Como lo afirmé en la columna anterior,  era previsible que el Gobierno satisficiera las condiciones de la Mesa Amplia  Nacional Estudiantil MANE  para lograr que esta cambiara su posición con relación al paro indefinido; decidieron irse por la suspensión del paro y no por el levantamiento y además dejaron en las Asambleas de cada Universidad el momento de hacerlo. 

Hay que entender que esta fue una fórmula que trató de ser salomónica  frente a la falta de unidad que reinó en la reunión de la MANE; muchos consideraban que había que mantener el paro hasta que se contara con un documento construido de propuesta de reforma.  Así mismo hubo quejas de falta de representatividad de las regiones tanto en la mesa directiva como en las decisiones.

Es explicable la dificultad de tener formas organizativas y decisiones  que satisfagan a todos, en medio de asambleas tan numerosas, que además habían funcionado siempre por consensos.

El resultado de estos desencuentros ha sido una gran vacilación a la hora de suspender los paros en las Universidades; la ocurrencia de Asambleas que no alcanzan a tomar decisiones  y deben continuar en los días siguientes ha sido la característica, lo que en el fondo equivale a continuar con el paro. Por lo menos siete Universidades acusan esta situación.

Otro elemento que enrarece el ambiente  es la existencia de sectores estudiantiles que no desean retomar las clases y prefieren hacerlo el otro año, o en  todo caso, sin  hacer un gran esfuerzo en lo que queda del año. Discuten los calendarios para hacerlos menos exigentes en cuanto a prolongación sobre el mes de diciembre. Se visibilizan además en las redes sociales estudiantes que afirman haber conseguido empleo y que preferirían regresar el año entrante.

En el caso de la Universidad Tecnológica de Pereira  podría ser un poco diferente; en Asamblea de estudiantes acaecida el pasado miércoles se establecieron dos condiciones; desmilitarizar la Universidad   y  resolver un calendario para salvar el semestre  con garantías: ambas condiciones fueron atendidas; el mismo miércoles en la noche se retiró la policía del Campus  y al día siguiente, jueves, se  aprobó por unanimidad en el Consejo Académico,  un calendario propuesto por las representaciones  estudiantiles  y profesorales que le apunta a ofrecer el 100% de los contenidos en términos de calidad; así mismo oportunidades de cancelación de asignaturas y del mismo semestre hasta el último día.

El nuevo calendario abandona  la alternativa de un semestre compacto para comienzos del año entrante,  que complementara lo faltante a raíz del paro,  y le ofrece a los estudiantes que  reingresen un calendario que tiene dos tramos, así: del 21 de noviembre, fecha de reinicio, hasta el 22 de diciembre  y luego el año entrante desde el 16 de enero hasta el 10 de marzo. Para este último día deben estar las notas reportadas y digitadas en el sistema de información. Habrá una moratoria en cuanto a exámenes durante las primeras  semanas.

Esta solución si bien atiende las propuestas de la representación de los estudiantes en el Consejo Académico,  será sometida  a una Asamblea general de estudiantes el día lunes 21, día anterior a la publicación de esta columna. Espero que sea  avalada y la normalización de actividades sea un hecho, no obstante abrigo mis temores por lo  que he explicado en los párrafos precedentes.

De no lograrse el objetivo de retomar las clases sería muy grave sobre todo para la situación de los docentes catedráticos y transitorios, muchos de los cuales han sufrido lesión en sus ingresos habituales, fruto  del paro, y de la encrucijada legal  que no permite remunerarlos. También me preocupa la enorme deserción  que provoca una pausa en los estudios tan prolongada, no se puede olvidar que ya entramos en la novena semana de paro.

Es bueno aclarar:  los  estudiantes que continuaron en clases durante el paro,  terminarán sus cursos con una fecha límite del 22 de diciembre.

Sigo pensando que tenemos una gran oportunidad de construir entre todos una muy buena  ley para la Educación Superior en Colombia, que defienda lo público, y  le dé sostenibilidad.

 

Luis Enrique Arango

 

Información disponible en: La Tarde