Dice el refranero popular “que no hay peor ciego que el que no quiera ver” o “peor sordo que el que no quiera oir”. Y la verdad eso es lo que a veces nos ocurre cuando estamos ubicados en un lugar o convivimos con personas que son un verdadero tesoro, pero no nos damos cuenta, porque sencillamente los volvimos parte de nuestro paisaje rutinario. En un campo más amplio, es triste decirlo pero mientras para la Unesco nuestra región merece ser cobijada con la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad, la mayoría de quienes la habitamos ni siquiera sabemos donde estamos parados y poco valor le otorgamos al maravilloso paisaje o entorno que a la gran mayoría de los turistas nacionales y extranjeros cautiva por la variedad de sus verdes, alucinantes atardeceres, variedad de pájaros y especies vegetales, cascadas, ríos montañas y ese encantador contraste entre el verde natural y el colorido y la arquitectura típica de las casas campesinas y de los acogedores pueblos que dejan boquiarbiertos a más de uno.


¡Pues bien! Me quiero referir concretamente a un lugar que para más de uno se ha vuelto parte de su paisaje rutinario, porque está ahí. Más de uno es vecino del mismo y ni se ha dado por enterado del inmenso tesoro ambiental en el que estamos inmersos. Incluso está muy cerca para todos los pereiranos o dosquebradenses. Les hablo y me refiero a él como si fuera un presentador de un gran espectáculo: Señoras y señores, ante ustedes el majestuoso, el paraíso verde que todos soñamos, uno de los más bellos imperdibles que tiene el Paisaje Cultural Cafetero Colombiano: El Jardín Botánico de la Universidad Tecnológica de Pereira.


Un verdadero pulmón verde que se ha visto amenazado por la voracidad del urbanismo que caracteriza a una ciudad en pleno desarrollo como Pereira. Una reserva ambiental que comenzó a ser protegida en 1983 cuando el Consejo Superior de la Universidad Tecnológica de Pereira asignó al proyecto un área aproximada de 12.7 hectáreas.


En 1999 el Jardín inició una nueva fase de desarrollo, lo cual le permitió obtener un concepto técnico favorable como Jardín Botánico por parte del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos “Alexander von Humboldt” y el ingresó a la Red Nacional de Jardines Botánicos de Colombia.


En virtud de este proceso el Jardín Botánico de la UTP, ha logrado consolidar, desde el año 2000, un centro de visitantes de 2.449 metros cuadrados, un vivero de 3.714 metros cuadrados, oficinas, kioscos, cocinetas, baños, parqueaderos y zonas verdes que hacen de este un lugar único en la ciudad. Así mismo, cuenta con 1500 metros lineales de senderos en perfectas condiciones que permiten recorrer el área boscosa (10,9 hectáreas) y la zona del humedal (1,7 hectáreas). Igualmente, se han construido obras básicas de equipamiento e infraestructura como escaleras y caminos en concreto, vallas informativas y educativas, miradores, kioscos, barandas de seguridad, puentes y un muelle en madera que facilitan y hacen más agradable su visita.


El fin de semana anterior, y gracias al nuevo impulso que Luis Fernando Gaviria como rector le ha querido dar a la UTP en diversos frentes, y la ardua tarea de Jorge Hugo García como director del Jardín Botánico, se inauguró un moderno punto de acceso por el sector de la Julita que garantiza no solo mayor seguridad para los visitantes al lugar, que inicialmente deberán registrar su huella digital y sus datos personales para activar a su arribo la puerta de ingreso que cuenta con un moderno mecanismo electrónico para quienes deseen recorrerlo gratuitamente a partir de las 5:30 de la mañana. Una experiencia única que vale pena vivir.