La decana de la Facultad de Ciencias de la Salud está convencida de que, aunque siga el buen ritmo de vacunación que ha tenido la ciudad, no será la vacuna lo que salve a la sociedad, sino la consciencia de la autoprotección.

Y es que la facultad de Ciencias de la Salud ha cobrado más relevancia que nunca desde que empezó la pandemia, no solamente por ser protagonista en los procesos de vacunación y en todo lo que respecta a la innovación en el área de la salud, sino porque desde su rol ha intervenido en trabajar por una ciudadanía más consciente y un personal médico mucho más humano, como es una necesidad apremiante actualmente.

La decana de la facultad, Patricia Granada, explicó en Campus Informa que el mayor reto de los estudiantes, administrativos, docentes y toda la comunidad universitaria de los programas que la integran, es responder con amor y profesionalismo a las demandas de la sociedad.

PERIODISTA: Hablemos primero de los retos a los que se está enfrentando la Facultad en un país como Colombia, en una ciudad como Pereira y en un momento histórico del mundo como el actual. ¿Cuáles son esos primeros retos que hay que asumir durante lo que resta del año?

PATRICIA GRANADA: Venimos de un año y medio de pandemia y ya hemos superado varios retos importantes, nos hemos ejercitado en estar juntos, en motivar a nuestros estudiantes y docentes para que busquemos alternativas a las situaciones que la pandemia nos convocó a afrontar. El tema de la educación mediada por TIC’s, volver a las prácticas clínicas de la mayoría de nuestros programas académicos (lo cual se ha hecho con un entrenamiento por parte de nuestros profesores y nuestros estudiantes y con el apoyo de la institución) que también ha madurado, evolucionado y generado un conocimiento frente a la bioseguridad, frente al uso del campus y frente a la optimización de nuestros recursos existentes, son bases fundamentales para lo que viene. Le hemos dado un vuelco al uso de los recursos que teníamos y hemos potencializado la inversión en equipos, en laboratorios de simulación, y en medio de todo eso lo más importante y bello que ha sucedido dentro de la facultad, ha sido el trabajo colaborativo, ha sido el trabajo en equipo donde tanto docentes, como administrativos y estudiantes, han puesto lo mejor de sí en cada instante y frente a esos retos hemos salido exitosos, hemos aprendido de los momentos en los que sentimos que por ahí no era a revaluar la experiencia generando un resultado muy importante en la facultad, sobre todo en los equipos de trabajo, en la confianza y la solidaridad que caracteriza mucho a las ciencias de la salud.

Creo que un reto que tenemos en este momento es volver a la nueva normalidad, a una educación basada, ya no tanto en el miedo si no en una educación de comunidad, pues la solución no es solamente la vacuna, sino una actitud consiente y una conciencia plena de que es asumiendo el autocuidado amoroso cómo podemos cuidar a nuestra comunidad. Y es que nada nos ganamos con vacunarnos si vamos a volver a las prácticas no saludables como no nutrirnos adecuadamente, no dormir adecuadamente, no respirar, no hacer actividad física. Necesitamos generar relaciones empáticas, simpáticas, colaborativas y amorosas, porque si no lo hacemos de esa manera, la vacuna no va a blindarnos contra nuestra falta de inteligencia para preservar la vida, para cuidar la salud y para poder evolucionar como sociedad.

Y es que ahora que la gente se está vacunando, creen que con eso quedaron salvados de sí mismos, de sus propias decisiones, pero si van a volver a las malas prácticas que han acompañado a una sociedad enferma, en donde no nos asumimos con el autocuidado y el cuidado de la salud y de la vida, no estaremos asumiendo el mundo post pandémico como debe ser.

PERIODISTA: Y llegando a este punto esencial de la inteligencia humana que necesitamos, hay que decir que ya hay una inteligencia artificial que nos ha servido para diferentes cosas como conectarnos e ir perdiendo un poco el miedo a la pandemia, pero ahora necesitamos que la inteligencia sea humana frente a los procesos que estamos asumiendo. ¿Éstas cosas se pretenden inculcar en la UTP cuando hablamos de una formación integral?

PATRICIA GRANADA: Claro que sí, la formación integral no es un tema abstracto, este es un concepto y una experiencia de vida. La formación integral sólo se puede verificar en la práctica, en lo que somos, en la manera como actuamos, como nos comunicamos, como somos auto evidentes en esas características de ciudadanía, de cuidado del ambiente y de cuidado de nosotros mismos. No podemos cuidar a nada ni a nadie si no ejercemos el cuidado de nuestra propia vida y de nuestro propio entorno y esto no nos lo va a dar la vacuna.

La vacuna nos genera una inmunidad contra una enfermedad específica, pero hay una serie de enfermedades que ya nos mostraron que el virus mata, principalmente a las personas que tienen comorbilidades y esas comorbilidades están asociadas a malas prácticas de vida, prácticas inadecuadas, a tener sobrepeso, obesidad, no practicar actividad física, etc. Son enfermedades crónicas que son el caldo de cultivo para este virus que podría ser menos agresivo para una persona que ha acumulado mucha salud.

Tenemos que ser conscientes de esto y para toda la ciudadanía, el proceso educativo debe ser muy fuerte, los gobiernos en este momento deberían estar invirtiendo muchos recursos en educación para que las personas sean conscientes de ese autocuidado, de las buenas prácticas saludables, para poder disminuir el peso que hay sobre el sistema de salud.

El cuidado no está relacionado sólo con el tapabocas, hay que tener mucha inteligencia emocional, mucho corazón, mucha inteligencia colectiva.

PERIODISTA: Justamente, ¿cuáles son las buenas prácticas de Patricia Granada? Ya que estamos hablando de inteligencia emocional.

PATRICIA GRANADA: Lo mío es un ejercicio y como todo ejercicio o todo hábito, necesita entrenamiento, es decir que todos los días hay que hacerlo, esto es como lavarse los dientes y a los casi 60 años que tengo, tener esta dentadura implica lavarme los dientes todos los días y tres veces al día y bien lavados y de la manera correcta. No tener sobrepeso implica tener una alimentación saludable, que implica tener una buena relación con los alimentos, con la comida, con el ímpetu, con la voracidad, no relacionarme con los alimentos mediada por emociones que distorsionan el apetito y pueden generar un consumo inadecuado de alimentos.

Entre mis prácticas está además la de tomar mucha agua, respirar conscientemente, hacer Chikung todos los días en la mañana, yoga y meditación durante una hora o un poco más, además de caminar.

Yo no hago deportes de impacto porque he sido mamá, ya tengo cuatro hijos y estoy en una edad que no me permite hacer deportes de ese tipo, pero procuro caminar y gozar.

Sonreír, mirar a los ojos y agradecer, porque esto genera un ejercicio mental positivo. No se trata de no reconocer los problemas porque si no lo reconocemos no los vamos a solucionar, pero si de hacer frente a las situaciones que llamamos problemas, manteniendo la mente vacía de muchas cosas que se vuelven ruido y que muchas veces nos impiden tomar unas decisiones adecuadas. A mi me toca todos los días hacerle ‘higiene mental’ a esta mente y a este espíritu para poder abrir la mente a la escucha y poder estar con disposición frente a la angustia de los demás, a la ira de los demás, porque si no hago mis rutinas efectivamente no tendría nada que ofrecerle a los demás. Entonces intento, no voy a decir que siempre soy exitosa porque como un ser humano a veces no lo logro completamente, pero todos los días tengo un entrenamiento para estar en disposición de querer aprender más de mí misma, de mis experiencias y tener así una buena disposición para mi equipo de trabajo que es muy valioso.

La Facultad tiene muchas personas muy bellas, muy dispuestas, estudiantes y administrativos que me llenan de orgullo, de felicidad y me hacen tener el ímpetu para continuar en estos entrenamientos.

PERIODISTA: Y tal vez lo que viene, desde el punto académico y educativo, si es mucho especialmente para profesionales de la salud, este tema de tener además de soluciones a las enfermedades, otras cosas para ofrecerle a las personas con las que interactúan. ¿Cómo se trabaja esto dentro de los programas de la facultad, la importancia de ofrecer un valor agregado?

PATRICIA GRANADA: Precisamente, toda facultad: faculta, es decir, debe proveerle a sus aprendices facultades, habilidades, competencias y a eso es a lo que le prestamos especial atención.

Estamos hablando de ciencias de la salud. Muchas ciencias son llamadas para poderle solucionar los problemas complejos de la salud a las personas. ¿Pero que es la salud? podríamos hablar del estado de bienestar, pero sabemos que la salud debe ser una percepción, una sensación, un auto reconocimiento de que yo estoy bien, que soy feliz y que estoy sana. El mayor indicador de que estoy sana es que soy feliz, incluso en medio de la adversidad y en medio de los problemas. De esta manera cuando una comunidad tiene un nivel alto de felicidad y de bienestar, se puede salir juntos de esas adversidades.

En la facultad tenemos programas diversos, el de medicina es el más antiguo, con un enfoque socio humanísticos clínico basado en las ciencias básicas y desde allí pretendemos la formación integral de nuestros médicos con esa sensibilidad y esa capacidad, no sólo es solucionar el momento de la enfermedad de los pacientes, sino también de anticipar los riesgos, de intervenir en ellos, de educar a la comunidad haciendo promoción de la salud y prevención de la enfermedad, atención y rehabilitación, cumpliendo con esos ciclos.

Tenemos programas como ciencias del deporte y la recreación, que forma unos profesionales muy integrales, con una capacidad de trabajo en equipo, de llenar la vida de color, de jolgorio, de alegría, y que efectivamente nos enseñan mucho a los demás programas.

El programa de atención pre hospitalaria, forma profesionales para estar al lado de las situaciones críticas que ponen en riesgo la vida de las personas, estos profesionales tienen una alta capacidad resolutiva, no solamente en el aspecto físico de la emergencia, sino también de atención en salud mental y formando un equipo excelente con nuestros médicos y profesionales de ciencias del deporte y la recreación.

Y medicina veterinaria y zootecnia, con esta integralidad de lo que es la medicina ya aplicada al cuidado de los animales, a que haya una producción de proteína animal de una manera ética, basada en buenas prácticas, y el cuidado amoroso de los animales, servicios integrales de atención animal que hace que nuestros médicos veterinarios sean unos jóvenes con un perfil muy alto.

Además de los diferentes posgrados, los gerenciales que entienden la importancia de las instituciones y de que estas instituciones preserven la vida, lo cual es el núcleo de nuestra facultad, la preservación y la gestión de la vida.

Los posgrados en biología molecular, en biotecnología, en ciencias biomédicas, están también centrados en el cuidado y la generación de alternativas para la vida desde las ciencias básicas y por eso la importancia que han tenido en la detección de enfermedades, en la genotipificación de bacterias, virus, estudios también de poblaciones relacionadas con infecciones, con medicamentos, etc., hay una amplia perspectiva de estudios en nuestros laboratorios, entonces esa integralidad está allí y nos esforzamos en poder lograr el cuidado de la vida, ahora cada vez más conscientes de la importancia de recobrar el discurso de la humanización en la salud, no como un asunto técnico o de un protocolo si no como una vivencia personal de nuestros estudiantes profesores y administrativos, una posición amorosa en el ejercer la profesión.

Como decana estoy convencida de que la posición amorosa se refleja en las prácticas, no es un discurso abstracto, sino que se refleja en la relación médico/ paciente, en la relación estudiantes/ profesor, todo esto es un acto de amor.