No perdamos la oportunidad
Tuve ocasión de estar presente en la Convención Nacional Científica Suma, organizada por Colciencias en Cartagena el pasado mes de julio, donde en asocio con la revista Semana se premiaron siete científicos nacionales por sus aportes a la ciencia. Una iniciativa demasiado importante, que hacía falta, para hacer visible el esfuerzo y dedicación de nuestros compatriotas en los menesteres de la investigación científica.
Fue durante esta reunión donde la ex directora de Colciencias, Paula Marcela Arias, en una de sus alocuciones, cometió el error de contar en público sus preocupaciones sobre eventuales recortes al presupuesto de Colciencias, lo que a la postre se aclaró aunque le causó la salida del organismo. Palabras más, palabras menos, le contó al auditorio del Centro de Convenciones que había recibido un correo electrónico donde le informaban que en la proyección del presupuesto, Colciencias disminuiría en 125.000 millones con respecto a este año y que de pronto habría que marchar por mayor presupuesto.
Para quienes estábamos allí, sus declaraciones cayeron como baldado de agua fría, justamente acabamos de escuchar precisamente al vocero del Sistema de Ciencia y Tecnología de México, Conacyt, explicando la política agresiva de este país en la materia, país que se ha puesto la meta de llevar las inversiones en CTI al 1% del PIB en el año 2018. Me parece relevante contarles lo que oímos al respecto:
México apoya desde el Conacyt a 53.592 becarios en maestrías y doctorados, 8.000 de ellos en el extranjero. Se apoyan los posgrados de calidad de las instituciones mexicanas, acreditados. Todos los admitidos en estos posgrados, sean estudiantes mexicanos o extranjeros reciben la beca.
El Sistema Nacional de Investigadores le da un complemento en dinero a los investigadores mexicanos que se encuentren activos, dentro de México o en el exterior, tienen más de 21.000 apoyados.
Cada año el Conacyt crea nuevos puestos (cátedras las llaman) para investigadores, en áreas de investigación estratégicas definidas, los que son distribuidos en universidades e institutos a nivel del país.
Se crearon fondos regionales para apoyar los esfuerzos en CTI que se hagan desde los territorios y buscando equilibrar las disparidades. Se han clasificado de acuerdo a mayor desarrollo, mediano desarrollo y bajo desarrollo. En los primeros el fondo cofinancia 1 a 1, en los segundos 2 a 1 y en los terceros 3 a 1.
Llevar al 1% del PIB las inversiones en Ciencia, Tecnología e Innovación es algo definitivamente muy importante. Colombia sí acaso ronda por el 0.5%. Chile ya tiene el 1% y Brasil el 1.4%.
Hay preocupación en la comunidad académica y científica por el rumbo que tome Colciencias. Los proyectos que se financien con el Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación, proveniente de las regalías deben obedecer a criterios técnicos a pesar de las presiones de algunos gobernadores. En esto no puede haber vacilaciones.
Recorriendo un lugar visitado por muchos turistas en Río de Janeiro, me encontré con una sentencia, que no por conocida pierde valor: "Hay tres cosas que no vuelen atrás; la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida."
Luis Enrique Arango Jiménez
Rector
Universidad Tecnológica de Pereira