GUERRA AVISADA NO MATA SOLDADO
Hablando del conflicto que padece la Universidad Tecnológica de Pereira, y que gracias a la acción de los medios es de dominio nacional, me parece apropiado hacer algunos comentarios al respecto.
Sea lo primero reconocer, que pese a la envoltura de conflicto local que tiene en apariencia, está inscrito en los esfuerzos que adelantan algunos sectores de izquierda y radicales por movilizar el país por cuenta de la Educación Superior. Se percibe un empeño sistemático para propiciar un nuevo escenario de confrontación, que se publicita como necesario, para impulsar la definición de un nuevo marco normativo para la Educación Superior.
La verdad es que sí se necesita actualizar y mejorar sustancialmente la legislación que rige la Educación Superior en Colombia, aunque los ritmos, modos y tiempos para hacerlo requieren aún desarrollo y debate. Todo el sector se ha venido alineando más que en una nueva ley, en la construcción participativa de una política pública para la Educación Superior que la sustente. Es así como todos los actores han convergido en entregarle la posta al Consejo de Educación Superior, CESU, quien ha venido recogiendo toda la deliberación y proyecta tenerla lista para presentarla a la comunidad académica a fines de año y al país a comienzos del año entrante. Creo que hay conciencia Nacional en que debemos producir grandes transformaciones en materia educativa.
El Sistema Universitario Estatal ha hecho su parte con el estudio del financiamiento adecuado para las Universidades públicas, insumo que hace parte de todo el proceso deliberativo. Sin embargo somos conscientes de que tenemos aún mucho que arreglar por dentro, en términos del uso eficiente de los recursos. No podríamos con justicia perpetuar lo presente como lo requerido para construir el futuro.
Una mal entendida concepción de la urgencia, puede llevar a los dirigentes de los sectores radicales a esfuerzos heroicos, con indudable perjuicio para los estudiantes y las propias Universidades. Las invocaciones a que resistan que ya viene la ola, son francamente irresponsables.
Parece ser que se están estimulando conflictos locales, en temas de la elección de los gobiernos Universitarios y en temas de Bienestar, como detonantes que coadyuven a la movilización nacional. Están en su derecho, pero quienes tenemos la experiencia en estos avatares, también tenemos el derecho a advertir que están jugando con candela.
Es falso que no haya consecuencias cuando se apela a los paros indefinidos como mecanismos de lucha, siempre los estudiantes y la sociedad pagan al final los platos rotos. No pueden hacerse la ilusión de que las Universidades van a prestarse como en el 2011 a terminar de cualquier manera los programas para conjurar el conflicto.
Me refiero a reducir los contenidos, a eliminar evaluaciones, a aceptar trabajos en subsidio, a forzar reconocimientos de espacios virtuales no reglamentarios o a decretar amnistías. Hemos hablado con algunos rectores y bajo cualquier circunstancia vamos a preservar la calidad; la misma que todos pregonamos defender. No vamos a defenestrar la calidad por motivos políticos. Que quede claro.
Hago estas manifestaciones para no dejar sin respuesta algunas aseveraciones que circulan impunemente en el sentido de que los semestres no se pierden. Más grave aun cuando algunos docentes, que si saben las consecuencias, arrojan combustible a la hoguera induciendo los jóvenes a buscar imposibles, aprovechando la falta de información de los mismos. Arriesgar de cuenta de otros tiene un halo de perversidad.
Es tiempo de rectificar, hay mucho por ganar; pero también hay mucho por perder. Guerra avisada no mata soldado.
Luis Enrique Arango Jiménez
Presidente del Sistema Universitario Estatal SUE