ASOCIACION SINDICAL PROFESORES UNIVERSITARIOS

La actual administración se ha presentado como una abanderada de la paz en la región y de principios plurales y democráticos, no obstante le da continuidad a una estructura que restringe la democracia al interior de la universidad y la despoja de su carácter público.

Sobre los mecanismos de elección en la Universidad

 

Para una organización como la nuestra que medita sobre el quehacer académico y sobre la esencia de la Universidad, se vuelve un imperativo moral y ético preguntarnos acerca de la democracia al interior de la UTP, y esto pasa por la reflexión sobre los mecanismos para la elección de decanos de las Facultades y de la elección del Rector.  Es claro que desde la administración anterior con el acuerdo No 06 del 29 de febrero de 2008, se empezaron a restringir los espacios democráticos al interior de la UTP, al otorgarle el poder del 34% al Consejo Superior para los nombramientos de decanos, lo que ha permitido el desequilibrio de la balanza entre el porcentaje de votos ejercido por profesores y estudiantes, inclinándose a favor del candidato de predilección de un consejo superior, que en su mayoría representa a unos gremios económicos y políticos que están ajenos a las dinámicas de los Departamentos y Facultades, y los cuales no tienen que vivir el día a día entre normas, disposiciones y relaciones entre profesores y estudiantes.  La disposición de esta norma despoja de autonomía a las diferentes Facultades de la UTP.

 

En similar consonancia se encuentra el artículo 17, ítem 5, del estatuto general de la Universidad, el cual le otorga todo el poder al Consejo Superior para nombrar a la máxima dirección de la Universidad, “son funciones del Consejo de Superior Universitario, nombrar al rector para un período de tres (3) años, pudiendo ser reelegido. Aceptar la renuncia”; situación que si bien es legal en el sentido que está de acuerdo con la normatividad interna de la Universidad, no garantiza iguales derechos de elección y representatividad de todos los sectores que hacemos parte de la universidad.

 

La actual administración se ha presentado como una abanderada de la paz en la región y de principios plurales y democráticos, no obstante le da continuidad a una estructura que restringe la democracia al interior de la universidad, y la despoja de su carácter público por la vía del autofinanciamiento, de la venta de su docencia, convirtiéndola en una mercancía y quitándoles el derecho de la educación a los ciudadanos.

 

Acordes a uno de los principios rectores de la universidad: la democracia,  y como reza en el estatuto general, “combinación de un conjunto de reglas y procedimientos para el ejercicio del poder, del control, la oposición y la toma de decisiones colectivas, a través de instrumentos donde se garantice la más amplia participación de la comunidad universitaria”,  nos apartamos de las posturas acríticas y declaradamente incondicionales de otras organizaciones y estamentos de la universidad que por razones de retribución se manifiestan unánimemente, tampoco creemos que sólo la denuncia y demandas utópicas sean el único camino.

 

Reconocemos que el acomodamiento, la indiferencia y el temor de muchos docentes han contribuido al estado actual de la universidad.  Somos conscientes que la democracia se construye, no llega mágicamente.  Estamos en el post-acuerdo y esto nos lleva a negociar, a construir entre todos los sectores y estamentos universitarios, por lo tanto proponemos:

 

1. Un debate público acerca de la prolongación de los puestos directivos en la universidad y una delimitación de sus periodos.  

 

2.  Una discusión de la conformación del Consejo Superior y una reestructuración que permita la inclusión de otros sectores para generar un poder más equilibrado.

 

3.  Una política seria en lo concerniente  al nombramiento de profesores de planta.

 

4.  Una modificación del estatuto general de la universidad que permita construir mecanismos más democráticos en los cargos directivos de la UTP, decanos, directores de programas y rector.  

 

Porque como invoca el  estatuto general, la universidad es: “una comunidad de enseñanza, aprendizaje y práctica que interactúa buscando el bien común, en un ambiente de participación, diálogo, con responsabilidad social y desarrollo humano, caracterizada por el pluralismo y el respeto a la diferencia, inmersa en procesos permanentes de planeación, evaluación y control”.

 

En un contexto latinoamericano de una creciente institucionalidad democrática que supera las marcadas dictaduras que predominaron por décadas en la región, la reflexión sobre la democracia nos lleva a pensarnos en un tiempo y época de dinámicas específicas y complejas,  dado que estos logros no garantizan un avance real en las garantías de iguales derechos para todos y todas, ni en un crecimiento de la representación política de todos los sectores.

La democracia es un camino hacia la paz

 

Pereira, 22 de agosto de 2017

 

 



 


Junta Directiva ASPU UTP