Los Fetiches
Luis Enrique Arango Jiménez
Rector Universidad Tecnológica de Pereira
Presidente Sistema Universitario Estatal SUE
Hace poco me decía un amigo que nuestra sociedad vivía de fetiches, de falsas creencias en todo sentido. Que la realidad era otra.
Voy a hacer un repaso de las que pudieran existir en el campo de la política:
1- No a la Participación en política de los funcionarios públicos. Nuestra Constitución Política lo prohíbe, exceptuando la reelección presidencial donde se da con restricciones o cuando se trata de los profesores de carrera de las Universidades del Estado que pueden hacerlo plenamente. Hace poco vimos un titular donde se revelaba una conversación de un Alcalde, palabras más palabras menos: no me crean tan G...., aquí todos hacen política; Presidentes, ministros, gobernadores, etc.
Sin compartir semejante afirmación y mucho menos el contexto en que se da, de pronto hay que admitir que hay algo de razón. Los límites para no aprovecharse de los recursos públicos en materia política es bien difuso.
2- Abajo La Mermelada . Fueron motivo de grandes abusos los llamados auxilios parlamentarios, que se entregaban por mediación de los parlamentarios, incluso a fundaciones que ellos manejaban y que terminaban en usos indebidos. La constitución del 91 los eliminó y en cambio fueron sustituidos en la práctica, no en la ley, por los cupos indicativos que son cupos virtuales que se les asignan a los congresistas para financiar los proyectos que ellos respalden. Otros pueden llamarlos gestión de recursos. Toda la vida hemos escuchado decir que existen las mieles del poder y los peladeros de la oposición.
Difícil comprender escenarios donde quienes respalden los Gobiernos desde el Congreso de la República no tengan algún tipo de favorecimiento. Aquello de dedicarse sólo a hacer leyes y al control político, está lejos de la realidad. Es el ideal.
3- No a la compra venta de votos. Está castigada por la ley, es un delito con consecuencias penales. No debe votarse por prebendas o canonjías. Sin embargo me pregunto qué diferencia hay con el líder que consigue votos para que le coloquen el hijo?, o el contratista que vota y mueve influencias o recursos con la expectativa de que le asignen contratos?, o con el dirigente que pone su cauda con el compromiso de ser nombrado en el servicio diplomático?.
La verdad es que estamos muy distantes de lograr que los electores se muevan por programas políticos y no por intereses directos. Hay una franja que se mueve dentro de la llamada opinión pero la verdad sea dicha, es minoritaria.
Mientras tengamos índices de pobreza e indigencia como las que todavía existen será muy difícil evitarlo, aunque hay que combatirlo con toda energía.
Cada vez entendemos más porque los partidos se deben fortalecer para que actúen como cuerpos homogéneos con programas con doctrina, que no sean caparazones para esconder intereses individuales.