Hasta el pasado 28 de febrero laboró en el Icetex la Dra. Martha Lucía Villegas Botero, después de 10 años y medio de una fructífera labor, reconocida por propios y extraños. Una nueva persona fue o será nombrada en cuestión de horas por el Presidente de la República, después de una renuncia anunciada desde el año anterior, y que obedece a los inevitables, y a veces indeseables ajustes de nuestro sistema político.
El Icetex, es una institución modelo en el mundo en su género, como acaba de reconocerlo el informe entregado al Gobierno Nacional por la comisión de expertos de la OCDE y el Banco Mundial sobre educación Superior.
En mi calidad de miembro de la Junta Directiva del Icetex, como representante de los rectores de las Universidades del Estado, he conocido de manera directa la transformación que ha tenido este organismo, después de la reforma legal que sufrió en el año 2005, liderada por la funcionaria saliente, para convertirse en una entidad autónoma, de naturaleza especial, vigilada por la súper financiera.
Hay que recordar lo que era Icetex antes de la transformación; una entidad quebrada, paquidérmica, con una cartera impagable, con créditos que llegaron a tener tasas de interés del 28% anual. Para el imaginario social, el Icetex era sinónimo de ruina y entrampamiento.
Nada que ver con lo que es hoy: Una entidad moderna, en lo tecnológico y en lo administrativo, reconfigurada y adelgazada para ser eficiente, que atiende todos sus procesos en línea. Con sus programas de crédito focalizados en los sectores de menores ingresos, con codeudores sin garantías reales, con tasa de interés cero en los créditos para los estratos 1,2 y 3, con subsidios semestrales para sostenimiento a quienes sean objetó de los mismos de acuerdo al Sisben, y con condonaciones parciales para quienes logren finalizar estudios. Una entidad con una demanda creciente de solicitudes de crédito y con indicadores sociales incontrastables.
Naturalmente, que una entidad con estas características debe ser subsidiada por el Estado, otorgando recursos para compensar el costo del dinero, para asumir los subsidios y los riesgos de los créditos, en aquellos casos donde sea necesario. Y así ha sido hasta ahora.
El Gobierno anterior lo fondeo con un capital semilla a través un crédito de 200 millones de dólares, asumido por el propio Gobierno, y posteriormente el Icetex contrato a su cargo, un nuevo crédito con el Banco Mundial por 500 millones de dólares, con garantía de la nación, y de los cuales sólo se han usado 300 millones, para garantizar la operación de los créditos ACCES de largo plazo.
En la última junta fuimos informados de un análisis efectuado sobre la mejor forma de obtener recursos para financiamiento, a partir de un comparativo con todas posibilidades, existentes en el mercado. Definitivamente en el caso de largo plazo, las condiciones del crédito obtenido con el Banco Mundial son imbatibles: 22.5 años de plazo, y tasa de interés equivalente a 1.2% anual en dólares. Hago esta aclaración porque en el debate político, a veces se objeta el financiamiento de origen internacional como indebido.
Los créditos del Icetex se han vuelto un instrumento para facilitar el acceso de jóvenes pobres, sobre todo a las ÍES privadas. Algunas Universidades, alcanzan a tener el 20% de su matrícula financiada por el Icetex.
Antes que debilitar el Icetex, hay que fortalecerlo, pero con la precaución de entender que todo avance en las metas de mayor cobertura implican mayores aportes por parte del Estado. Es una entidad muy sensible, que trabaja en los bordes de la sostenibilidad.
Agradecimientos a la Dra. Martha Lucía Villegas Botero, y mucha suerte en los caminos que emprenda.
Luis Enrique Arango Jiménez
Archivo adjunto: Columna Relevo en el Icetex