Hasta ayer estuvo en su cargo el rector de la Universidad Tecnológica de Pereira. El doctor Luis Enrique Arango Jiménez renunció, según se dice y él no lo niega, para no inhabilitarse políticamente y participar en el debate electoral de octubre del año entrante y presentarse como candidato a la Alcaldía de Pereira.

El doctor Arango Jiménez deja su cargo después de ocuparlo durante los últimos 14 años y tras realizar una muy importante gestión al frente de la rectoría de la universidad. Muchos logros académicos, administrativos y financieros tiene en su haber el trabajo serio y juicioso desarrollado durante casi tres lustros por este destacado dirigente pereirano. 

 

Basta darle una mirada a las cifras de la institución, de lo que era en el año 2000 cuando asumió la rectoría y lo que es hoy cuando la deja, para darse cuenta de la valiosa tarea cumplida por el doctor Arango. El solo hecho de haber pasado la universidad de 1300 estudiantes que había en dos carreras acreditadas y en cinco maestrías, a más de 18.000 matriculados en cerca de una veintena de programas académicos, 35 maestrías y cinco doctorados, es ya un logro que dice mucho de su labor y del avance del centro universitario durante su rectoría. 

 

No es fácil para una universidad pública que maneja unos valores de matrícula que no se compensan con los costos de educación que tiene el centro educativo y que depende básicamente de los recursos nacionales, crecer en número de estudiantes, en egresados, en programas académicos, en intercambios nacionales e internacionales con reconocidas universidades, en instalaciones físicas, en bilingüismo, en el nivel del profesorado y en general en el reconocimiento de la comunidad.

 

De allí lo valioso de la gestión del doctor Arango Jiménez al frente de la rectoría de la Universidad Tecnológica. Y de allí también lo merecido de los reconocimientos que distintos estamentos universitarios y de la ciudad le han venido haciendo con motivo de su retiro, y a los cuales no sumamos desde este espacio convencidos de que son  todos expresiones espontáneas de una sociedad que mira con satisfacción los avances de su más antiguo y tradicional centro de educación superior.