Informe especial

 

Entrevista a Ángel Calle, profesor de Sociología de la Universidad de Córdoba, España.

La Soberanía Alimentaria es un proyecto social que se opone a la barbarie que representan los sistemas agroalimentarios actuales; siendo más que una  línea de investigación, un proceso social que involucra diversos agentes y comunidades. Allí la  academia, esta llamada a acompañar el proceso desde la investigación aplicada y participativa.

 

P: ¿Cuándo se empieza a hablar del tema de Soberanía Alimentaria en América Latina?

Ángel Calle: en América Latina y en el mundo a principios de los 90 la creación de Vía Campesina una organización de campesinos, productores, agricultores familiares, indígenas, empieza a plantear sus dudas y su fuerte crítica a lo que es la revolución verde y a plantear un sistema más local, más endógeno, más participativo, más respetuoso con el medio ambiente, dirigido a acabar con la pobreza.  A partir de esa reflexión, en 1996 se lanza la idea y el concepto en una cumbre de la FAO en Roma, una cumbre alternativa de soberanía alimentaria, como un horizonte al qué caminar desde la perspectiva de sustentabilidad, desde producción de alimentos sanos, desde respeto a las culturas productoras, al medio ambiente y al empoderamiento de la mujer en el campo.

 

P: ¿Cuál sería el impacto de este proyecto en la región?

AC: América Latina vio nacer quizás, a las organizaciones más potentes en el campo de la soberanía alimentaria, a pesar que en África hay unos movimientos de resistencia campesina también muy importantes, con lo que  supongo serán más adelante los más importantes.  Pero ahora, el centro del debate, de las apuestas de soberanía alimentaria están aquí, donde  nace vía campesina de la mano de muchas organizaciones de la Confederación Latinoamericana de Organizaciones Campesinas, como el “Movimiento sin tierra de Brasil”  y otras organizaciones que tienen que ver con  el mundo de la investigación desarrollando una crítica a la revolución verde, porque no satisface a nadie, no da alimentos de calidad y expulsa a la gente del campo.  Entonces América Latina está haciendo un importante debate sobre las prácticas de soberanía alimentaria, como digo, a nivel de organizaciones sociales y campesinas, MAELA, CLOC, Vía Campesina tiene propuestas de políticas públicas muy importantes, de las que destacaría programas de reforma agraria real en Cuba, la única existente en América Latina, programas de acompañamiento técnico fuerte en agronomía en el caso de Venezuela, planteamientos también desde la educación popular y  con movimientos indígenas en Bolivia y en Ecuador y la agricultura urbana en Argentina, aquí hay una serie de experiencias que están sirviendo de reflexión para el resto del mundo.

 

P: ¿Cómo la comunidad en general podría aportar a este proyecto desde la cotidianidad?

AC: Todos somos actores sociales del sistema agroalimentario,  sino producimos, consumimos y generamos residuos, entonces cualquiera sea el papel que tengamos de producción, distribución, consumo o generación de residuos, podemos intervenir bien a favor de un sistema agroalimentario global dependiente de grandes transnacionales, que generan muchos residuos con alimentos que vienen de lejos, o bien, por el contrario consumiendo y produciendo alimentos basados en una dieta más local, respetuoso con el medio ambiente, es decir, alimentos orgánicos, ecológicos, potenciando en Colombia y otros países, sistemas agroalimentarios locales, compra directa a campesinos, indígenas, y comunidades del medio rural, tratando al máximo de reducir impactos ambientales; eliminando la “mano negra”  que es contaminante y bastante negativa en términos de derechos humanos para la población rural, de las transnacionales, del sector agroalimentario, y estoy hablando de las grandes cadenas de distribución, que lo que hacen es quitar poder al campesino, negociar directamente con las transnacionales, traer alimentos que son tóxicos porque son nocivos que expulsan a la gente del campo y que a nosotros tampoco nos dan salud y al país, no le dan bienestar.