Sin pretensiones de experto y más como un ciudadano del común, que se informa a través de los medios,  hoy me  referiré al  fallo de la Corte Internacional de Justicia a  los reclamos de soberanía sobre las Islas  de San Andrés  y  la plataforma marina  y submarina adyacentes.   Sea lo primero afirmar, coincidiendo con los Decanos de las facultades de derecho de las Universidades  Nacional, Rosario y Externado, la conveniencia de acatar el  fallo.  Otra cosa,  es que se interpongan los mismos recursos que la juridicidad de esa corte Internacional posea   y  naturalmente si igualmente conviene.

 

Desacatar el fallo implicaría ejercer la soberanía de hecho, decidiendo por encarar un conflicto internacional con Nicaragua, con muy pocos amigos en el concierto Internacional que cierren filas a nuestro lado.  Naturalmente que hay márgenes para convenir con Nicaragua  los términos de esta transferencia de soberanía , sobre todo porque el fallo, según lo que conocemos,  preserva el derecho al tránsito y  al beneficio de la pesca para los San Andresanos.  Mientras esto no este claro, naturalmente debemos mantener la soberanía .

 

Hasta cuándo?. Hasta qué encontremos soluciones satisfactorias .

 

No  podemos ignorar el exceso de confianza precedente al fallo que albergaban los negociadores  colombianos  y  los mismos medios de comunicación; basta leer las entrevistas y  la  informaciones precedentes; no se sabe hasta donde inducidas por los primeros o manipuladas por los segundos, que entre otras cosas están pasados de sufrir un juicio de responsabilidades por todo el daño que están haciendo, no solo en este caso, hablo en general. Para  el caso concreto ,   basta recordar el aguacero de críticas que le cayeron a la señora Canciller, Maria Angelica  Holguin , cuando se atrevió a insinuar que los fallos de la Corte Internacional de Justicia solían ser salomónicos ; me atrevo a pensar que si lo dijo alguna duda  albergaba. 

 

Aquí la equivocación fue general, quizás en ese momento hubiera tenido algún sentido patear el tablero, ahora después del fallo, quedamos francamente sin salidas. Fue tanto el alboroto que  provocaron las afirmaciones de la Ministra de Relaciones Exteriores, que la hicieron retractar. Lo único admisible  era  abordar el carrusel del optimismo desbordado.

 

Que gran equivocación la de nuestros políticos criollos cuando acuden al fácil expediente de  buscar los culpables; con la fácil ecuación del todos menos yo. Insinuar que la falla estuvo en no haber denunciado, o desconocido el fallo de 2007, que acepta la jurisdicción de la corte para dirimir el litigio. Claro que eso se puede decir y de ahí para atras se puede decir que todo fue un error, como cuando se pierde un partido de football. Menos espejo retrovisor y más mirada prospectiva es lo que se requiere.

 

Lo que sí es razonable, conocida la forma de razonar de la corte, es retirarnos cuanto antes del alcance de ese tribunal; los nuevos elementos que se deslizaron en la sustentación del fallo , si no he entendido mal, como el de la justicia alimentaria, anuncian peligrosas hipótesis, que  pudiendo hacer doctrina, impliquen nuevas reclamaciones, que no tenemos porque auspiciar. Creo que el retiro del país de la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, es una urgencia nacional.

 

Ahora si es fácil entender porqué los Estados Unidos no aceptan esa jurisdicción y los fallos no los tocan.   Como les parece Guantánamo por ejemplo?

 

Luis Enrique Arango Jiménez

Rector Universidad Tecnológica de Pereira

Presidente Sistema Universitario Estatal SUE