La Universidad Tecnológica de Pereira fue representada por los trabajos de los maestros Gladys Méndez, integrante del grupo L’H, Daniel Gómez, egresado de la Licenciatura en Artes Visuales /  Maestría en Estética y Creación, Oscar Salamanca, profesor asociado.

 

El profesor Salamanca se refirió a la exposición como un antecedente de calidad para fortalecer los procesos de internacionalización con fines de acreditación de los programas de la Facultad de Bellas Artes y Humanidades, dado que se activa el intercambio y la movilidad de lo producido desde lo local hacia lo transnacional.

Artistas participantes:

Sylvie Plante (Canadá)

Sophie Pardo (Canadá)

Álvaro Salamanca (Colombia)

Oscar Salamanca (Colombia)

Gladis Méndez (Colombia)

Cuauhtémoc Rodríguez (México)

Ender Rodríguez (Venezuela)

Miguel Ángel Gelvez ( Colombia)

Felipe la Hoz ( Perú- España)

Luís Carpizo Trueba (México)

Edison Cáceres (Ecuador)

Gabriel Arroyo (Ecuador)

Karina Cortez (Ecuador)

Patricio Ponce (Ecuador)

Moises Yunga (Ecuador)

Bairo Martínez (Colombia)

Daniel Gómez (Colombia)

Jorge Lagos (Colombia)

José Luís Macas (Ecuador)

PalaMinga (Ecuador)

Guadalupe Rosas (México)

Antonio Ledesma (México)

 

Texto Curatorial:

 

Al parecer nos encontramos en un camino de regreso a la tierra fuera de toda la exterioridad geométrica y perfecta en términos cosmogónicos. Ahora nos interesa devolver la mirada hacia una particular estética de lo feo donde cobra primacía lo irregular, lo informe, lo achatado como imagen interesante por descubrir.

 

Nuestra mirada ha dejado de preocuparse por lo externo construido con base en la inmanencia y el abstracto de la nada ontológica cuando miramos hacia el firmamento, hacia las estrellas y el cosmos. Quizá por esta razón, la misma noción de cosmos no alude al conjunto de constelaciones y universos posibles, sino a la idea de superficie cosmética, a esa mediocridad homogenizante donde transcurre la cultura.

 

El hombre sobre la tierra no encuentra cobijo, solo recorre su superficialidad tras la huellas del sol, ya que él no pertenece al sub suelo o lo sub acuático, ni tampoco a lo atmosférico. Por ello el hombre podría considerarse un animal que vive sobre el límite de un cuerpo redondo en medio de lo meteórico, como si se tratase de un onto –ser suspendido, de todas formas externo, que algunas veces logra viviendas, apareamientos e incubadoras.

 

Las incubadoras las consideramos criaderos de seres humanos en su afán de alejamiento de lo salvaje, pero también las incubadoras representan emplazamientos como lugares donde los propios se sienten extraños, concebidos en otras representaciones de mundo y al mismo tiempo los huidos, los que han decidido irse regresan para volver a sí.

 

El arte produce constantes emplazamientos donde las obras y autores encarnan situaciones de abandono picnoléptico, nomadismos extremos y cambios por globalizaciones de emergencia estética, que buscan descentrar las miradas, así como las referencias hacia cuerpos mundo de transito ilimitado: la obra de arte como punto móvil metamorfosea valores de intercambio y revalida lo autóctono como apego fundacional inmemorial de centro de mundo.

 

En la exposición “Emplazamiento Tierra” advertimos intuiciones fuertes dadas en  la idea de paisaje, hombre, anillos de cercanía, exposiciones de autoencorvamiento, todo ello dirigido a explorar el retorno de la mirada hacia la tierra como origen  gravitacional en lo irregular, que lejos de saborear lo liso, permite experimentar la textura rugosa característica de los diferentes centros plásticos-inmunológicos.

 

 

Para más información e imágenes consultar:

 

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