo, así lo conversó con Campus Informa.

Periodista: ¿Cuáles son esos retos que usted asume ad portas de un nuevo semestre?

Gonzaga Castro: Yo a esto lo he llamado ‘el salto tecnológico’. Nos acostamos en la presencialidad y nos despertamos en la virtualidad. ¡Entonces claro! Ese es el primer reto que tienen en este momento todas las personas, saber cómo seguir enfrentando esta situación, porque es que nosotros nos movemos en este entorno de la educación superior a través de muchos factores donde la presencialidad es fundamental, es clave, pero hemos tenido que acomodarnos y avanzar hacia los procesos virtuales. Otros retos que tenemos son el de la internacionalización, el de la calidad de nuestros programas, pues si bien todos nuestros programas están acreditados hay que empezar nuevamente a hacer renovaciones.

Entonces todos estos son elementos que nos llevan a pensar más allá de esa ‘nueva normalidad’ que nos lleva a cambiar los hábitos, las estrategias y las dinámicas, a intentar consolidarnos, primero como equipo de trabajo y a partir de allí como sociedad.

Periodistas: Una de las líneas educativas que más ha tenido que asumir retos pero que, además, más ha tenido que trabajar para llegar a lograr esos retos, es el área de la educación. Aún cuando la academia misma ha tenido que transformarse y reinventarse que es una palabra ya tan común, la academia en la educación ha tenido que hacer un mayor esfuerzo. ¿Usted lo siente así? ¿siente que los estudiantes, que los docentes y que el personal incluso administrativo ha tenido que ir a un ritmo mucho más rápido que el resto de la comunidad académica?

Gonzaga Castro: Definitivamente, yo creo que nuestro entorno también ha sido desafiante para ese proceso, porque es hacer un tránsito de un modelo presencial a un modelo de virtual en el que cambian absolutamente todas las interacciones, y a eso hay que agregarle las dificultades de la apropiación tecnológica, de la disposición de recursos, de la cobertura en cuestión de red, de la efectividad de esa red, entonces eso ha llevado a la educación a ‘refuncionalizar’. Hay que tener en cuenta que se han movido otros escenarios y se han detonado otras dinámicas en las que, por ejemplo, un chico pasa a estar frente a una pantalla todo el tiempo y los docentes hemos tenido que lidiar con esas angustias de la frialdad de la pantalla, con esas angustias del que está al otro lado, con las angustias del que no tiene cubrimiento de red eficaz o a su vez que está en un entorno en el que no estaba acostumbrado, y la afectación de su entorno familiar y de la relación intrafamiliar. Claro que eso ha impactado de manera muy fuerte todo el desarrollo educativo.

Ahora, mirándolo desde otro punto de vista, hay otros elementos que son muy importantes, por ejemplo, algunos docentes que han sido de la línea tradicional de educación, han tenido que confiar en sus chicos y, aunque la evaluación lo que más dolores de cabeza les ha causado, lo han logrado. A mí realmente no me ha causado un conflicto esto porque yo estoy convencido de que tenemos que confiar en nuestros estudiantes y además de que la evaluación tiene que cambiar. Este es uno de los elementos fundamentales para el cambio porque yo no puedo seguir entregándole al estudiante un cuestionario de cinco preguntas o de 200 problemas, cuando tratamos las Matemáticas, y desconfiar. ¿Cómo vigilo? ¿cómo monitoreo?, entonces yo no me puedo angustiar ni tampoco puedo pretender que el niño se me encierre en un lugar y que me ponga una cámara atrás, otra al lado, para saber que está solo. Definitivamente tenemos que entender que hay otras formas de evaluación y que tenemos que ‘echarle mano’ a esas formas de evaluación, que estudiante está en un entorno en el cual se mueven también muchas circunstancias, muchas situaciones y muchas dificultades y debo sacar provecho de ellas, llevando a este chico a retomar todo lo que tenga a su alrededor para responder y poderme sustentar que se logran esos aprendizajes que yo pretendo.

Ahora, yo siempre he dicho que hemos estado beneficiados porque ha entrado un actor más al proceso educativo y es el padre de familia. Al padre de familia lo hemos visto enganchado, lo hemos visto motivado, lo hemos visto trabajando con los chicos. Se ha sentido esa cercanía mayor.

El docente debe tener el dominio, la pedagogía y la didáctica para poder desarrollar esas nuevas estrategias y que el chico se sienta satisfecho del proceso de formación que está viviendo, porque recordemos que el estudiante ha sido muy afectado, hemos visto procesos de ansiedad y frustración, entonces también no ha tocado luchar con ello.

Tenemos que volver al otro en la línea de la humanidad, la educación debe impulsar al otro a dialogar, a preguntar, a interesarnos por los demás. El maestro debe preguntarle al estudiante, ¿cómo estás?, ¿cómo está tu situación en este momento? Y después de suavizar, de humanizar, en ese momento agregar el componente académico.

Yo en este momento creo que es mucho más importante trabajar esa parte humana, trabajar esa parte afectiva, trabajar esa parte social, y cuando ya el estudiante esté dispuesto, entonces vamos a trabajar con el contenido de aprendizaje, vamos a establecer competencias, vamos a establecer niveles. Yo no puedo pretender que el estudiante logre un proceso de aprendizaje, que logre un objetivo de aprendizaje, cuando lo hemos sacado del aula de clases y lo hemos puesto en frente de una máquina.

Periodista: Tal vez lo más importante que hay que aprender es, como usted lo ha dicho, a confiar. ¿Eso cómo se hace?

Gonzaga Castro: Bueno, es que, si yo no confío, mi vida se complica, mi vida se enreda, porque con que credibilidad, voy yo a desarrollar un proceso. Esa confianza me permite entonces a mí trabajar desde la capacidad de cada uno, trabajar desde esa capacidad de resiliencia que tienes tú para adaptarte a ese cambio y que tengo yo de saber qué tú tienes expectativas, tú tienes angustias, tú tienes preocupaciones, pero al mismo tiempo tienes responsabilidad y profesionalismo. Hay que confiar y hay que pensar que el otro, como uno, también está tratando de hacer lo mejor y está colocando todo su empeño, su compromiso, su amor por su trabajo y el deseo de aportar, mucho o poco, a un proceso. Para mi esta es la primera norma, es la base para poder desarrollar esos procesos efectivos: La confianza.

Periodista: ¿Quién se ha ganado la confianza de Gonzaga?

Gonzaga Castro: Yo diría que todos, porque es que la confianza no es del otro, la confianza es mía. Entonces yo confío en ti y si tú no lo estás haciendo, ¿de quién es la dificultad? ¡es del otro!, porque yo estoy tranquilo porque creo, confío y considero que todas las personas están respondiendo de manera igual.  Eso te da también liberad para actuar. Creo que esa confianza nos está permitiendo incorporarnos a una dinámica de no tener que estar preguntándole al otro ¿tú qué estás haciendo? ¿en qué andas en este momento?

Periodista: Ya para terminar, cual es el mensaje final que usted le quiere enviar a nuestros lectores sobre la forma como debemos seguir asumiendo esta nueva normalidad, y especialmente, a los miembros de los programas de la facultad que, de alguna forma, es de quienes la sociedad está esperando más.

Gonzaga Castro: Estamos viviendo en una anormalidad que ya se nos volvió normalidad. Definitivamente la normalidad a la que estamos acostumbrados no volverá y frente a ese entorno yo creo que lo que tenemos que hacer es seguir trabajando en esa capacidad de resiliencia que tiene el ser humano, esa capacidad de adaptación a los cambios. Que empecemos a dimensionarnos en esos otros escenarios, generar un aprovechamiento al máximo de lo que yo llamo ‘la transferencia de tecnología, no es la instrumentalidad, es la transferencia que me permite desarrollar procesos educativos, comunicativos y procesos de gestión.