En escasos cuatro días, del sábado 12 al martes 15 de abril, los ochenta músicos dirigidos por el maestro colombo italiano Julián Lombana Mariño se presentaron en el colegio Las Adoratrices de Pereira, el teatro Guillermo León Valencia de Popayán y, de regreso a Pereira, en el teatro Santiago Londoño donde se hicieron acreedores al respeto y la admiración de la selecta audiencia.

El 51 Festival Internacional de Música Religiosa de Popayán, es el más importante certamen de música culta de Latinoamérica.  En Popayán se han dado cita a lo largo de medio siglo las más prestigiosas y exigentes agrupaciones musicales del mundo. 

Era la primera ocasión en que el afamado festival abría las puertas a una orquesta sinfónica de una Universidad Colombiana. 

En su impecable intervención ante el exigente público que colmó la sala, los músicos de la Tecnológica recibieron una salva de aplausos casi interminable, que premiaba las incomodidades de un viaje de 12 horas por carretera, ida y regreso.

Por nueve años consecutivos, la Tecnológica ha contado con el respaldo del prestigioso maestro Lombana, un colombiano residenciado en Italia desde hace 25 años, donde dirige dos orquestas sintónicas y un festival internacional de gran renombre.

Los músicos, todos ellos pertenecientes a la Facultad de Bellas Artes y Humanidades de la Universidad Tecnológica, prepararon durante un año con total dedicación, las piezas musicales de Antonio Vivaldi, Pietro Nardini, John Rutter y Francis Poulenc, de la mano de los directores de orquesta Leopoldo López y la dirección coral Julio Alberto Mejía, ambos docentes de la Universidad Tecnológica de Pereira.

Este año, a la Tecnológico le correspondió alternar con los grupos Ensamble Jacques Moderne de Francia, Freiburger Barrock Consort de Alemania, el virtuoso pianista estadounidense Harold Martina, la orquesta filarmónica de Cali, la sinfónica del Eafit de Medellín dirigida por el maestro italiano Francesco Belli, el Cuarteto de Guitarras de Brasil y finalmente, la orquesta sinfónica de la Universidad Eafit y el Coro de Cámara de Popayán, todo un espectáculo para los oídos y un elixir para el espíritu.