En efecto, si se remite a seis años atrás, la idea de darle otro sentido a la línea histórica del país surge mediante la iniciativa de unos diálogos de paz en la Habana, Cuba, (con unos antecedentes de más de treinta años) distancia necesaria para que agentes externos u opositores no influyeran en dicho proceso que era visto por algunos colombianos como algo lejano y no posible.

El 24 de agosto de 2016, es fecha inolvidable para los colombianos, pues se alcanzó el cierre final de las negociaciones de paz, un acuerdo definitivo, el cual marca un nuevo devenir y un adiós a una realidad a la que el pueblo hoy dice: “Adiós al odio, adiós a la trinchera, adiós a las armas” y la citación al plebiscito el próximo 2 de octubre.

Por otra parte, después de tener un acuerdo definitivo, el jefe negociador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo - FARC desde la capital cubana dijo, “Creo que hemos ganado la más hermosa de las batallas, la de la paz de Colombia”.

Ahora, la tarea para todos los colombianos es empezar a cicatrizar las consecuencias que afectaron a las comunidades; se trata de materializar una construcción colectiva, en la que un tejido social sólido sea el vehículo de una cultura de paz. Así, la violencia atroz, la deshumanización, el desplazamiento forzado y demás consecuencias son causas que piden a los nuevos profesionales sus aportes para la construcción de una nueva realidad.

“La cuestión por la que las universidades empiezan a definir su compromiso con el escenario del posconflicto, es representar y dar a conocer los espacios de paz y reconciliación que los estudiantes proponen desde la academia a la sociedad” enfatiza una de las IES afiliadas al Canal.

Este desafío apunta hacia las apuestas que, desde la educación y las universidades del país, tienen para garantizar la prosperidad y la esperanza de la reconciliación, el perdón, el olvido y la inclusión social, ya que las herramientas las hay. Por eso es hora de pensar cuál es el aporte que cada uno puede hacer para contribuir a la obtención de la paz y la garantía de la no repetición de los hechos violentos.