Lo que sigue
Finalmente los comicios electorales terminaron como señalaron los pronósticos a partir de las encuestas. El Presidente Santos y el Candidato Zuluaga continuarán en la contienda. Ahora vendrá el juego de las alianzas entre las organizaciones partidarias y los replanteamientos de los electores para definir el voto en la segunda vuelta.
En mi columna anterior describí el panorama que estaba viviendo la campaña electoral, donde no eran las propuestas y programas de los candidatos lo que estaba movilizando el debate en términos de los medios de comunicación, sino el sesgado manipuleo de noticias de última hora asociadas a presuntos delitos de los candidatos punteros, de sus campañas o de sus asesores.
La alta abstención y los resultados en sí mismos demuestran que la sociedad no acompaña el estilo de campaña puesto en boga.
Hay que reconocer que en las últimas horas la tormenta amainó un poco; se notaron esfuerzos por morigerar las cosas, aunque no del todo. Se me ocurre que de no cambiar los hábitos, así como como existe la veda para las encuestas, habrá que pensar en la veda judicial para que se prohíba especular con las denuncias e informaciones de índole judicial, incluyendo las que filtran los mismos entes judiciales. Advierto, es importante ganar, pero igual de importante es el cómo.
Creo que los dos debates televisados de las cadenas RCN y Caracol, contribuyeron a apaciguar y a mostrar una imagen distinta de los candidatos, más decente, más humana, aunque los formatos no me parecen los más adecuados para diferenciar los contenidos de los programas. Están hechos más para las apariencias, al mejor estilo gringo, que para lo fundamental. Son más bien torneos para la agilidad mental, la habilidad para el resumen o para salir airoso bajo presión. Respuestas en 40 segundos, no pueden dar más. En el último debate por ejemplo, les tocaba a los candidatos explicar el tema educativo, incluso en menos de los 40, porque la pregunta venía doble, con otro tema para responder.
Esperemos que para la segunda vuelta se serene aún más el debate y no sea la descalificación mutua lo que prime, sino una verdadera confrontación de ideas y compromisos. Indudablemente el manejo del tema de La Paz será troncal en las discusiones, ojalá que no oscile entre la caricatura de simplificarlo a que unos quieren la guerra y los otros quieren la impunidad total. Esperamos un debate con mayor riqueza que aclare mucho las cosas en términos de lo que hay y lo que está por venir.
Algunas personas me inquirieron para que dijera por quien iba a votar, debo recordar que el voto es secreto, pero además que soy un funcionario público con restricciones en la participación política electoral; parecería un exceso que no lo pudiera decir en una columna de opinión, pero como están las cosas en este país es mejor seguir el sabio consejo: ante la duda abstente.
Luis Enrique Arango Jiménez
Rector