A propósito de un anónimo

Me ha hecho llegar el profesor Carlos Alfonso Victoria una nota que ha venido circulando en la Universidad Tecnológica en donde se enjuicia a dicho profesor, lo mismo que al docente Luis Llamosa. El problema, desde mi punto de vista, no es lo que dice, sino el hecho de que no tiene firma alguna, es decir, es un anónimo con todas las características intimidatorias por la labor que han venido desarrollando estos dos docentes, acompañados de la Asociación Sindical de Profesores de la UTP. Y dicha labor se ha centrado en una campaña tendiente a realizar un plebiscito con el fin de establecer si la comunidad universitaria está de acuerdo con los procedimientos utilizados por el Consejo Superior para reelegir al actual Rector de la Universidad, el ingeniero Luis Enrique Arango J. 


El plebiscito fue convocado y una minoría de profesores y estudiantes votaron en contra del procedimiento y por el no estar de acuerdo con la reelección del actual Rector. Se desata entonces la lluvia de interpretaciones por los resultados en donde una abrumadora mayoría de los votantes se declaran en contra del proceso de reelección, toda vez que de una población de 17.000 docentes y estudiantes, sólo concurrieron menos de cinco mil a las urnas.  


Quienes respaldan a la actual administración consideran que el número de sufragantes tan bajo lo que indica es que la mayoría está de acuerdo con la continuación de Luis Enrique Arango en la Rectoría. Esa argumentación es válida, pero también otra que planteara que la enorme abstención obedeció al desinterés sobre el tema o porque consideraban que no valía la pena dar el respaldo a la gestión del Rector. Y todo ello se puede hacer, simplemente porque son conjeturas.
Pero quiero sentar mi posición en cuanto al documento anónimo, porque me parece grave que en una Universidad no se puedan ventilar de una manera abierta y con nombre propio los problemas que hay en la institución y se tenga que acudir ese tipo de medios para atacar al contradictor. 


Conociendo de tiempo atrás a Luis Enrique Arango, tengo la seguridad que de ninguna manera ha avalado este tipo de documentos clandestinos. Pero sí resulta ilustrativo que en dicho documento se de cuenta de una situación muy particular vivida por el profesor Carlos Alfonso Victoria con la Vicerrectoría Académica. De manera que este resulta una buena pista para saber desde dónde se están produciendo estos documentos.


Finalmente, estoy convencido que Luis Enrique Arango ha desarrollado una gran gestión al frente de la Rectoría, a no dudarlo. Pero también es innegable que modificar los estatutos de la Universidad para una nueva reelección, tiene un sabor uribista con el cual nunca he comulgado. Es hora, creo yo, que nuevos aires, nuevas miradas hagan presencia en la dirección de la Universidad. El doctor Uribe se fue, y el mundo no se acabó. 


Finalmente: dice el anónimo que hace doce años no existían los estímulos para que los profesores por contrato especial gozaran de estímulos para estudiar. Eso es cierto, lo que ocurre es que hace doce años la inmensa mayoría de los profesores éramos de tiempo completo y de dedicación exclusiva y a esa mayoría era a la que iban canalizados los recursos para el perfeccionamiento. Ahora la situación es a la inversa: una inmensa mayoría de docentes con contratos transitorios. Así, es lógico, nadie asiste a una reunión del Sindicato de Profesores.