Darío Mejía Pardo, columnista de El Observatorio, elogia la gestión del saliente rector de la Universidad Tecnológica de Pereira, Luis Enrique Arango Jiménez, y el equipo directivo que le acompañó al frente de una de las más importantes universidades del Eje Cafetero. |
Sobre un señor rector y el equipo directivo de la UTP
Transcurría el año 2000, cuando en reunión del Consejo Nacional de Rectores citado por ASCUN (Asociación Colombiana de Universidades en la ciudad de Bogotá, conocí al recién nombrado Luis Enrique Arango Jiménez como Rector de la Universidad Tecnológica de Pereira UTP. Desde ese momento identifique un guía impetuoso, perseverante, trabajador y capaz, estudioso y luchador, beligerante, intenso e inteligente, que en muy pocos años se convirtió en una autoridad dentro del sistema educativo y en el más importante de los Rectores de las Universidades Públicas colombianas, desde la expedición de la ley de educación superior, ley 30 de 1992., y cuyo liderazgo permanece hasta nuestros días. La mejor demostración de su impronta en la educación superior, fue el reconocimiento permanente por parte de los Rectores de las Universidades Colombianas, que lo delegaron como su representante, casi permanente, en los más importantes organismos y Juntas de dirección de la política universitaria nacional, como el SUE-Sistema Universitario Estatal, CESU-Consejo Nacional de Educación Superior, ASCUN, COLCIENCIAS, ICETEX. FONADE y diferentes Consejos Superiores de Universidades Públicas.
De la UTP del año 2000 queda muy poco. Actualmente, sin lugar a equívocos, es la más importante Universidad Pública del eje cafetero y una de las once más representativas, a nivel nacional, entre el conjunto de las Universidades Públicas y Privadas colombianas. Lo anterior se puede concluir al revisar la última clasificación, entregada por Colciencias, a principios del mes de abril del presente año, que incluye los resultados de la convocatoria de esa entidad, para el periodo 2013-2014, que estableció la categorización de los Grupos de Investigación científica en Colombia.
Según Colciencias, la Universidad Nacional, incluyendo todas sus Seccionales, es la IES líder dentro del sistema ScienTI-periodo 2013-2014- con 527 grupos de investigación categorizados; la Universidad de Antioquia es la segunda, con un total de 237 grupos escalafonados. La clasificación reporta, que dentro de las universidades estatales, la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP) ocupa la posición octava (8) con 76 grupos de investigación categorizados, casi un 35% más que la Universidad de Caldas, entidad que cuenta con 50 grupos reconocidos y clasificados, y ocupa el puesto número once (11); otras posiciones dentro del sistema son respectivamente: U. del Valle (3), UPTC (4), UD (5), la UIS (6), entre otras. En la mencionada clasificación de Colciencias (2014), en el conjunto de Universidades Públicas y Privadas, se resalta que la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP) ocupa la posición once (11) y la Universidad de Caldas ocupa la posición (16).
Hoy, después de trascurridos casi tres lustros desde el año 2000, periodo en que asumió el Rectorado Luis Enrique Arango Jiménez, la Universidad Tecnológica de Pereira-UTP-, con escasos 54 años de creada, ha asumido el liderazgo universitario regional, lo cual es confirmado en la mayoría de los ranking y se corrobora con los mejores indicadores de la región como los siguientes: cobertura (18000 estudiantes), número de grupos de investigación reconocidos y clasificados por Colciencias, montos de sus presupuestos e inversiones, número, calidad y pertinencia de programas de pre y postgrado, y sobre todo, porque es la Universidad regional con el mayor periodo de Acreditación Institucional de Alta calidad, otorgado por el Consejo Nacional de Acreditación –CNA- (8 años) y en general, por los reconocimientos de diferente índole, a nivel nacional e internacional. Estos logros le valieron a la UTP, que el gobierno nacional y el MEN, resaltara en el momento de entregar el máximo reconocimiento de “Acreditación de Alta Calidad, “que el Alma Mater había ingresado a las grandes ligas de la educación superior colombiana”
Sobre el carácter y los principios de las Universidades y las gestiones en ellas desarrolladas, existen los mas disimiles y dispersos criterios. Estas Instituciones cuentan con una existencia de más de nueve siglos, lo que las hace entidades de gran complejidad, que ofrecen diversas ideas y modelos en sus estructuras, de acuerdo con la época y según las regiones y los países en que tenga su origen y sus desarrollos. Sirve a la vez a distintos fines, con diferentes actividades, que no siempre hacen posible reducirla a una idea central. Como producto de ese espíritu asociativo, estudiantes y maestros, asociados en corporaciones autónomas, constituyen las ideas iniciales de la entidad universitaria. Ciencia e investigación serán la clave de la idea alemana de la Universidad en el siglo XIX, donde la Investigación constituye su tarea primordial; Ciencia e Investigación exigen como condición indispensable que pueda existir una libre búsqueda de la verdad. Otra idea, en contraposición al modelo Alemán, es presentada por Ortega y Gasset a comienzos del siglo XX, idea que proclama que la misión de la Universidad es formar hombres cultos, trasmitir y elaborar la Cultura y por último, se plantea la idea americana de universidad, orientada al servicio y a la proyección.
La Universidad actual y sobre todo la Universidad del futuro, está condicionada por un conjunto de factores que la diferencian de lo que fue la Universidad tradicional y decimonónica en sus orígenes, pero que en general sigue teniendo dos tareas fundamentales: la educación y el avance del saber. A pesar de la incertidumbre que generan la velocidad de los cambios y la existencia de factores determinantes, como la globalización y las NTIC, los fundamentos del Alma Mater siguen siendo el conocimiento, el saber, la ciencia, la tecnología, las artes y en general, la cultura. Cambia es la perspectiva en que definen y sitúan su misión y visión en el mismo contexto, ambas son ahora tareas locales, nacionales y globales y en estos fines y propósitos han de encontrar la forma para desarrollar sus actividades, que necesariamente giraran en torno a la formación, investigación y proyección.
En general, las Instituciones de Educación Superior (IES) en Colombia, incluyendo a las Universidades, hacen énfasis en organizaciones que han desarrollado preferencialmente una idea centrada en la profesionalización, pero en su gran mayoría, los procesos investigativos y de proyección social, son aún incipientes y de poco impacto en sus contextos; además las nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC) todavía son precarias, con grandes limitaciones en las inversiones para los desarrollos científicos que exige la nueva sociedad del conocimiento. El cuestionamiento de estas instituciones, como lo plantea el académico Orozco Silva (2010): “…llega hasta pensar que el modelo de universidad tradicional o clásico esta agotándose, haciéndose necesario una especie de refundación de las universidades (Reich, R. 1993) que traería consigo un replanteamiento de sus funciones tradicionales…”[1]. Se exige en consecuencia, una Universidad que no renuncie a su misión de institución forjadora de una cultura de responsabilidad social, sin olvidar la función de preparar el capital intelectual, a los científicos, y en general a los profesionales de los más altos niveles que requiere el país. Las IES deben formar para la ciudadanía y educar para la Paz; estas Instituciones deben ser ejemplo y tener compromiso ético, para que éste impregne todas las actividades sociales, culturales, científicas, económicas y políticas de su quehacer cotidiano. Este es el gran reto.
Es en este contexto que se desarrolla la vida universitaria, posibilitando la universalidad en el conocimiento, y los desarrollos de la ciencia y la investigación, con proyección y responsabilidad social, y con respeto y merecimiento de la autonomía universitaria en la cotidianidad academia y en la propia gestión universitaria. Por lo anterior, apenas resulta obvio tener grandes diferencias en criterios como el de la autonomía universitaria, la democracia en el conocimiento o en la gestión o el propio gobierno universitario; también es tema de gran controversia la financiación de la universidad pública; Es sobre estos aspectos en que nos diferenciamos los universitarios, en las ideas o modelos de la praxis universitaria, conceptual y filosóficamente. Es justamente en estos criterios, en los que nos distanciamos con el Rector Luis Enrique Arango Jiménez, pero que igualmente siempre nos respetamos a lo largo de estos 4 lustros.
Y es precisamente a partir de estos modestos comentarios, lo que me permite resaltar y reconocer la grandiosa labor y gestión, y el significativo papel del Rector Arango y el magnífico equipo Directivo y Académico que logro conformar en estos años. A UN GRAN SEÑOR RECTOR, TODO HONOR, y este es el merecido caso del Rector, que pasara con su equipo directivo, encabezado por los Vicerrectores, Doctores Germán López Quintero, William Ardilla U. y Fernando Noreña J, como el grupo humano responsable de cambiar la historia reciente de la UTP y del cambio del paradigma universitario de la región y el país, en especial del “eje cafetero”. Ojala este proyecto universitario tenga continuidad para bien del Alma Mater, de la región y de Colombia.
[1] Orozco Silva, Luis E. Ideas para una Reforma del componente legal. Revista Pensamiento Universitario No. 20, Documentos Estudios de Base sobre la Ley 30 de 1992. ASCUN octubre de 2010. Bogotá.