Por: Víctor Hugo Vargas, Unimedios Medellín

El impacto de los proyectos del Centro de Desarrollo e Innovación (CD+i) de la Facultad de Minas de la Sede Medellín, que cuenta con más de 80 grupos de investigación, se está sintiendo en Antioquia y en todo el país.


Creado en 2012 para promover, explorar, formular, desarrollar y evaluar planes, programas, proyectos y actividades de extensión e innovación en las diferentes ramas de la ingeniería, el CD+i formuló en 2014 un total de 73 proyectos, de los cuales cinco sobresalen por su impacto regional y nacional.

En su corta, pero productiva trayectoria, pasó de tener 15 investigadores en 2013 a 53 en 2014, con líneas de trabajo enfocadas en energía, ciudades inteligentes, minería, gestión del territorio, hidrocarburos, industria e infraestructura.

“Hemos gestionado muchos proyectos, algunos más desde lo administrativo, otros en todo el proceso”, indica el profesor Santiago Arango Aramburo, director del CD+i, quien el año anterior tramitó 22.000 millones de pesos en estudios.

Los cinco mayores protagonistas del aporte de este centro de la UN al desarrollo del país, según lo destaca el profesor Arango, son:

De informalidad minera a la formalización

A través del Proyecto de Formalización Minera, que se realizó con la Secretaría de Minas de Antioquia y que será implementado por el Ministerio de Minas y Energía a nivel nacional, se llevó conocimiento a los mineros antioqueños sobre el espectro de normas que exige la regulación de esta actividad.

“Enseñamos todo el proceso de formalización, que tiene demasiados ‘tejes y manejes’. La Universidad canalizó tanto la información de la cartera regional de minas (normatividad) como la del minero (experiencia práctica), un encaje de piezas para que el proceso de legalización fuera mucho más fácil”, explica Jader Rengifo David, gestor de proyectos del CD+i.

En total, se intervinieron 880 unidades mineras, de las más de 1.500 que se encuentran en el departamento, labor que incluyó la formalización de títulos mineros y barequeros, así como una investigación profunda de los procesos ambientales, jurídicos, administrativos, técnicos, biológicos y mineros.

Energía en San Andrés

El CD+i también tiene capacidades para la generación de energías alternativas, por lo cual será implementada en San Andrés la tecnología OTEC (Ocean Thermal Energy Conversion o conversión de la energía térmica oceánica).

Este modelo aprovecha la diferencia de temperatura entre el agua del fondo del mar (fría) y la de la superficie (cálida) para generar energía. Para su funcionamiento emplea sistemas termodinámicos en los que se pone el fluido a rotar para generar electricidad, de la misma manera que funciona una locomotora o una central térmica.

Este proyecto, que se pensó desde 2011 y está en nivel de prefactibilidad, espera recursos de regalías para los diseños definitivos de un centro de aprovechamiento de agua del fondo de mar, que genere electricidad o sustente procesos de desalinización. “Puede ser pionero y puede ayudar a enfrentar las problemáticas de San Andrés”, recalca el profesor Arango Aramburo.

Minería del futuro

El segundo proyecto es la simulación y evaluación del impacto de estrategias en el desarrollo del sector minero a 2032.

En conjunto con la Unidad de Planeación Minero Energética del Ministerio de Minas (UPMA), el CD+i generó un modelo de simulación con datos reales, para tres escenarios básicos de la minería colombiana: uno muy positivo, otro con ganancias y pérdidas, y uno con el peor panorama. El modelo se basó en cuatro productos: carbón térmico, carbón metalúrgico, oro y calizas.

Para los investigadores no era suficiente una simulación a grandes rasgos, sino una de detalle que permitiera responder qué pasa si se aumentan o disminuyen las regalías, si se ponen más restricciones ambientales o si suben o bajan los precios. Para ello, desarrollaron un modelo robusto de simulación en el que se proyectan posibles futuros de la minería. “Es todo un sistema de planeación del sector en Colombia”, sostiene el profesor Arango.

Poco ruido y muchas ganancias

El ranking de proyectos de alto impacto lo cierra una alianza que demostró que la institución es un socio de primer nivel para la industria del país.

El fabricante nacional de electrodomésticos Haceb recurrió a la un para solucionar los problemas de ruido en sus productos de la línea de refrigeración. La respuesta estuvo en manos del Grupo de Investigación en Tecnologías Aplicadas.

En el desarrollo de esta iniciativa se requirió una cámara semianecoica para aislar los ruidos —en este caso de las neveras— e intervenirlos, una vez establecida en detalle la fuente emisora. Esta cámara le habría costado a la firma más de un millón de dólares, pues habría tenido que importarla; sin embargo la UN logró crearla con 200 millones de pesos.

El proyecto fue todo un éxito: se le resolvió el problema a la industria, se generó nuevo conocimiento a bajo costo para el país y la cámara que desarrolló el grupo será certificada para atender en el campo acústico las necesidades de la industria nacional, que antes debía recurrir a laboratorios foráneos.

Ojos inteligentes

Para la industria se ha generado un innovador proyecto de ‘visión artificial’, con el fin de detectar fallas en la producción en serie de piezas dentales, tecnología que podría aplicarse en otros campos.

Se trabaja con la empresa antioqueña New Stetic, que en su producción tiene mucho de artesanal, pero que ha desarrollado prototipos exitosos de estas piezas, que ahora se quieren llevar hacia la automatización. “Por medio de modelos de recomposición, se comparan patrones y se identifica la calidad de las piezas”, señala el director del CD+i.

Agrega que ya se tienen algunos prototipos industriales que están en camino de perfeccionamiento para implementarlos a nivel de producción en un campo tan complejo como el de la visión artificial.

 

Publicación: Aug. 08 de 2015