Luis Enrique Arango, un rector magnífico

 

Con la satisfacción del deber cumplido, con el orgullo de haber dirigido por cinco lustros la principal universidad de la región, con el reconocimiento de la ciudad y de quienes sabemos que la nuestra, la Universidad Tecnológica, ha alcanzado una posición privilegiada en el concierto nacional, se retira por su voluntad y sin acosos, su rector magnífico, el doctor Luis Enrique Arango, culminando de esta manera una etapa de su vida que lo enaltece y le hace merecedor de la gratitud de Risaralda y de la región entera.

Hoy la UTP se encuentra entre las mejores universidades de Colombia por su calidad académica, enaltecida por la certificación de excelencia que le ha dado y ha ratificado quien evalúa el desempeño de las instituciones de educación superior. La pertinencia de sus programas, los avances en la investigación, el reconocimiento internacional que le ha permitido que sus pares en Europa otorguen diplomas compartidos y aceptados allá y acá, el incremento de programas y estudiantes, permitiendo de esta manera el acceso a este privilegio que en Colombia significa alcanzar un título universitario otorgado por una entidad seria y respetable, el defender con vigor y sin temor a la educación pública lo que le ha merecido ser el rector representante de las universidades nacionales ante el organismo que aglutina a las entidades educativas del orden superior en el país, son entre muchos otros logros, una historia que enriquece su hoja de vida y su condición de ciudadano ilustre y persona a quien bien vale la pena destacar y poner como ejemplo para las generaciones futuras.

Luis Enrique quien no se rinde porque es un guerrero, no claudica porque es un hombre de principios y no cesará en su empeño por servir a la ciudad porque es un heredero de la tradición que ha hecho grande a Pereira, estamos seguros emprenderá nuevos caminos y buscará conquistar nuevos espacios en los que seguramente logrará éxitos como los que consiguió en su ya larga y fructífera carrera en el servicio público.

Buena suerte y buena mar señor doctor, la ciudad y quienes reconocemos y nos alegramos de los logros ajenos también esperamos mucho más de usted señor capitán.