Del Informe Sábato al Informe sobre Ciegos: el Arte como Conciencia de la Desolación[1]

Por:William Marín

Profesor de Literatura,

 Licenciatura en Español y Literatura

UTP 

Se pretende con estas reflexiones orientar al lector de una manera crítica en torno a la personalidad de Ernesto Sábato, escritor de ficciones, ensayista, pintor y hombre público, quien presidió en el periodo del gobierno de Raúl Alfonsín la Comisión  de la Verdad, creada el 15 de diciembre de 1983 para investigar los crímenes cometidos en la época de la dictadura militar.

Nuestras argumentaciones  sobre el Informe Sábato y el Informe sobre ciegos ponen de manifiesto que ante la insistencia del mal el arte funda un puente de comunicación y solidaridad entre los hombres.  De ahí entonces que consideremos en esta mirada la dimensión política del arte como forma de reparación de la conciencia y liberación del ser frente a las turbulencias de nuestra sociedad, una sociedad latinoamericana en donde las palabras desaparecidos y tortura adquieren un sentido político, palabras que definen a su vez los contornos de un nuevo Leviatán.   

Surge en nuestra reflexión la figura de un Ernesto Sábato humanista, en sus ensayos y en sus novelas, quien cree en la democracia como sistema político en donde es posible que la criatura humana logre desarrollar sus potencialidades creadoras y adquiera la categoría de persona.  Con el informe Nunca Más o Informe Sábato, se cristalizan en 50.000 páginas la denuncia que de la condición humana hiciera el creador de ficciones en su Informe sobre ciegos.  En sendos informes se nos revela la exploración que hace el artista del problema del mal -que se constituye en el gran proyecto ético y estético del artista como vidente en la perspectiva de la búsqueda de la identidad del hombre argentino-, y de allí surge un Sábato político y esteta que logra definir muy bien su esencia como artista y como hombre de acción.  

La hipótesis de trabajo que anima las siguientes reflexiones, se funda en una mirada crítica sobre el tema del mal como aspecto constitutivo de la condición humana.  Pensadores y artistas de todos los tiempos han recreado en sus obras esta fundamental reflexión sobre el mal en la naturaleza humana.  Escritores como Dante, Shakespeare, Baudelaire, Dostoievski, Poe, Camus, por citar solo algunos nombres de la literatura universal, nos han entregado a través de su genio la más desgarradora visión sobre lo humano.  En esta perspectiva, encontramos a un Ernesto Sábato quien reflexiona en su obra sobre la condición humana de nuestro tiempo, un artista que proyecta su fuerza interpretativa del mundo en personajes como Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne y en Fernando Vidal Olmos, el escritor que investiga el mundo subterráneo de los ciegos, y quien deja su testimonio en un Informe sobre ciegos que Sábato integrará a su novela Sobre héroes y tumbas (1990).  El Informe sobre ciegos es una investigación sobre el alma humana en el mundo del subsuelo (lo que lleva a recordar El hombre del subsuelo (1983) de Dostoievski, novela también conocida como Memorias del subsuelo).  Por ello en el informe Nunca más (1987) –cuyo prólogo curiosamente en las últimas ediciones ya no lleva el nombre del afamado escritor argentino- el intelectual asume el mismo compromiso de Fernando Vidal Olmos, al dirigir una investigación sobre los crímenes cometidos en la época de la dictadura militar anterior al periodo presidencial de Raúl Alfonsín.

Observamos entonces, en estos dos documentos entre la ficción y la realidad histórica, el compromiso ético del escritor con su tiempo.



[1] Ponencia presentada en el marco del XV Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana: “Memoria, Justicia y Utopía. Diálogos filosóficos e interdisciplinarios”, convocado por la Universidad Santo Tomás en la ciudad de Bogotá los días 2 al 5 de julio de 2013.