Sin ninguna duda la crisis educativa del sistema Universitario Chileno tuvo su detonante en el programa de crédito educativo con aval del  estado (CAE), instaurado en el año 2006,  con mediación de los bancos, para financiar las matriculas, sobre todo de las  Universidades privadas. Las características de este crédito configuraron deudas gravosas  para los estudiantes y sus familias, particularmente de la clase media, que  terminaron por hacerlo  odioso e inaceptable.  Ello se vio reflejado en el apoyo que la sociedad  Chilena  le dio a las protestas estudiantiles y en el bajonazo  en los índices de aceptación al Presidente Piñera en las encuestas.

La semana anterior el Gobierno Chileno anunció la decisión de llevar al Congreso un proyecto de ley  que cambia de tajo el panorama de los créditos, con las siguientes variantes:

·         Salen los bancos y se creará una Institución especializada, semejante al Icetex de Colombia que administrará y gestionará los créditos y las becas de manera centralizada.

·         Se disminuye la tasa de interés del 6% al 2%, durante los estudios y durante la amortización.

·         Se disminuye el plazo de pago de 20 a 15 años

·         Se recauda a través del sistema de Impuestos y/o la seguridad social.

·         Las cuotas no comprometerán más allá del 10% de los ingresos de los egresados y serán contingentes al ingreso: si no hay ingreso no hay pago.

·         El saldo que exista al cabo del vencimiento del plazo será condonado.

Es innegable que el modelo de crédito CAE colapsó; el haber dejado en los bancos la operación  y sin criterios de subsidio  fue una desacertada decisión.

A diferencia Colombia  maneja un sistema de crédito subsidiado que ha venido ajustándose para lograr hacerse sostenible y viable para los deudores.  Si comparamos los dos sistemas, a excepción de la tasa de interés, durante la amortización, superamos la propuesta del Gobierno Chileno.  Nuestra tasa de interés, descontando la corrección monetaria, es cero durante los estudios, pero en la etapa de amortización es de 4% y 8% dependiendo del estrato social y del tipo de formación. Más favorable para la formación Técnica y Tecnológica.

Con relación a la tasa de interés a cobrar, la voluntad de la Junta Directiva del Icetex, es disminuirla ostensiblemente, sin descartar llevarla hasta cero. Naturalmente que ello implicaría un mayor subsidio por parte del Estado, que haga realidad una sentida aspiración: que el costo del dinero sea asumido por el  Estado y que el deudor devuelva solo el capital, siempre y cuando logre emplearse dignamente.

Está por verse la reacción del estudiantado Chileno que reclama la gratuidad; una consigna muy atractiva pero que está supeditada a las realidades financieras del Estado.  A propósito el Gobierno Chileno ha anunciado igualmente una reforma tributaria para recaudar recursos adicionales  solo para la Educación.

 

Luis Enrique Arango Jiménez